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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

FERNANDO LUGO. UN PRESIDENTE MÁS REPRODUCTIVO QUE PRODUCTIVO.

Esquiva el análisis de ADN por si acaso

  • Chester Swann


Siguen apareciendo, como conejos de la galera de Nizugan, mujeres que atribuyen la paternidad de sus hijos al actual presidente,  La cosa no pasaría a mayores en un país machista y patriarcal como éste, si no fuera por la anterior y actual investidura del un ungido y consagrado pastor, que según parece volcaba sus afanes a ovejitas negras.  Pero un partido punzó que conoció la llanura a causa del arriba mencionado no desperdicia ocasión de ponerlo en la picota, pese a que su fundador fue, entre 1872 a 1904 el Primer Semental de la nación.  Caballero tuvo más de 77 hijos reconocidos y no se sabe cuántos extras más por ahí.

Claro que éste no era obispo, sino avispado y no hizo votos de celibato perpetuo como el que nos ocupa.  De todos modos, el cotilleo está alcanzando fama internacional y los inocentes niños también están en la mira de periodistas y abogados de toda laya, como mercadería escabrosa del vulgo.  Y esto sí, es reprobable.  Por otra parte, las tareas gubernativas, ahora —tras largos periplos equivalentes a cinco veces la vuelta al mundo— se reducen a hurtar el trasero a las jeringas judiciales en demandas por paternidad.

Sería aceptable que el Vaticano libere a sus tonsurados del celibato obligatorio, contrario a las leyes naturales e incluso a las divinas de: “creced y multiplicáos”.  Y esto debería aplicarse también a las religiosas para que puedan tener familia a tiempo parcial y todos contentos.  Incluso deberían haber sacerdotisas y obispas sin discriminación, que la moral no pasa por las partes húmedas, según dice el señor Perogrullo.

Ya es hora de derogar anacrónicas tradiciones que no han llevado precisamente a moralizar a una iglesia de dos milenios y con más pecadores que santos en su nutrido panteón.  El reciente escándalo se debe más al quebrado celibato (¡Es que la carne, Señor, es débil!) que a otra cosa y muchas voces interesadas insisten en seguir llamándolo “monseñor”, pese a su renuncia.

Eso sí, los detractores de la primera hora deben estar bailando en una pata (¿Viste? ¡Te dije luego…!), como Livieres plano, Luli Andrada y Antonini, que de seguro seguirán echando leña al fuego y haciéndose la señal de la cruz.  Pero  también ellos, en su momento callaron las aventuras de muchos tonsurados conocidos que también tuvieron sus cosillas y, justamente los que ahora alegan no tener techos de vidrio desaprovecharon su oportunidad de lapidar en su momento.  Ahora sólo quieren hacer el ¡ecce homo! a un hombre, equivocado quizá, pero no culpable de corrupción como sus antecesores.


Carta ciudadana desde el Paraguay     (154)

Luque, 21 de abril de 2009

*   Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico paraguayo… entre otras cosillas.

11 comentarios

Por Silvio Díaz -

LAS MUJERES DEL PRESIDENTE

El programa "Aquí y Ahora", emitido la noche del martes pasado por Univisión -el canal hispano líder en los Estados Unidos, hizo un informe especial sobre el escándalo de paternidad en el que se vio envuelto recientemente el presidente Fernando Lugo.

El material, que en su primer bloque se denomino "Las mujeres del obispo", tuvo como reportera a Maria Luisa Martínez, la corresponsal de Univisión en Perú, quien con su equipo de productores y camarógrafos viajo especialmente al Paraguay para este informe.



Benigna Leguizamón, la mujer del Alto Paraná que asegura que su hijo Lucas Fernando nació de su relación amorosa con el ex obispo, fue la primera en ser entrevistada. Las imágenes la mostraron raída y en una precaria vivienda, donde se los ve jugando al niño en cuestión junto con sus otros hermanos.



Benigna dijo que Lugo le ofreció trabajo, casa y que en su momento la lleno de "regalitos". "Hasta le hizo operar de cataratas a mi abuela", sostuvo. La periodista le pregunto detalles de sus intimidades con el presidente, a lo que ella se negó a responder, aunque bien aclaro que al comienzo ella mantuvo esas relaciones por pura necesidad. "Después comencé a sentir algo por él".



En un momento de la entrevista, Benigna rompió en llantos y se refirió a las amenazas de la que fue victima por parte de Lugo si todo este escándalo salía a la luz publica. También el abogado Seang Je Park brindo declaraciones relacionadas a las pruebas de ADN.



Asimismo, la segunda entrevistada fue Damiana Hortensia Morán Amarilla, la tercera mujer que asegura tener un hijo del actual jefe de Estado paraguayo. Ella indico que "todo" sucedió durante la campaña presidencial, una vez que Lugo tiro la sotana, y que "era muy buen amante, me sentía muy bien con el". Además de que sintió un poco de celos al saber que Lugo mantuvo relaciones casi al mismo tiempo con otras mujeres.

Bajo el titulo de "Pecado o delito", en su segundo bloque "Aquí y Ahora" entrevisto a Mina Feliciangeli, Pompeyo Lugo -el político colorado hermano del presidente-, y a Lilian Samaniego, la senadora y titular de la ANR.



Mientras Mina y Lilian lo crucificaron al mejor estilo de "La pasión de Cristo", su hermano salio a defenderlo a capa y espada.



"Es un promiscuo, mentiroso e irresponsable. A lo mejor es un enajenado mental, porque solo así se entiende que (Lugo) haya creído que todo esto no se iba a saber nunca", sostuvo Mina en una parte de la entrevista.



Por su parte, Samaniego hablo de la falta de ética y moral del presidente, dejando entrever al mismo tiempo que un juicio político seria una opción valida para todo este lío, con el que, supuestamente, el pueblo fue engañado y burlado.

El monseñor Rogelio Livieres también aparece en pantalla, asegurando que la Iglesia sabia de todo es asunto desde hace muchísimo tiempo, pero que las mas altas autoridades eclesiásticas solo mantuvieron un "silencio cómplice".



Pero las declaraciones imperdibles sin duda alguna fueron las de Pompeyo, ya que tanto en aspecto como en tono se asemejo bastante al charro Vicente Fernández. Y en cuanto al machismo, mejor ni hablar. "Para una campesina paraguaya mantener relaciones con alguien de la Iglesia, con un monseñor en este caso, tiene que ser un gran privilegio, un honor", aseguro.



Pero el hermano de Lugo remato con algo fuera de serie: "Fernando Lugo es uno de los solteros mas codiciados de América Latina. Hagan nomás una encuesta y verán".



No es necesario agregar que luego de escuchar todas esas declaraciones las sonrisas de las presentadoras, Maria Elena Salinas y Teresa Rodríguez, le habrá causado un poco de vergüenza ajena a más de un paraguayo que estaba viendo el programa en ese momento. Sin duda alguna, todo un bochorno.



http://www.elmiradorparaguayo.com/tk2/index.php

Anónimo -

OPERACIÓN LUGO

Por Rocco Carbone *

Rodríguez de Francia, Carlos Antonio López, Francisco Solano López, Stroessner: Implican una dictadura que ocupó la mitad de la existencia del Paraguay como unidad política independiente. Si a esos personajes se agrega la Guerra contra la Triple Alianza, la del Chaco y seis décadas de hegemonía colorada, aparece la palabra tragedia. Y esto heredó Lugo en 2008. Lugo: ex obispo que en los ‘70 fue misionero en la provincia andina de Bolívar (Ecuador), donde comenzó a interesarse por la Teología de la Liberación. A Paraguay volvió en el ‘82 y, en el ‘94, en calidad de obispo, fue asignado a la diócesis de San Pedro, en la que apoyó a los campesinos sin tierra.

Marzo de 2006 es el momento de su primera acción política: convocó a 40 mil personas que se manifestaron en contra de la violación constitucional de Duarte Frutos, jefe de Estado y presidente del Partido Colorado. A partir de ese momento, arraigó la idea de que era posible anexar fuerzas políticas heterogéneas con vistas a desplazar al coloradismo. Así, se puso en marcha la Concertación Nacional y el 25 de diciembre Lugo decidió postularse a las elecciones generales del año pasado.



Con su aparición en el escenario político paraguayo se formuló la negación de una praxis de gestión gubernamental de carácter tradicional, que consistía en la ausencia de una visión de país. Y esto se dio en un contexto particular, en el que distintos países de América latina implementaban cambios más o menos radicales en la manera de pensar y hacer política (procesos que siguen hoy en pie). Con el surgimiento de nuevos actores: líderes provenientes ya no de las elites políticas sino pertenecientes, en algunas ocasiones, a los de abajo; nuevos liderazgos, marginales respecto de los partidos tradicionales, nuevos partidos, junto con un protagonismo de las masas populares históricamente relegadas que pugnan por adquirir un rol en el debate político regional. Concreto: Bolivia, pero también otros países latinoamericanos, con matices.



La emergencia politizada del ex obispo es resultado del malestar por parte del electorado en una nación gobernada por los Yvy jara: un partido burocrático que se enquistó en el poder a lo largo de seis décadas, incrementando la pobreza, con administración fraudulenta y corrupción generalizada. En este contexto, la candidatura de Lugo fue sostenida por agrupaciones progresistas, que comprenden (federaciones de) sindicatos y movimientos sociales organizados sobre todo entre el campesinado, salvo las dos federaciones campesinas más representativas: la Nacional Campesina y la Mesa Coordinadora de Organizaciones Campesinas, de izquierda. La figura del ex obispo, entonces, hizo posible la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), nacida a fines de 2007, y abrió la perspectiva de un cambio en tiempos de reencuentro en Nuestra América. Esa misma Alianza, sin embargo, se funda sobre una base ideológica peligrosa, por las negociaciones que supone y las deudas políticas que puede adosarle a Lugo. En ella confluyen fuerzas de derecha, de centro y de izquierda, con distintos matices, que encuentran un punto de contacto en el líder. APC, entonces, plataforma contradictoria que a lo largo de este año obligó a Lugo –quizá como estrategia de supervivencia– a no definirse públicamente en materia ideológica.



Paraguay 2009. Lo que se está llevando a cabo hoy presenta todas las características de una operación que pretende afectar la gobernabilidad de Lugo al cumplir un año de mandato. Atacar su autoridad moral para que ésta pierda vigencia. Y que, al perderla en ese ámbito, pueda ser trasladada al espectro político. Plantear que Lugo como obispo era moralmente despreciable, cuando en realidad se lo creía intachable (reconocido además por su posición progresista en una zona socialmente conflictiva en la que brindó apoyo al campesinado expulsado por las corporaciones del agronegocio), lo vuelve poco creíble en ese terreno político ganado haciendo un musculoso hincapié en su rectitud. En paralaje: con esa operación –armada a partir de una combinación de sexo, hijos a rolete, cantidad de jovencitas abusadas, machismo– se quiere impactar sobre el sector medio y medio-bajo urbano del país, más la feligresía católica biempensante. Franja que contestó a la convocatoria luguista y que se define por su banalidad (humus para el sensacionalismo), apatía y conservadurismo políticos.



A manera de hipótesis, habría que verificar en qué esferas de la estructura económica, política, social o jurídico-institucional Lugo alteró los equilibrios –que se concretan en privilegios y mecanismos instalados de acumulación de riqueza– de los tradicionales Yvy jara: la Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado, al cual se suman las ambiciones del Partido Liberal Radical Auténtico que puede volver a aspirar al poder tras 70 largos años vía Federico Franco, el vicepresidente. Detentores del poder a los que se suman sus allegados: la oligarquía vacuna, terrateniente y exportadora, el empresariado corrupto de ascendencia colorado-stronista, los narcos y sus correlatos (policía, ejército, aparato judicial, altos niveles del gobierno), hasta recalar en las transnacionales, una de las caras de la Embajada de EE.UU. en Asunción. En definitiva, “a mayor heterodoxia, mayor riesgo de sanción”.



* Ensayista, profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento.



http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-124144-2009-04-30.html

Anónimo -

LA PATERNIDAD DE LUGO: UNA HISTORIA DE ESPERMAS, POLÍTICA Y CULTURA


Aristides Ortiz

Un cóctel de sexo, política, cultura y fiesta mediática vive el país con las andanzas hecha pública del ex Obispo y presidente Fernando Lugo. Las derechas pescan en el turbulento río revuelto. La mayoría de las izquierdas callan por su condición de aliados al gobierno. Y el pueblo que ríe, y hasta defiende, a un presidente «Toro».



Ña Mercedes tiene 75 años, es oriunda de la ciudad de Itá. Nació «sin padre», pero tuvo una madre que cumplió con fortaleza ese rol ausente. A los 13 años quedó huérfana, y tuvo que migrar a Asunción. Trabajó de empleada doméstica en muchas casas, hasta que uno de sus hermanas mayores, al notar que era explotada, la llevó a trabajar al Mercado 4. Es madre de seis hijos; de estos, la única mujer también nació «sin padre».



«Pero mba’epiko la upeare ojeplagueaiterei hikuaii!. Ymaiterei guiveningo ooiko upeva…Campaña peko ymaguive la pa’i ita’yra heta!», comenta, entre sorprendida y molesta, Ña Mercedes. Y declara ser «luguista leal».



Las opiniones de esta septuagenaria reflejan la compleja y contradictoria cultura en la que el ex obispo Fernando Lugo, hoy presidente de la República, vivió sus andanzas sexuales y amorosas desde su juventud religiosa hasta, aparentemente, estos días. Algunas de estas andanzas explotaron días atrás en la cara de jefe de Estado a través de publicaciones de los medios masivos comerciales, las que, como un relámpago, tuvieron eco en todo el mundo globalizado.



Reacciones de acuerdo a la moral social

Otra es la reacción de Hugo González Chirico, militante católico, declarado luguista: «Yo sentí desazón por los actos del presidente. Sufrí mucho cuando escuché que reconoció que violó el principio del celibato. Pero también lo escuché cuando pedía al pueblo perdón por sus actos. Y yo quién soy para juzgarlo! Yo lo perdono al presidente», expresa con rostro serio Chirico.



La que no perdona al ex cura por sus actos sexuales irresponsables es Belén Cantero, militante feminista y de izquierdas, miembro de un medio escrito de poca monta. Belén, de 22 años, hija de la cultura urbana asuncena, dispara con vehemencia: «Es un claro acto de abuso de poder y opresión, y si está reconociendo ahora, tarde, es porque se siente acorralado, para evitar un escándalo mayor y no por respeto a ninguna mujer o a su hijo».



Por su parte, la derecha religiosa expresó, a través de sus partidos, sus organizaciones sociales y en los conventillos de poder, su «indignación» por la «inmoralidad» cometida por el presidente. En este sentido, las expresiones del monseñor Lorenzo Livieres Bank, miembro del ala ultraderecha de la Iglesia Católica, fueron elocuentes: «Yo nunca le creí nada a Lugo. Con su mentira afectó a la toda la Iglesia».



La explosión de la paternidad no asumida de Lugo dejó, por otro lado, en una situación difícil a los partidos de izquierdas aliados del gobierno. Salvo el PT (trotskista) que emitió un comunicado denunciando la irresponsabilidad paterna del jefe de Estado, los demás partidos se llamaron a silencio. Temerosos de hacerle el juego a la derecha, que por cierto trata de aprovechar la situación, optaron por dejar pasar el hecho, aunque informalmente reprueban la solaz vida que practicó el ex Obispo.



Todas estas reacciones muestran, de alguna forma, cómo los diferentes sectores sociales y políticos recibieron, con diversas actitudes, la distendida vida sexual que llevó (o lleva) Lugo.



A partir de este muestreo casero, cabe hacer interpretaciones sobre qué tanto afectó políticamente a Lugo su reconocida paternidad irresponsable.



Los favores de la cultura popular

Paraguay es un país donde la situación de hijos e hijas «sin padres» es todavía asumida como «normal», pese a las actitudes críticas y los llamados a la conciencia de sectores progresistas y modernos sobre las consecuencias que sufren los hijos abandonados: pobreza y problemas afectivos y sicológicos. Así, el «descubrimiento» del acto de Lugo es, aún hoy, el modo de operar de los varones paraguayos con las mujeres, sobre todo en poblaciones rurales, con fuerte componente tradicional en las cuestiones de género. Diríamos que abandonar a mujeres e hijos forma parte del imaginario patriarcal, un imaginario que también comparten la mayoría de las mujeres de este país. Además, los sectores populares, las grandes mayorías, saben y conceden a los sacerdotes su omisión del celibato desde hace siglos. Dicho de otro modo, sobre el acto de paternidad irresponsable cometido por Lugo no pesa una condena social, popular. Mucho más afectó la popularidad del presidente el haber embaucado a 50 mil familias campesinas productoras de sésamo con un subsidio que, por temor a la oligarquía, anunció y no cumplió, en un acto de extrema debilidad política.



Más allá de la parafernalia informativa montada por los medios masivos comerciales, propiedad de la oligarquía, sobre el asunto, el hecho en sí no provocará una movilización popular que determine la caída del gobierno actual. Aunque debe reconocerse que es un hecho más en el proceso de desgaste de la figura y el liderazgo de Lugo, un hecho que suma y que está siendo aprovechada por sus opositores: colorados, sectores del PLRA, el partido Patria Querida, el partido Unace (oviedista) y los terratenientes agroexportadores.



Es evidente que, avisados de las debilidades de Lugo, las derechas buscaron personas y hechos que confirmaran las mismas (la confirmación de un hijo del ex Obispo, ya reconocido por él, y otras mujeres que denuncian o declaran públicamente tener hijos con él). No hay dudas que las derechas, usando todos sus medios masivos, propiciaron y planificaron el «escándalo». Ellas están en su juego de poder. Y de paso, la prensa comercial, la morbidez popular y la hipocresía del poder vivió una fiesta mediatizada.



Las izquierdas: entre el apoyo autónomo y la sujeción

Cabe ahora preguntarse a qué juegan las izquierdas en sus relaciones políticas con Lugo. Las organizaciones sociales y sus expresiones políticas, en una típica lectura en «blanco y negro» de las relaciones de poder, callaron el hecho. Esta posición revela: a) El auto chantaje de que si se critica a Lugo, se hace el juego a la derecha y se abona a la caída de Lugo, que dará paso a un gobierno mucho más antipopular b) La fuerte influencia del movimiento campesino en los partidos de izquierdas, para cuyo electorado, principalmente campesino, el desliz de Lugo es «normal» c) La escasa influencia del movimiento feminista en las izquierdas d) La ausencia de una política que tenga en cuenta e incorpore a sectores urbanos progresistas, por parte de los partidos.



Antes que dejarse llevar fácilmente por la «realidad» política y cultural, las izquierdas podrían haberse posicionado críticamente ante un hecho que, cometido por cualquier varón, merece sanciones ejemplares y reivindicaciones de justicia, lo cual no hubiera implicado necesariamente hacerle el juego a la derecha, salvo que levanten la consigna de destitución del presidente, y una consecuente planificación para el efecto, tal como hacen, o insinúan, algunos sectores de la derecha.



Con el paso de las semanas, muy probablemente el «escándalo» de la paternidad del presidente pasará a ser considerado como un error más, aunque más sonado que los otros, en sus prácticas políticas, las que pueden llevarlo en el futuro mediano a un callejón sin salida. Y para las izquierdas, una «correcta» actitud política, una posición «inevitable» ante el hecho. Lo cual, para nosotros, significará falta de lucidez frente a un gobierno que puede ser un aliado táctico, pero no estratégico, y una pobre imagen y agenda propia post Lugo.

http://ea.com.py/la-paternidad-de-lugo-una-historia-de-espermas-politica-y-cultura/

Anónimo -

EL ESCÁNDALO PARAGUAYO

Al hacerse públicos asuntos de su vida privada, se puso en riesgo la credibilidad del cargo que ejerce el presidente Lugo

Editorial LA NACION

Tras las embarazosas denuncias de paternidad, el ex obispo Fernando Lugo, hoy presidente de Paraguay, quiso zanjar el escándalo con un pedido de perdón a su pueblo y la confirmación de que continuará en el cargo hasta el 15 de agosto de 2013. Mucha cáscara para la broma fácil y poco contenido para evaluar la sinceridad de sus palabras dejó este hombre, consagrado a la Iglesia hasta que obtuvo el permiso del Vaticano para dedicarse a la política, cuyo pasado aparece ahora nebuloso por las sospechas de que haya mantenido relaciones sexuales con una menor de edad, lo cual en su país es penado apenas con una multa. La liviandad de la pena no alivia la gravedad del hecho, más que del pecado.

Hasta el momento, tres mujeres denunciaron a Lugo por la paternidad irresponsable de sus hijos. El 8 de este mes, Viviana Carrillo, de 26 años, dijo que su relación con él había comenzado cuando tenía 16 años y el actual presidente era obispo en San Pedro, 340 kilómetros al norte de Asunción; el hijo, Guillermo Armindo, tiene dos años. Doce días después, Benigna Leguizamón, de 25 años, reclamó a Lugo, desde Ciudad del Este, que asumiera sus compromisos con Lucas Fernando, de seis años. No es casual que Fernando y Armindo sean los nombres de Lugo. Luego apareció una tercera denunciante, Damiana Morán, de 39 años, residente en la periferia de Asunción y madre de Juan Pablo, de 16 meses; tampoco es casual que el bebe lleve el nombre del Papa Juan Pablo II.

A un año de haber ganado las históricas elecciones por las cuales el Partido Colorado perdió la presidencia después de seis décadas de hegemonía, Lugo lejos estuvo de celebrarlo. Decidió el cambio de cuatro ministros, cual señal de fortalecimiento de su gobierno. No pareció ser lo más apropiado, sobre todo mientras una senadora opositora presentaba una denuncia por estupro y el vicepresidente de la república, Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico, tomaba prudente distancia de él. De ese modo, el presidente se arriesgaba a perder dos pilares de su gobierno: las mujeres, incluidas las que forman parte del gabinete, y los liberales, su soporte político.

En Paraguay se puede aducir que es habitual que las madres, en lugar de los padres, inscriban a sus hijos en el Registro Civil. Nada explica, sin embargo, la raíz del problema: la integridad moral de un sacerdote que no respeta sus votos de celibato ni, menos aún, la de un presidente que, se supone, iza la bandera del cambio, declara la guerra contra la corrupción y se propone eliminar la mentira como principal déficit de la política.

En su descargo, Lugo señaló que era "una persona humana imperfecta, fruto de procesos históricos y culturales", y prometió asumir todas sus responsabilidades personales.

Detrás de la andanada de denuncias sobrevuelan lógicas dudas sobre la oportunidad en que se dieron a conocer. Pudieron haber sido formuladas durante la campaña electoral de 2008 y, de ese modo, Blanca Ovelar, la primera candidata presidencial colorada de sexo femenino, quizá se habría impuesto en las elecciones. ¿Por qué aparecieron como una tromba un año después? El hermano del presidente, Pompeyo Lugo, habló desde un primer momento de un complot en el cual vinculó a organizaciones criminales y del narcotráfico que pretenden hacer baza en Paraguay.

Si bien puede sonar oportunista, también hay que darle crédito en que, en efecto, la presencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pudo constatarse en el secuestro y el asesinato de la hija del ex presidente Raúl Cubas Grau y, a su vez, la siempre problemática Triple Frontera nunca ha dejado de ser motivo de preocupación regional por los intereses espurios que encuentran refugio en ella.

El problema, sin embargo, pasa por otro lado. Pasa por la credibilidad que necesita todo presidente en su país y en el exterior, súbitamente dilapidada por sucesos de la vida privada que se convirtieron en asuntos públicos y, en el caso de Lugo, resultaron menos inadvertidos que los deslices de cualquier otro político por haber coincidido con los tiempos en que usaba sotana y debía respetar votos más sagrados que los electorales.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1122926

Anónimo -

LA IGLESIA YA NO ES UN LUGAR DE ACOGIDA

Por Marian Pessah

En épocas en que Hollywood insiste en implantar la duda, la Iglesia Católica responde con hechos. Es evidente, la iglesia ya no es un lugar de acogida. Lejos quedaron aquellos capítulos que veíamos por televisión donde en tardes soleadas Laura Ingalls corría por esos verdes prados. Vengo leyendo con cierta preocupación el caso de Fernando Lugo, presidente de izquierda de Paraguay.

Todo comenzó hace unos 10 días cuando una mujer lo acusaba de no asumir la paternidad de su hijo de 2 años y después que el ex obispo se cansara de negarlo lo reconoció y hasta se supo que el niño lleva el nombre de su abuelo paterno. Las cámaras de los noticieros mostraban mujeres paquetas horrorizándose de la visible y activa sexualidad de uno de los altos jefes eclesiásticos. ¿Dónde estaban esas mujeres cuando poco tiempo atrás, otro obispo –brasileño esta vez pero de la misma empresa transnacional– justificaba que era menos malo violar que abortar?



Me parece interesante analizar los gustos del infiel obispo. La madre del niño de 2 años, joven y de origen muy pobre, decía que él la había asediado hasta que finalmente ella acabó entregándose. Historia y palabras similares a las que leía –nuevamente– cuando apareció el segundo hijo del Padre Santo. Días atrás, en la lista de la Red Informativa de Mujeres de Argentina (RIMA) se discutía acaloradamente sobre un caso en Argentina de un adolescente de 15 años que mantenía un romance con una mujer de 40. Y ahora, qué nos sucede con un obispo que seduce a una mujer pobre y 30 años menor que él, le promete largar los hábitos –¿cuáles?– y tener una familia juntxs con muchxs hijxs. ¡Paren las rotativas! ¡¿Susanita cambió de sexo y yo no me había dado cuenta?!



Ahora entra en escena una segunda mujer, esta vez vendedora de detergente, quien, según los diarios, afirmó que durante un largo tiempo Lugo la asedió. Hoy quiere que el presidente paraguayo reconozca a su hijo de 6 años y que le pase dinero para poder saciar las necesidades básicas del niño. Ningún lujo, ¿no?



Cabe preguntarse si el presiobispo paraguayo, infiel a Dios, le apuesta al poliamor, o es el propio príncipe azul que ha desteñido.



Durante mucho tiempo las militantes de izquierda tuvimos que soportar que nuestros compañeros de lucha nos dijeran que primero había que hacer la revolución –que en ella no hay sexos– y luego vendría el momento del tema de la mujer y en el mejor de los casos de las mujeres. ¿Hay dudas sobre eso? En nombre de que nuestros intereses eran pequeñoburgueses, el actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, violaba a la hija de su mujer y el obispo de izquierda de un pueblito muy humilde del Paraguay se pasaba seduciendo a las muchachas pobres que precisaban escuchar la palabra de Dios.



No hay dudas, hay hechos.

Anónimo -

EL 'HARÉN' DE PARAGUAY

La vida sexual del presidente Lugo responde a una tradición de machismo y promiscuidad en un país en el que el 70% de los hijos son ilegítimos

VERÓNICA CALDERÓN

Cuando el presidente de Paraguay y ex obispo católico, Fernando Lugo, de 57 años, reconoció haber procreado un niño, que ahora tiene dos años, con Viviana Carrillo, de 26, desató una crisis política en su país y, fuera de sus fronteras, levantó más de una ceja. Lugo, que consiguió en 2008 poner fin a 61 años de hegemonía del Partido Colorado, ha sido señalado como el padre de dos críos más. Pompeyo Lugo, hermano del mandatario, atribuyó las denuncias a "una campaña sucia" para desestabilizar al Gobierno, según declaró a medios locales. El presidente justificó sus actos como el "fruto de procesos históricos". La historia de su país le da la razón.



Un 80% de las mujeres han sido víctimas de abusos sexuales

En Paraguay, el ex religioso no es ningún pionero en paternidad irresponsable. La cultura sexual del país suramericano es el producto de una historia repleta de abusos, promiscuidad y machismo; marcada por una guerra que diezmó a su población. "Las mujeres mantienen los hogares y se encargan de los hijos; los hombres se dedican a socializar", describe la antropóloga Patricia Kluck, especialista en América Latina de la Universidad de Maryland (EE UU). Como resultado de la "socialización", Paraguay tiene la segunda mayor tasa de fecundidad de América -sólo es superado por Haití- y uno de los más altos índices de hijos ilegítimos del continente.



Las explicaciones se remontan a la época colonial. Los primeros españoles, liderados por Domingo Martínez de Irala, llegaron a Paraguay en 1536. Pronto descubrieron que el oro y la plata no abundaban. Aún así, fundaron en Asunción la primera capital de los asentamientos hispanos en Suramérica. Ahí se crearon los primeros harenes de la región, llenos de mujeres guaraníes, y se gestó una sociedad donde "el mestizaje era abundante", según apunta el historiador Richard Sacks, autor del libro Paraguay: the personalist legacy (Paraguay: el legado personalista). "El propio Irala eligió como concubinas a varias indias e instó a sus hombres a mezclarse con las mujeres del lugar", comenta. La mezcla es evidente hasta hoy. Más de la mitad de la población paraguaya (unos siete millones de habitantes) habla guaraní, la lengua materna de un 28%.



Sacks relata que cuando el explorador Álvar Núñez Cabeza de Vaca, enviado como adelantado, advirtió a Carlos V de la promiscuidad que reinaba en la colonia, la población se sublevó en su contra. Cabeza de Vaca fue enviado de vuelta a España, acusado de atropellos contra indígenas y españoles.



El siglo XIX consolidó a una sociedad machista y permisiva.El país vivía bajo una política de aislamiento, sin que sus habitantes cruzaran sus fronteras, hasta la Guerra de la Triple Alianza, en 1865. La lucha armada enfrentó a Paraguay contra Brasil, Argentina y Uruguay y mató a más de la mitad de sus habitantes. Su población masculina quedó diezmada. La guerra acabó con un 90% de los hombres jóvenes paraguayos. La promiscuidad fue asumida como una vía de supervivencia. "La ilegitimidad no era un lastre social si el hijo conocía el nombre de su padre y, menos aún, si era reconocido", comenta Kluck, quien afirma que "una sociedad de pocos hombres fortaleció al machismo".



Un machismo que impera en Paraguay. Un 80% de las mujeres del país han sido víctimas de abuso sexual, según un estudio del Centro Paraguayo de Estudio Nacional de la Población. Derechos Humanos calcula que, cada día, seis niñas o mujeres paraguayas sufren de violencia física o sexual. Y los datos oficiales señalan que siete de cada 10 hijos son registrados sólo por la madre -en México, uno de cada seis- pese a que en la actualidad los hombres paraguayos no escasean. Son el 50,4% de su población.



Hasta los predecesores de Lugo cumplen con la tradición. Ocho de los 45 presidentes paraguayos fueron hijos de madres solteras, y por lo menos 17 tuvieron hijos ilegítimos. No todos han salido indemnes de los líos de faldas. El presidente Eligio Ayala (1924-1928) murió en 1930 en un crimen pasional, que involucró a su amante Hilda Diez y a Tomás Bareiro. Ayala sorprendió a Diez con Bareiro y los hombres se enfrentaron a duelo. Sólo Diez sobrevivió.

Anónimo -

El Presidente Fernando Lugo justificó relaciones sexuales cuando fue sacerdote y su paternidad como frutos de procesos históricos paraguayos, indica El País de Madrid.

En un análisis bajo el sugestivo título "El harén de Paraguay", se afirma que la vida sexual del presidente Lugo cuando era obispo católico responde a una tradición de machismo y promiscuidad en un país en el que el 70% de los hijos son ilegítimos. Lugo ya ha reconocido la paternidad de un niño pero hay más casos denunciados.



En Paraguay, el ex religioso no es ningún pionero en paternidad irresponsable, dice El País. La cultura sexual del país suramericano es el producto de una historia repleta de abusos, promiscuidad y machismo; marcada por una guerra (la guerra de la Triple Alianza 1864-1870) que diezmó a su población masculina.



Otros presidentes anteriores a Lugo también tuvieron problemas similares. Ocho de los 45 presidentes paraguayos fueron hijos de madres solteras, y por lo menos 17 tuvieron hijos ilegítimos.

Anónimo -

¿DEMASIADOS PANTALONES BAJO LA SOTANA?

Por Carlos A. Sarabia Barrera

Flaquezas en la sacristía… y fuera de ella

ANTECEDENTES Cavilé mucho antes de escribir este artículo porque, pensé, podría meterme en camisa de once varas. Por eso pasé la noche de viernes a sábado discerniendo los pros y contras de tratar asuntos relacionados con la Iglesia y los sacerdotes.



Al amanecer ya tenía la respuesta, muy clara: ¿por qué no he de opinar en cuestiones que dañan la credibilidad de la Iglesia y minan la fe de los católicos si soy miembro de ella y fui laico comprometido? Aquella noche reflexioné largamente si el celibato había influido en los casos de Fernando Lugo, Alberto Cutié y muchos que conozco. Concluí que no. Más adelante les explicaré porqué. También deduje que dichos escándalos no son suficientes para que la Iglesia abra el debate sobre el celibato. Pensar de otra forma es no conocer cómo se maneja la Iglesia. Sin duda, durante el pontificado de Benedicto XVI, el Magisterio no lo hará. El Papa, Mons. Joseph Ratzinger antes de sustituir a Juan Pablo II, era titular de la Congregación de la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio). Como teólogo conservador, jamás cambiaría una disposición que está vigente desde hace 1684 años. Tampoco la mayor parte de cardenales y obispos. Así que pasará mucho tiempo antes de que veamos cambios drásticos en la situación personal de los clérigos. Desde mi punto de vista, en este momento ni la Iglesia ni sus fieles están preparados.

EL CELIBATO Como católico, nunca he estado de acuerdo con el celibato. Lo considero, perdónenme los sacerdotes que me lean, antinatural. Porque si el Génesis dice que Dios creó al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza, y que todo lo creado (incluyendo el cuerpo) es bueno, ¿por qué prohibir a los sacerdotes compartir su vida con una mujer? Infinidad de razones he oído tratando de justificar esa prohibición: “no atendería bien sus obligaciones pastorales”, “el dinero de la Iglesia no llegaría a los pobres”, “Cristo exige a quien quiere seguirle total renunciación”. Justificaciones sobran. La triste e innegable realidad, de la que jamás hablan a los fieles, es que una parte del clero no cumple ni respeta el celibato. Era yo apenas un niño cuando conocí al primer sacerdote con mujer. Le llamaba sobrina. Los hijos eran también sobrinos. A pesar de mi corta edad, me di cuenta que aumentaba la familia del padre, pero al esposo de la dama nunca lo veíamos. Un monaguillo tuvo el valor de explicarme todos los detalles. Aquel cura fue muy amigo de mi padre y llegamos a estimarlo mucho. Lo frecuenté hasta su muerte. Un día me contó su historia. Por él comprendí lo absurdo del celibato. Los pretextos arriba planteados para sostener la prohibición tampoco son ciertos, porque el sacerdote que conocí jamás desatendió sus obligaciones pastorales, no olvidó a los pobres y mucho menos a sus sobrinos. Fue magnífico clérigo y tío. Además de que a aquéllos les dio carrera, murió en total pobreza. Ciertamente falló al juramento más importante: el de renunciar a todo por seguir a Cristo, igual que Fernando Lugo y Alberto Cutié. Sólo que entre Lugo y mi amigo el cura hubo enorme diferencia: Lugo hizo lo contrario de lo que predicaba como sacerdote, pues a sus retoños no les daba siquiera para comer.

Volviendo al celibato hay que decir que no fue instituido por Cristo. De hecho, en los primeros siglos del cristianismo muchos sacerdotes se casaban. Tan es así que en el siglo IV, al celebrarse en el año 306 el Concilio de Elvira, España, el decreto 43 ordenó lo siguiente: “todo sacerdote que duerma con su esposa la noche anterior a dar misa, perderá su trabajo”. Queda claro que no había celibato. Fue hasta 325, durante el Concilio de Nicea, que decretaron que “una vez ordenados, los sacerdotes no pueden casarse”. En 385 prohibieron terminantemente a los curas casados dormir con sus mujeres. Imagínense el lío. Y de ahí hasta ahora… ¡1684 años! En más de milenio y medio, sólo en el siglo IX hubo alguien centrado y con visión de futuro, San Ulrico, obispo. Afirmó que basándose en el sentido común y la Escritura, “la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato era permitir que los sacerdotes se casaran”. Enemigos acérrimos del matrimonio sacerdotal y laical fueron conocidos santos y papas: San Agustín escribió, por ejemplo, “nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer”. El Papa Gregorio, llamado “El Grande”, dijo que “todo deseo sexual es malo en sí mismo”. Otro Papa Gregorio, pero VII, declaró que “toda persona que sea ordenada deberá hacer primero un voto de celibato”. Añadió: “los sacerdotes deben primero escapar de las garras de sus esposas”. El Papa Urbano II hizo vender a las esposas de los clérigos como esclavas, dejando abandonados a los hijos. Ah, pero hete aquí esta declaración de S.S. Juan Pablo II, en julio de 1993: “El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo”. Lo escrito anteriormente no significa que yo promueva la abolición del celibato. Si algún día sucediera, tampoco será motivo para que los curas se acuerden permanentemente que debajo de la sotana “hay pantalones”, como dijo Alberto Cutié. Poder casarse no ha de ser causa de desenfrenos lamentables con los que manchen su ministerio y a la Iglesia. Así como hay hombres y mujeres que con pleno conocimiento, libertad y alegría renuncian de por vida al matrimonio; pudieran seguir habiendo sacerdotes que decidan ser célibes durante toda su vida sacerdotal.

Desde mi punto de vista, no es posible festejar y alabar los descarríos de Fernando Lugo y Cutié, porque en estos tiempos el candidato a sacerdote pasa por muchos filtros, realiza innumerables ejercicios de discernimiento, dialoga constantemente con sus directores espirituales. Muchas oportunidades tuvieron para darse cuenta que el sacerdocio no era su vocación. Coyuntura muy distinta a la que vivió el cura que les mencioné antes, que ingresó a los once años al seminario del que salió convertido en clérigo. Don Fernando y Cutié olvidaron en los brazos de una mujer que su sacerdocio era compromiso, vocación y llamado, circunstancias que llegaron y adquirieron en pleno uso de sus facultades mentales y, creo yo, de madurez. En esas condiciones asumieron y aceptaron ser célibes. Hecho el voto de castidad, estaban obligados a cumplirlo. Juraron ante Dios, la feligresía y el mundo. Lo hicieron públicamente en su momento. Estoy seguro que nadie les engañó, presionó o amenazó. Quizá para ellos el sacrificio era muy duro, pero aceptaron con plena conciencia, así que al notar que no podían cumplir debieron (desde que se dieron cuenta) renunciar al ministerio sacerdotal. El tristemente célebre padre Cutié se ha comportado peor que Fernando Lugo. Las indecencias del presidente de Paraguay surgieron porque llegó a la presidencia, de lo contrario nunca las hubiésemos sabido. Alberto Cutié es para mí un cínico. Tras desatarse el escándalo, por respeto a su feligresía y a sus superiores, debió desaparecer y guardar silencio. Pero inició un rosario de declaraciones como si mereciese ser condecorado. Su actitud dañó profundamente la imagen de la Iglesia, ofendió a sus antiguos feligreses y a sus aún hermanos sacerdotes, muchos de los cuales creían en él.



OBLIGADOS A RESPETAR EL VOTO Los escándalos sacerdotales de los últimos meses, los acontecidos en EU y México por pederastia, el caso de Marcial Maciel y muchos más, no significan que todos los sacerdotes estén prostituidos. La enorme mayoría vive sus votos con fidelidad. Pero no minimicemos la gravedad del problema. Guiada por su habitual secretismo, la jerarquía en lugar de cortar los frutos podridos, los protege cambiándolos de parroquia. Conozco muchos casos. Y aunque sigo considerando que el celibato debe desaparecer, me queda claro que la pederastia, las “sobrinas” y otros excesos de ministros de la Iglesia no son por el voto de castidad, sino por pérdida de valores y de vocación. Infieles y abusadores los hay en todas partes y en todos los ambientes. Y seguirá habiéndolos hasta el fin del mundo. Seminaristas y sacerdotes que no se sientan dignos y aptos mental, física y espiritualmente para comprometerse a una vida de sacrificio y servicio, renuncien, cuelguen la sotana, pero no manchen a la Iglesia ni a Dios. Fernando Lugo, Alberto Cutié y todos los que se encuentren en situación similar o peor, no tuvieron ni tienen honestidad consigo mismos ni con la Iglesia, su jerarquía y sus fieles. Penoso leer estas palabras de Cutié: “¿Me siento mal? No, porque soy un hombre, nunca dejé de ser hombre por ponerme la sotana. Debajo de ella hay pantalones”. Le faltó añadir: bajo la sotana, la macana. Yo digo que mientras exista el celibato los curas tienen obligación de respetarlo, de lo contrario cuelguen el hábito; porque quien pregona desde el púlpito tiene que dar testimonio…O mejor que se vaya.-

Anónimo -

EL MUNDO DONDE VIVIMOS ESTA CAMBIANDO CON NUESTRO ESFUERZO

LUCHAS SOCIALES

Abel Irala ⋅

El viernes 24 de abril Raúl Zibechi brindó una conferencia para los/as pobladores/as del Bañado Sur, Asunción Paraguay, en el Centro Comunitario de la Vicaría Cristo Solidario del barrio San Cayetano. El Bañado Sur esta compuesto por los barrios Santa Ana, Santa Rosa de Lima, San Ignacio, San Cayetano, Virgen de Lujan, Caacupemí, San Blas, San Miguel, Porvenir, San Francisco y Jukyty, en los cuales viven miles de familias, formando parte de los barrios denominados: “cinturones de pobreza”. Se los llama así por estar ubicados en la periferia (a la orilla del río Paraguay) de la ciudad capitalina, Asunción, y poseer entre sus pobladores personas en situación de pobreza e indigencia.



Luchar por la supervivencia y por defender «la vida amenazada» por la extrema pobreza y la injusticia, es el día a día de las personas que viven en el Bañado Sur, que deben trabajar por cuenta propia en el reciclado de productos (ya sean estos orgánicos o inorgánicos) en las calles o en el vertedero de Cateura (el mayor basural del país). Los denominados «gancheros» son quienes reciclan en allí, están organizados y se dividen en turnos y grupos para el acceso al lugar. Esta se vuelve la principal actividad laboral de la zona, las otras son: venta ambulante (a pie o en carro), albañilería, plomería, trabajo doméstico, cría y venta de cerdos, etc. Otra actividad que genera ingresos económicos a las familias son los trabajos en los semáforos de las avenidas de la ciudad (limpia vidrios, malabares, venta, etc).



Zibechi, realizó una introducción refiriéndose a la preocupación que dan los gobiernos y sus ministerios por el crecimiento de la economía, pero que a pesar de que la economía crece, crece a nivel macro; esta economía, este tipo de economía, sigue generando hambre y pobreza, beneficiando sólo a un 10% de la población mundial. Por otro lado los cambios de gobiernos que hoy se van dando en algunos países no significan cambios en el sistema, que según él va a seguir funcionando como siempre, con desigualdad y pobreza como sus componentes elementales. «Yo creo que en el futuro el sistema va a seguir funcionando como dije al principio: generando marginación y generando pobreza; no veo que el sistema esté cambiando, no veo que el sistema se esté humanizando. Hay algunos lugares donde han elegido presidentes más sensibles, más buena gente que los que había pero no sabemos cuánto tiempo van a estar y capaz que mañana ya no están o dentro de unos años ya no están, pero nosotros sí vamos a seguir estando y nuestros barrios van a seguir teniendo las mismas necesidades insatisfechas que tuvieron siempre».



Además, se refirió claramente que el poder de transformar hoy el mundo no está en manos de los gobiernos, ni en los Estados, ni en autoridades (senadores, diputados, ministros) por más buena voluntad que tengan, eso no alcanza, la transformación de este sistema va más allá de buenas voluntades y supremos discursos antineoliberales.



El cambio radica en el poder de las comunidades y colectivos sociales que sean capaces de crear y recrear nuevas formas de relacionamiento, nuevas formas de entender y hacer el mundo que enfrente y desafíe al modelo actual. «El mundo donde vivimos está cambiando con nuestro esfuerzo, yo me pregunto: ¿qué sería de los Bañados o de otros barrios en otros lugares si no fuera por ese montón de pequeñas cositas que se hacen todas las semanas para mejorarlo, capaz que ni había calles, o que estaba todo derruido, o no había ni un caño de agua o ni un poste de luz, y cuando hay mucha gente haciendo estas cosas - cuanto más haya mejor ¿verdad?-, cuando hay mucha gente haciendo estas cosas y cuando son muchas las cosas que se hacen incluso se puede pensar, y a veces pasa, y se piensa cómo ya no mejorar solamente mi casa o mi manzana o mi pequeño lugar o mi cuadra, sino levantar un poco mas la vista y mirar un poco más allá».



Y en ese mirar mas allá, es importante rescatar, valorar lo que ya se esta haciendo y que podemos hacer mucho más. «Hoy ya tenemos cierto poder, ya no nos pueden pasar por encima así nomás, y cuando digo cierto poder no quiere decir que tengamos un diputado, un senador, un ministro… no, no, tenemos poder porque nos juntamos, nos conocemos y tomamos decisiones colectivas, y si somos capaces de tomar decisiones colectivas es porque tenemos un cierto poder, no el poder, pero cierto poder tenemos, el poder como la capacidad de hacer cosas, ¡vaya si tenemos poder!, la capacidad de hacer es lo único que nos caracteriza, la capacidad de crear, de construir y ese poder tenemos que hacer que lo respeten, nadie más que nosotros puede hacer que lo respeten, ningún padre cito, ningún caudillo paternal nos va a respetar nuestra capacidad, nuestros saberes, sino se la hacemos respetar nosotros, y yo creo que estas son enseñanzas que nos dejan las actividades y las creaciones colectivas de la pobreza, de la marginalidad en América Latina, que creo que ha llegado a unos grados de consolidación, de fuerza, de potencia, de capacidad, que no creo ya que se atrevan a barrerla por la violencia como en otros periodos de la historia, quizá en algún lugar lo intenten, pero no les veo uña para guitarrero, como decimos en mi tierra».



Me parece que estos tres puntos son interesantes, para profundizarlos y debatirlos alrededor de nuestra realidad, en este nuevo periodo, desafiante para el movimiento popular, aunque también bastante peligroso, ante un modelo que aparece con un ropaje elegante, pulcro y hasta progresista. Primero: más allá de los cambios de gobiernos (que no deja de ser una práctica democrática interesante), cómo construimos prácticas que lesionen al sistema. Segundo: los cambios que se han producido, que se están produciendo, son por la lucha de la gente, a través de la organización, de la movilización, del trabajo paciente e incansable de millares de personas, no es sólo de una o de un grupo, o de un partido, y esto lleva a lo tercero: debemos reconocernos como pueblo, como pueblo con el poder de hacer y cambiar, trabajando en consolidar nuestro poder de transformar sistemas de vidas que dañan enormemente a la humanidad.



http://ea.com.py/el-mundo-donde-vivimos-esta-cambiando-con-nuestro-esfuerzo/

Anónimo -

PARAGUAY: ESTA PELÍCULA YA LA VIMOS
José Antonio Vera (especial para ARGENPRESS.info)
Hay actores nuevos, otra motivación y otro borrador, es innegable, pero el escenario es el mismo y el maquillaje también. Hasta ahora, la puesta en escena discurre muy lentamente y es incapaz de entusiasmar al grueso del público, que llegó ilusionado, esperanzado en el cambio que publicitaron los protagonistas principales.
En poco tiempo, ¡qué pena!, apenas ocho meses, algunas manos prontas al aplauso comienzan a bajar, y los adherentes a disminuir, porque la obra no convence, aunque se aprecia que, entre muchos burócratas desganados, hay actores laboriosos y, algunos, hasta bien intencionados.

La impresión, que se recoge entre los espectadores, pero también entre muchos que conforman el elenco, es que sus principales responsables van perdiendo la oportunidad histórica de conquistar ese sentimiento de pertenencia que genera el clásico carisma de masas del que se alimenta el compromiso social y político.

Para algunos, quizás los más exigentes, no por ellos equivocados, la actuación de la mayoría de los actores recuerda películas ya vistas, con alguna figura destacada, que hace excepción en una troupe mediocre, en el que el grueso sobresale por el mal gusto, la improvisación, suficiencia y el secular oportunismo de los avarientos.

Al pueblo paraguayo, como a todos los pueblos del planeta, lo que más lo gana son los hechos, aunque algunos sean tenebrosos, como lo registra la historia humana, pero sin dudas que, en medio de los problemas cotidianos tan difíciles de resolver, los discursos vacíos desvalorizan aceleradamente las ilusiones y la palabra misma.

Múltiples hechos demuestran que, en este país mercosureño, con casi dos siglos de regímenes autoritarios y con largas décadas de represión y generalizada delincuencia institucional hay, no obstante, una reserva axiológica entre personas de todas las clases sociales que están aprendiendo a romper el silencio, la apatía y el miedo, que han observado durante muchas décadas.

Desde finales del siglo XVI, las luchas montoneras dieron a Paraguay los primeros signos de Nación, pero la República recién existió entre 1815 y 1865, cuando la destrozó la invasión de Brasil, Argentina y Uruguay, al servicio del imperio británico. Desde entonces, subsiste el sueño de una refundación republicana.

El pueblo comienza a reaccionar

Prueba fehaciente de ese anhelo se dio el 20 de abril, hace casi un año, cuando el pueblo expulsó al Partido Colorado, amo absoluto en la pauperización y atraso del país durante 61 años, implosionado, fagocitado por sus profundas motivaciones tiránicas, la ignorancia en extremo penosa de sus dirigentes y la genuflexión y perversidad verificada fácilmente en todos sus actos.

El despertar de la conciencia colectiva del pueblo, que muy poco aprecian la dirigencia política y los medios de prensa, se está confirmando por la aparición de una actitud crítica frente al comportamiento del Estado, en especial del Ejecutivo. El único cambio, por ahora, se registra en el plano subjetivo de la población.

Unas diez mil personas se han reunido estos últimos días en distintas regiones del interior del país, convocados por el novel Congreso Unitario Político y Social (CUPS), en actos que presentan como un primer paso de una plataforma de movilización popular envolvente, que culminará en Asunción.

El CUPS, integrado por siete organizaciones sindicales, movimientos sociales y partidos políticos, tiene el propósito de elaborar un plan anticrisis, que represente la posición de la mayoría de la población, contrario al plan fondomonetarista elaborado por el influyente Ministro de Hacienda, Dionisio Borda.

Esas organizaciones reiteran la defensa y apoyo al proceso de cambios iniciado con la victoria electoral de Lugo y reclaman decisión al Gobierno para aplicar una reforma agraria integral, con la recuperación de ocho millones 712 mil hectáreas ocupadas en forma ilegítima, según la Comisión Verdad y Justicia.

Asimismo, se comprometen a profundizar su lucha por la soberanía nacional, a partir del respeto de los derechos paraguayos sobre las represas binacionales con Argentina y Brasil, para lo cual consideran muy importante la solidaridad de las fuerzas progresistas de ambos países, como ya lo expresa el MST brasilero.

Sin cambios solo se retrocede

Harta de la corrupción, de la inoperancia y de los abusos de los tres poderes del Estado, la mayoría votó por Fernando Lugo para Presidente porque el ex Obispo logró instalar una imagen de renovación y ganó cuotas de confianza entre un pueblo por años reprimido y testigo desarmado de la confiscación de la nación por una rosca mafiosa, indiferente a la creciente miseria de los sectores humildes.

Si, por efecto de una hipótesis mágica, la conformación de la Corte Suprema de Justicia, hubiera estado puesta a consideración del electorado, seguramente el país se habría evitado la vergüenza actual de verla conformada por Ministros que, sin el más mínimo pudor, se han auto designado inamovibles hasta sus 75 años.

Hijo de una tradición centralista, con absoluto predominio de la presidencia, el pueblo pensó que Lugo, sólo, desde su puesto de mando, podía resolver la mayor parte de los problemas, una visión errónea alimentada por el desconocimiento de la Constitución Nacional, de 1992, que privilegió al poder parlamentario.

La población se equivocó al prestar poca atención a la conformación del Legislativo, elegido en los últimos veinte años mediante listas-sábanas, trampa electorera con muchos candidatos desconocidos por el pueblo, pero familiarizados con la policía antinarcóticos y la que debería combatir el contrabando.

Al recordarse este fin de marzo el décimo año del asesinato del Vicepresidente Luis María Argaña, en una calle de Asunción y, al día siguiente, en plena plaza del Congreso, de ocho jóvenes que defendían la democracia amenazada, muchas personas se han manifestado en distintos sitios del país, reclamando a Lugo que comience a cumplir sus promesas.

Casi al unísono, miles de campesinos llegaron a la capital, en su XVI marcha anual, para reclamar la reforma agraria, cada día más alejada, aunque fue uno de los caballos de batalla de la plataforma electoral de la ganadora Alianza Patriótica para el Cambio (APC), encabezada por el pastor católico.

Desde el 15 de agosto, cuando Lugo asumió, las banderas populares, que la APC dijo hacer suyas, siguen sin concretarse y el pueblo comienza a desanimarse y a perder la paciencia, pensando que esto es algo de lo mismo, dado que el Gobierno, con una política tributaria cobarde, responde a las exigencias de la élite económica dominante.

Las Plazas Uruguay, Italia, la del Parlamento y la de la Catedral, todas en pleno Asunción, están desbordadas por cientos de familias marginadas, que exhiben su profunda miseria, parte de una población de seis millones, con uno emigrado y más del 50 por ciento en situación caótica, según el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD).

Los indígenas, que no llegarían a cien mil, sumadas las 17 etnias de todo el país, son parias, diezmados por el hambre, el alcoholismo, la tuberculosis y el sida, sin que el gobierno sepa qué hacer con ese drama social.

Lugo prometió acabar con las injusticias y las desigualdades sociales, limpiar el país de delincuentes, en especial de las altas esferas y los enquistados en el Estado, barriendo los parásitos que reciben suculentos salarios de los entes autárquicos, pero nada de ello ocurre, aunque se diga lo contrario, aplicando algunas medidas que, a poco de ver, son más efectistas que efectivas.

Vicios de los colorados se reeditan en varias empresas públicas, que de hecho no lo son porque, prisioneras de los partidos políticos funcionan como privadas, consecuencia de la aplicación del sistema de cuoteo partidario en la elección de sus autoridades y también del personal.

Un ejemplo es la Administración Nacional de Puertos, donde fueron cesadas unas 180 personas que figuraban en el cobro de salario pero que nunca trabajaron. El nuevo director contrató otra cantidad similar por el único mérito de pertenecer al Partido liberal o por parentesco o amistad con los otros grupos políticos de la APC.

Algo similar ocurre en Aduanas, en las represas binacionales de Itaipú y Yaciretá y en algunos Ministerios y Secretarías de Estado. El acceso por concurso de méritos, los ascensos condicionados al rendimiento y la capacitación profesional del funcionariado, son otras deudas de la Alianza Patriótica con el pueblo.

Redistribuir algo de la renta, en beneficio de los más pobres, impulsar la creación de puestos de trabajo, aunque sea de media jornada en labores de utilidad social, y estimular los emprendimientos productivos pequeños y medianos, figuran entre las medidas pensadas por Lugo y la parte progresista del Ejecutivo, pero sin ninguna ejecución hasta ahora. Miles de niños siguen durmiendo en las calles.

Las reivindicaciones gremiales son decepcionadas con buena voluntad, pero las reuniones con el mandatario tienen más olor a monasterio que a escenarios de lucha por imponer a la patronal el pago del salario mínimo a todo el personal y no sólo al 20 por ciento, como ocurre.

Sólo un sector de la clase media alta puede enfrentar el costo del contenido de una canasta familiar, pero el Gobierno rechaza la propuesta sindical de recuperar parte del salarial, con un 25 por ciento de aumento, pagado en forma escalonada. Sibilinos hombres del Estado fingen reconocer la justicia del reclamo pero, de todas maneras, usted tiene razón pero marche preso.

Anónimo -

EL DÍA EN QUE LUGO SE INSTALÓ EN EL FANGO
PATRICIA DA LUZ
Fernando Armindo Lugo Méndez admitió hoy la paternidad de un niño y con ello, más allá de la valentía que suponga aceptar el hecho en su condición y circunstancia, se ubicó como uno más de los cuestionados exponentes de la decadencia moral que decía combatir. En Paraguay, las historias de paternidades irresponsables son muy comunes y de tan comunes aceptadas casi como un rasgo distintivo de masculinidad. La relación sentimental que hoy puso en apuros al Presidente se remonta a la época en que era obispo de la Iglesia Católica; que comenzó cuando la madre de su hijo tenía 16 años y se mantuvo por una década en claro incumplimiento a los dogmas de la fe que juró respetar cuando adoptó los hábitos sacerdotales.
Tras conocerse la demanda por filiación presentada el miércoles pasado, Lugo aprovechó los días santos para reflexionar y tomó la única decisión posible frente al escándalo que generó la historia que ponía nombre, apellido y edad a los rumores que sus detractores tanto querían imponer durante la campaña electoral.

Que admita la relación, reconozca al niño y pueda disfrutar con tranquilidad de una paternidad que seguramente le deparará momentos de gran felicidad es un asunto estrictamente personal que tiene todo el derecho de manejar como personalmente le parezca, aún cuando no estaba entre los que cuestionaban el celibato impuesto a los sacerdotes católicos.

El mismo Lugo admitió que aceptaba su paternidad con “honestidad, como cristiano y en reconocimiento a la gente” que creyó en él cuando lo votó como Presidente.

La demanda por filiación presentada por la joven Viviana Carrillo Cañete expuso una relación que también le exigirá a Lugo desandar un camino que intente justificar su actuación como obispo.

Después de enarbolar el cambio mostrándose diferente a una clase política carente de valores, Fernando Lugo no tuvo mas remedio que admitir que también transitó el camino de la doble moral, que traicionó su voto de castidad y que probablemente jugó en el límite de lo judiciable con figuras como acoso sexual, estupro y hasta agresión física, tal como al parecer ocurrió en el último encuentro que mantuvo con la madre de su hijo.

Esos son los detalles que ponen en tela de juicio su mayor capital electoral, el de la imagen incorruptible y el interrogante respecto a su fidelidad a otros votos que enumera como condición excluyente de su gestión: el de la honestidad y la opción por los pobres.

Otro detalle patético de esta confesión fue el ritual de respaldo que le ofrecieron las mujeres que integran su Gabinete. Referentes de género que luchan por las reivindicaciones de las mujeres que ejercen como jefas de hogar, que son víctimas de la violencia familiar o doméstica, que no tienen igualdad de oportunidades frente a una jerarquía machista que las relega, aguardaron el pronunciamiento público del Presidente para recibirlo con prolongados besos en la mejilla, oportunos para esquivar las preguntas de la prensa.

Al asumirse responsable, Lugo también ingresó al fango de la doble moral, el de una sociedad que asume posiciones encontradas y en su caso no se trata de un hecho irrelevante: se trata de un obispo que llegó a Presidente sin decir toda su verdad.

http://paraguayalinstante.com/default_c.php?nota=30234