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HISTORIAS DE UN DIA PARA TODA LA VIDA

Che trompo arasá

 Moni Munilla

Por estos días, la Orquesta Folklórica de la Provincia de Corrientes, está cumpliendo 38 años y es loable recordar a su primer director, el maestro Herminio Giménez, paraguayo de cuna, con vocación para la música desde niño y con reconocimiento mundial para su obra. Autor de la clásica polka “Che trompo arasá”, tan bellamente interpretada por solistas y formaciones orquestales como la Sinfónica del Paraguay que dirige el maestro Luis Szarán, viene siempre bien recordarlo, ya que don Herminio vivió en Corrientes durante su obligado exilio y por su iniciativa y empeño se creó la Folklórica.

Sin desperdiciar puntos y comas para la lectura, valga la transcripción de una hermosa prosa del escritor Girala Yampey, amigo personal de Herminio y autor de la letra de magníficas composiciones musicalizadas por el célebre maestro. Con el título de “Un trompo gira en el viento”, así se expresa el autor:

“Cuando los recuerdos intensifican las añoranzas, fluyen en torrentes los tesoros de la memoria y atizan el fervor de nuestras pasiones. Nos llenan de tristezas o de alegrías al despertar reminiscencias. Nos distraen con fantasmas del pasado. Si ausentes del terruño, con gran fuerza. Pero, más hondas si son en el destierro.

El inolvidable maestro Herminio Giménez, sabe de estas cosas. El nació en Caballero el 20 de febrero de 1905 y falleció en Asunción el 5 de junio de 1991. Hijo de José Dolores García, un músico bohemio, peregrino por los pueblos con su arte a cuestas, que gustaba dar serenatas a las muchachas. Durante su fugaz visita al pueblo de Caballero, enamoró y embarazó a Artemia Giménez, de 17 años de edad. Es la romántica aventura que dio vida a quien estaba destinado a ser un Grande en la música paraguaya. A los tres meses de amamantar a su criatura, un rayo la mató. Tarde se enteró el padre del hecho y, aunque quiso retirarlo un tiempo después, las tías no lo permitieron. Artemia dio su apellido a Herminio, cosa habitual en aquella época.

El niño, llevado por los tíos a Paraguari, tomó conciencia de su vocación al oficiar de bombardino en la Banda de música de esa localidad. De allí, fue contratado por la de Asunción. En esa época se convirtió en notable compositor. Posteriormente, ante el conflicto bélico con Bolivia, aunque aborrecía la guerra, se alistó en el ejército paraguayo para defender la heredad en la guerra del Chaco, 1932/1935. No disparó metrallas. Lanzó melodías, para compatriotas y enemigos, en las trincheras enfrentadas. Terminada la confrontación bélica, en 1936 fue al destierro. Fiel a su Identidad cultural, compartió generosamente sus conocimientos y brindó su solidaridad a la gente necesitada. Su intensa añoranza por su patria, lo refleja también en: “Lejanía”, “Mi oración azul”, “Renacerá el Paraguay”, “Canto de mi Selva” y mucho otros, como: “Che trompo arasá”, (1937), al año de su primer destierro: “Vibración de pasión /como rítmico son de canción /espiral musical como trémula luz irreal /Arlequín saltarín /como trompo que gira sin fin / Es mi corazón, apasionado diapasón/ que gira su canción/ al son de la ilusión./ Corazón, juguetón, espiral, musical / Danzarín trompo mareado de girar tras el amor /Tierna evocación de guayabos en floración /que gira su canción al son de la ilusión/ Girar, girar, tras el amor /como el cantar del trovador / Poder tornar a la niñez /que en Asunción feliz dejé /Mi vida fue siempre rodar /igual que aquel trompo arasá”. Herminio, siempre vivió erguido, como el Tajy (Lapacho) de fuerte corazón. Sin haber conocido a sus padres, encontró la fórmula para sacudir las cascarrias de la forja, esas que brotan del desamparo de su nacimiento. El mismo talló las facetas de su personalidad, de artista y hombre universal. Las desventuras de sus primeros años, no mellaron la nobleza de sus sentimientos. Las barreras de su orfandad fueron superadas y, quizás con profundas añoranzas, inexplicables para su mente infantil, construyó un destino de grandeza. Ausentes los carpinteros naturales que le dieron vida, ofició de artesano y se moldeó a sí mismo en trompo, danzarín ejemplar, que correría por el mundo a cosechar merecidas distinciones. Con ritmos y vibraciones autóctonas, asimiló las sinfonías universales para componer polcas y guaranias que, sin ser puntualmente las iniciales, son las que, en su tiempo, marcaron los caminos de la música popular de su tierra.

Los trompos se labran con particulares características, en cientos de tipos y variedades. Como los seres humanos, cada cual tiene una personalidad singular. Se distinguen por su peso, su brillo, su forma de girar y otras originalidades. Los hay roncadores, de púas alocadas o serenas, de danzar armonioso y equilibrado. De todos los modos, y de todas las maneras, son iguales a los hombres. Excelente, es el que, al ser lanzado a la pista, gira como buen bailarín, o el que, con un pequeño impulso del dedo índice, salta a la palma de la mano y sigue allí, serenamente acurrucándose para ser mimado.

‘Che trompo arasá‘, es un clásico de la polka. Tiene ritmo jubiloso, como el mejor y más delicado de su clase, semejante al andar de Herminio, quien lleva el aliento de su pueblo, con aromas de arasá. Es Herminio en persona, corazón solidario y pensamiento abierto, quien después de un largo peregrinar, al caer la tiranía de su patria, volvió a su tierra y fue homenajeado y aplaudido por sus compatriotas que, por fin, pudieron verlo y escucharlo en presente. El andariego trompo fue ovacionado y puesto en las palmas de las manos de la gente, como un típico trompo de la estirpe guaraní, anticipando la gloriosa despedida. Sus sinfonías siguen brindándonos sus melodías. Herminio sigue con nosotros. Hizo girar la fantasía, los sueños y las ilusiones de su pueblo. Como su trompo, anheló siempre acariciar el terruño. ¿Acaso, cada uno de nosotros no somos más que un trompo que gira a su manera en busca de un destino más feliz?

Herminio, es un trompo mágico que gira con los vientos de su inspiración”.

 

http://www.el-litoral.com.ar/leer_noticia.asp?IdNoticia=149894

 

 

2 comentarios

Moni Munilla -

Muchas gracias por publicar mi historia. Tuve el honor de conocer a Herminio Giménez, amigo de mi padre. Visitaba frecuentemente mi casa y recuerdo perfecto una tarde que tocó en guitarra y cantó "Soy forastero".

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