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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

GOBIERNO CONSCIENTE ES GOBIERNO EFICIENTE

  • Rogelio Guedea

Vivir desde hace seis años en Nueva Zelanda, un país en donde la eficiencia de los servicios públicos y privados en todos los niveles es inobjetable, me ha permitido entender que el  progreso de una sociedad empieza con la actitud. Es la conciencia ética de hacer “bien las cosas” la que transforma sustancialmente la calidad y nivel de vida de las sociedades. Si el que informa lo hiciera sin colocar por delante su interés personal, y si el que legisla lo hiciera sin atender los colores de un grupo o partido, y si el que enseña realmente buscara hacer que sus alumnos pensaran críticamente, y si el que vende leche nos la diera sin tanta agua, etcétera, estoy seguro que notaríamos sensiblemente el cambio.

En esta responsabilidad colectiva radica esta actitud de “hacer bien las cosas”, que nos permite romper con el círculo vicioso de la simulación y la corrupción, tan largo que nos ha costado que hoy nuestro país naufrague. Por eso, creo que si de verdad la intención del gobierno de Mario Anguiano es convertirse en el más eficiente del país, como lo ha dado a conocer recientemente en la XXVI Conferencia Nacional de Competitividad y Mejora Regulatoria, cosa que no es difícil en un estado de proporciones aún manejables, por donde debería empezar a poner el énfasis es en la implementación estricta del Servicio Civil de Carrera para con ello lograr, como consecuencia lógica, la profesionalización del servidor público y la eficiencia de los servicios que éste le brinda a la ciudadanía.

 

Aunque es una estrategia que se ha venido implementando en otras entidades del país (Chiapas, por nombrar sólo un ejemplo, cuenta ya con un Instituto de Profecionalización del Servidor Público, lo que correspondería a nuestra Escuela de Gobierno y Gestión Pública, recientemente fundada), no es un tema sencillo porque requiere de muchos factores que tendrían que armonizarse con términos como preparación académica, meritocracia, equidad, igualdad de oportunidades y productividad, especialización en el desempeño de la función pública asignada, transparencia normativa y escalafonaria, etcétera,  además de, por supuesto, el asunto salarial, que me parece crucial y que ha pasado por alto, en muchas ocasiones, en esta voluntad. No habrá servidor público, sobre todo de los mandos medios hacia abajo, que no diga: “ellos hacen como que me pagan, yo hago como que trabajo”, frase que nos da ya la dimensión del desánimo colectivo.

Así, uno de los pasos que este gobierno podría emprender, marcando con ello una impronta histórica nacional, sería la de hacer una revisión acuciosa a la Ley de Salarios Máximos (aprobada, curiosamente, a principios de este año), como lo hizo Estados Unidos en 1957, para evitar abismos como el del secretario que gana tres pesos al mes, por decir algo, y el diputado local que gana ciento cincuenta, por decir lo menos, sin hacer –peor cosa- lo que hace el secretario, quien luego encuentra tener la misma o mejor preparación (y moral) que el diputado. Es decir: lo que encuentra es una injusticia que, a su vez, le genera apatía, desinterés y, sobre todo, malestar. Una injusticia social de la cual, por supuesto, hace responsable al Estado.

 

En este sentido, para mí el gobierno eficiente es aquel que, tomando en cuenta las exigencias más apremiantes del país, enfoque ahora sus fuerzas en la mente y no en el cuerpo. Esto es: más que grandes edificios, largas carreteras, enormes puentes, necesitamos evolucionar en conciencia, civilidad, competitividad, transparencia, legalidad, porque de nada nos sirve tener un cuerpo musculoso (infraestructura) si asila una moral ruin (superestructura).

 

Esto, trasladado al ámbito social, se reduce a lo siguiente: los muertos que vemos en las calles son las víctimas de nuestra inconciencia., y no nos extrañe, por tanto, que en cualquier momento descubramos nuestras propias manos manchadas de sangre. Este gobierno, pues, con creatividad, competitividad y responsabilidad podría traer más beneficios que ningún otro en la historia de Colima y ser, como lo quiere, el más eficiente del país. Algunos ex gobernadores cuyo nombre me avergüenza decir se ufanan de haber construido miles de obras  materiales –y en privado también se ufanan de haber salido de sus gestiones con otras miles más- pero nunca se dieron cuenta que nada hay más ofensivo para la sociedad que ver que sus gobernantes se regodean de haber hecho algo que era su obligación. Si tenemos en cuenta que, según datos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, México es uno de los países con mayor desigualdad salarial en Latino América (incluida la de género), una revisión profunda (que dé a cada cual lo que le corresponde) al esquema de salarios de servidores públicos de todos los niveles que, al mismo tiempo, acepten el reto de trabajar conjuntamente por un objetivo común, podría ser, desde lo local, un primer gran paso, incluso, de la reforma de nuestro Estado, que, cumpliendo a cabalidad su Plan de Desarrollo Estatal, seguramente sería modelo a seguir a nivel nacional.

 

 Tener como principio de todo la legalidad

1)- Transparencia en la contratación y reclutamiento,

2)- Evaluación de capacidades,

3)- Certificación de competencia,

4)- Especialización,

5)- Capacitación, 

6)- Evaluación del desempeño y desarrollo,

7)- Remoción o ascenso escalafónario traerá en el futuro mediato algo que la ciudadanía ha perdido y pide a gritos: credibilidad.

 

¿Y no es credibilidad, confianza, seguridad, sólo eso, lo que más necesitamos en tiempos de miedo e incertidumbre?

Afmedios

http://www.afmedios.com/rogelio-guedea/11390-paracaidas.html

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Anónimo -

Giuzzio y jueza de Luque dejan en el oparei escandalosa evasión

A pedido del fiscal Arnaldo Giuzzio, la magistrada luqueña María Teresa González de Daniel resolvió desestimar la causa por evasión de impuestos en relación al titular del Senado, Óscar González Daher.

Por Roberto Irrazábal
Los escandalosos casos de evasión del impuesto inmobiliario en propiedades del titular del Congreso, Óscar González Daher, publicados en agosto pasado por una investigación de ÚH y Telefuturo, fueron desestimados ayer por la jueza de Luque María Teresa González de Daniel, mediante un pedido sugestivo realizado el miércoles por el fiscal anticorrupción Arnaldo Giuzzio, con lo que se desvincula totalmente al parlamentario colorado del hecho punible de evasión.
Lo sugestivo parte del hecho de que el agente pidió innecesariamente la desestimación de la causa por el delito de evasión en relación al senador colorado sin siquiera tomar antes declaración indagatoria a los funcionarios municipales que realizaron las adulteraciones, según lo afirmó el propio fiscal, quien ya imputó a uno, Tomás Édgar Vargas Franco, quien, según su pareja, hace dos meses dejó la Comuna y está en Ciudad del Este.
Varios agentes fiscales del área confirmaron a ÚH que Giuzzio no tenía ninguna necesidad de pedir la desestimación, sobre todo cuando la investigación aún está en curso y no se agotaron las instancias ni declararon los imputados.
Lo llamativo aumenta cuando se analiza la celeridad de la desestimación, justo cuando el agente es actualmente candidato a la titularidad del Ministerio Público, cargo que requiere de la venia de los políticos.
SOSPECHOSO. El miércoles pasado, Giuzzio informó a ÚH que imputó, el día anterior, al funcionario Tomás Vargas, pero curiosamente obvió informar que pidió luego la desestimación de la causa en relación a González Daher.
Ayer, en Tribunales, el fiscal justificó su decisión señalando que el impuesto lo liquida la Comuna y que el senador no podría saber que estaba evadiendo, por el gran número de propiedades en cuestión, unas 65, según el agente, quien en horas de la tarde no respondió a los llamados telefónicos de los periodistas de ÚH.
"Hay que aclarar que nosotros no negamos la existencia de la evasión. Esta puede existir, solo que no encontramos como responsable al propietario de la evasión, porque, en este caso, la municipalidad es la que debe liquidar el impuesto. Ahora encontramos como sospechoso a un funcionario que fue el que alteró esos datos y el responsable de la alteración, prima fase", dijo Giuzzio.
El fiscal, incluso, puso de excusa el hecho de que las propiedades del parlamentario no tenían planos en la municipalidad, y hasta justificó al senador señalando que no podía saber de la evasión por la cantidad de propiedades que tiene.
"Muy difícilmente un propietario pueda manejar o administrar todos esos bienes y su patrimonio, más aún que, en la fecha del allanamiento, prácticamente no encontramos documentación, en el departamento de Archivos, que demuestre que había declarado anteriormente, y son inmuebles antiguos", justificó.
El agente ahora cambió la carátula del caso por "alteración de datos y sabotaje de computadoras". Refirió que hay otros funcionarios sospechosos y que, en total, fueron adulteradas unas 900 propiedades; de las cuales, 600 no tienen justificación. Así, el caso de evasión muere y la piola se corta por el lado más delgado.

Ignacio Escolar -

LOS HIJOS DE LA CRISIS

Durante aquellos años nefastos, Buenos Aires fue la ciudad con el mejor reciclaje del planeta. No fue mérito del Gobierno sino de la crisis argentina y de sus hijos más castigados. Les llamaron cartoneros: cada noche, 40.000 personas salían de las barriadas hacia el centro para husmear en la basura de los ricos. Buscaban papel, plástico y vidrio que después vendían al peso. En un mes, con suerte y esfuerzo, un cartonero podía ganar 200 pesos, unos 40 euros. Para muchas familias, era la distancia entre la miseria y un plato caliente. Entre los cartoneros abundaban los niños. La escuela era un lujo que podía esperar.



Las cicatrices de las debacles económicas no se borran cuando remonta el PIB. El verdadero drama llega muchas veces después, cuando su herencia condena de por vida a toda una generación a la ignorancia, a la pobreza, a la marginalidad. La mayoría de aquellos cartoneros jamás volvió a los estudios. Hoy siguen en empleos precarios: su falta de formación no les permite aspirar a algo mejor.



España no es Argentina, pero nuestra crisis, que según las nuevas previsiones del Gobierno durará al menos dos años más, tampoco terminará cuando el PIB vuelva a florecer. Las hipotecas a 30 años seguirán estando ahí. Los hijos de la crisis en España no son cartoneros, son mileuristas. Es esa generación que algún pedante bautizó como “la mejor preparada de la historia de España” y que ahora es probable que sea la primera, desde la Guerra Civil, que viva peor que la de sus padres. A esa generación, a mi generación, nos han estafado. Nos cambiaron una vivienda digna y un empleo estable por la Playstation 2.

http://www.escolar.net/