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AEROPUERTOS QUE HUMILLAN

  • Oscar B. Llanes Torres*

El derecho a desplazarse es reconocido universalmente como un legítimo derecho humano, es deber de los Estado a su vez, evitar que las personas que utilizan una terminal aérea no sufran las terribles y humillantes situaciones de ser tratadas como potenciales delincuentes, someterse a vejámenes y malos tratos de los dependientes sin ninguna calificación personal y capacitación para el ejercicio de sus tareas que le permiten de una manera prepotente, arbitraria, grosera, vulgar, sirviéndose de un lenguaje abusivo y despótico en las tareas encomendadas para prevenir probables actos terroristas.

Todos en alguna ocasión nos cupo la oportunidad de utilizar los servicios aeroportuarios, y el paso por las tenebrosas cabinas de control ante la mirada oblicua de los encargados, todos nos observan y analizan como potenciales miembros de alguna organización fundamentalista y violadores de la paz pública, personas con capacidades especiales también son sometidos a semejantes afrentas, ya no hablemos de funcionarios de Misiones Diplomáticas, Invitados Ministeriales, Organizaciones Internacionales que por imperiosa necesidad funcional deben transitar por los espacios citados, dando margen a que reciban estos modelos de ofensas y una bienvenida o despedida y si fuera portador de simpatía anticipada por el Estado receptor, a estas alturas ya cambiará de idea, probablemente no lo olvide cuando se requieran del mismo algún beneplácito a cualquier gestión que se requiera, pues, nadie olvida un ultraje a su derecho y mucho menos cuando se pone en juego la expresión de su personalidad y que se lo iguala por debajo de la imagen recomendada, existiendo la desconfianza anticipada y no lo contrario de que somos honorables por anticipación.

En casi todas las terminales aéreas existen líneas de paso exclusivo para diplomáticos. Nacionales o Extranjeros, que teniendo la falsa idea de un trato diferenciado se sometan a humillantes exhibiciones públicas que preferiría ocultar el status citado para así no tener la molestia de una situación vejatoria, y peor, cuando el diplomático es una persona adulta mayor, obesa y cualquier otra discapacidad , que tiene que sacar los zapatos, cinturones, chaquetas, portadocumentos, llaveros, cualquier elemento de metal que por ventura sea portador, ver el rostro de estos funcionarios en esa postura realmente es lamentable y triste, un diplomático acreditado o en Misión Especial, un Canciller de visita al Estado receptor, también son requeridos sin ninguna explicación razonable, el criterio de evitar actos vandálicos creo que un calificado funcionario no tendría ni debería ser pasible de estos malos y pésimos requerimientos.

Existen, claro que existen, Estados que respetan la inmunidad de estos agentes. No cito nadie en particular para no herir susceptibilidades de otros, que sí actúan de la manera más grosera, desatenta, descortés, con la exhibición de la insolencia e impertinencia propia de los carentes de educación y mínima civilización.

Elevamos a los responsables de las terminales aéreas, públicas o privadas, un trato sin la ordinariez actual, que dignifique la función y sus agentes, que por obligación laboral tienen la misión de aproximar a los pueblos, vincular intereses, establecer puentes espirituales y no barreras ni muros que impidan el libre tránsito de cualquier persona en cualquier esfera de la vasta geografía universal.

 

*Diplomático y Profesor Universitario Paraguayo

 

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