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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

LA INFORMACIÓN REAL

 

  • Alberto Vargas Peña

El gobierno paraguayo plantea dudas en todo lo que hace e informa. No se ha caracterizado ni por la verdad ni por la transparencia. El presidente Lugo tiene una propensión a encubrir sus pensamientos y a actuar en forma diferente siempre. No se puede confiar en lo que dice, como tampoco en lo que hace. Esta característica ha llevado al país al estado en que se encuentra. Ahora, que está enfermo ha decidido decir la verdad, sus seguidores no le obedecen.

El cáncer que sufre fue publicado porque él lo decidió, por ahora, sus verdaderos límites, su gravedad, y sus consecuencias están siendo manejados por su entorno de funcionarios, médicos y periodistas, que trata de impedir que se sepa la verdad. Esperan sacar ventajas del ocultamiento. Si la enfermedad es grave, no les importa la vida sino las consecuencias, y si no lo es no quieren que haya molestias. En ambos casos están equivocados. Si la enfermedad es grave, no tiene remedio yt si no lo es, no pasa nada.

 

EL PUEBLO TIENE DERECHO DE SABE DE QUÉ SE TRATA.

En este caso, de la enfermedad del jefe de estado, no valen los llamados a la prudencia ni a ningún otro factor que impida que la verdad se sepa. No sirve callar ni impedir que se especule abiertamente sobre las consecuencias. Callar no modificará las circunstancias, solamente impedirá prepararse para un destino fijado. Un jefe de estado no tiene vida privada y el pueblo al que gobierna debe conocer la verdad.

Hasta hoy no se sabe que cáncer tiene Lugo, ni cual es su desarrollo. Esto permite especular sobre sus consecuencias y las posibilidades políticas inherentes. Se puede - y debe - hablar de reemplazo y lo que esto desencadenará al cambiar la ideología del `primer mandatario. Esto permitirá prepararse para lo que venga.

La educación que obliga a no mencionar la enfermedad delante del enfermo, no tiene cabida. Como el enfermo es el jefe del estado es obligación analizar lo que vendrá en los distintos casos que puedan sobrevenir. Un enfermo no puede manejar las complejidades de la vida política de un país sin tener toda la energía y capacidad necesarias. Si la quimioterapia lo afecta, no puede gobernar.

Fernando Lugo no ha gobernado bien, y a dos años de su elección el país no ha cambiado. Sigue inseguro y corrupto. Todos los males del pasado se han acentuado. Y si así ha sido durante sus días de plena salud, ¿como será ahora? Si, por ejemplo, sus desacertadas decisiones fueron fruto de la enfermedad latente o en progreso, aunque desconocida ¿que pasará ahora que se la conoce y se trata de curarla? ¿Sus decisiones serán aceptadas? ¿Y si son alocadas? ¿Podrá el Paraguay soportar más de mal gobierno?

El entorno de Lugo, que depende exclusivamente de su voluntad, ha resultado nefasto para el país. Su izquierdismo es rechazado por todos. ¿Como se comportará sabiendo que su líder agoniza? Hoy han comenzado de nuevo las invasiones campesinas a tierras privadas. El entorno de Lugo favorece las invasiones. ¿Como se manejará el tema? ¿Como podrá su eventual sucesor asegurar la vigencia de la Constitución sin saber exactamente que tiene entre manos?

El reemplazo no es urgente, hasta ahora. El sucesor no quiere comprometerse, pero si no adopta una decisión se verá sometido a la voluntad del que se va. ¿Como adoptará una decisión si le impiden analizar el problema en su exacta dimensión? Lugo está enfermo y de una enfermedad grave. No se debe ocultar el hecho desnudo. Si hay que hacer tripas del corazón, el país lo exige. No por un sentimiento humano se puede abandonar al país.

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