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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

ENFERMOS

  • Andrés Granje

Nuestra sociedad esta enferma, cuesta reconocerlo, pero es la verdad, esta enferma de alcoholismo, en especial nuestra juventud, claro los ejemplos adultos que tienen no son los más edificantes ni camino a seguir. Estamos enfermos de alcoholismo crónico, galopante y terminal, sino fíjense la cantidad de accidentes de transito y personas que mueren en peleas y sucesos donde las que intervienen se encuentran bajo los efectos de la droga del alcohol. La irresponsabilidad es tan grave y patética que sabiendo del mal que pueden causar persisten hasta que todo termina en tragedia.

Nos referimos a las personas que bajo los efectos de intensa borrachera persisten en manejar sus rodados, chocan, matan o lesionan en medio de una total irresponsabilidad, no tienen conciencia ni una mínima educación para entender que en esas condiciones es mejor descansar, quedarse dormido un tiempo, hasta que pase los efectos mas severos del sopor del alcohol y luego retornar o dirigirse al lugar de destino.

 

Otros mas tontos aun creen que el estar beodo es un atenuante, pretenden responsabilizar de sus actos al hechos que estaba borracho nomas, como una excusa o un justificativo, sin darse cuenta que  la ley no exonera de culpa por este hecho, al contrario agrava la magnitud de la falta o el delito cometido. Así es cuando al vicio y la enfermedad  está unida la ignorancia que quizás sea la mezcla más peligrosa y lo que más barbaridades hace cometer a la gente, pues la bebida desinhibe y la ignorancia les impulsa a cometer las tropelías más grandes pensando que el estar borracho lo justifica o disculpa todo.

 

Lo malo, es cuando estos sucesos, protagonizados por beodos,  perjudican a sectores inocentes de la población y a la sociedad en su conjunto, como abundan hechos en los últimos tiempos, la crónica policial todos los días nos cuenta de episodios donde los ebrios  que conducen vehículos, chocan y matan transeúntes, motociclistas, personas que esperaban colectivos en las paradas, en fin, victimas inocentes de la locura y el desenfreno , niños, adultos y ancianos, que deben pagar con su vida la insania de otros, hasta una fiscala del menor dio un triste espectáculo al ser detenida totalmente borracha, haciendo saltar las ajugas del medidor de alcohol en la sangre, que tienen los agentes de transito. La citada funcionaria esta cesada en sus funciones mientras dura la investigación, indudablemente necesita ir a un centro de rehabilitación de enfermos alcohólicos, como muchos otros jóvenes de nuestra sociedad.

 

En fin, debemos terminar con esta incultura del alcohol, esta adoración a las bebidas espirituosa que tenemos los paraguayos, a tal punto de colocarlo en el centro  y en el lugar de veneración y loas de todas nuestras reuniones sociales, en el Paraguay no se concibe fiesta sin alcohol, en una idolatría perversa que lleva a la perdición a nuestros jóvenes. Mientras esta adicción cada vez mas acentuada no erradiquemos será difícil ser buenos trabajadores, imposibles ser  aplicados y puntuales en nuestros compromisos profesionales, pues difícilmente ningún organismo humano por mas vigoroso que fuera soportara y rendirá igual,  después de las extenuantes jornadas nocturnas de tragos y diversiones.

 

1 comentario

Anónimo -

ALGUNAS CIFRAS DEL SECTOR JUVENIL LOCAL
La juventud es un tema estratégico en Paraguay teniendo en cuenta que aproximadamente 6 de cada 10 personas tienen menos de 30 años.

En una investigación realizada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se destaca que solo uno de 20 jóvenes de Asunción es propiamente un actor que participa o busca participar "porque lo desea y tiene oportunidades de hacerlo". Por otra parte, 12 de 20 son marginales, al no querer participar y carecer de oportunidades.

Lo más llamativo resulta el hecho de que a 9 de 10 personas jóvenes no les interesa participar, según la investigación, y que de estos, 3 tienen oportunidades para hacerlo.

El informe también señala que las privaciones y diferentes niveles de exclusión traen consigo significativos niveles de desconfianza en instituciones estatales y políticas, en contraposición a las que se tienen hacia las instituciones de la sociedad civil y especialmente las iglesias, en el caso de los jóvenes de Asunción. El nivel de confianza se encuentra relacionado con niveles de participación. La investigación involucró a jóvenes de entre 15 a 19 años de edad, de Asunción, Buenos Aires, Montevideo y Río de Janeiro.