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MENOS ACCIDENTES

Los datos preliminares del Centro de Emergencias Médicas acerca de la cantidad de accidentados, lesionados y heridos durante los festejos de la Navidad son verdaderamente alentadores. Según los directivos de este centro asistencial, la reducción fue drástica: 50% menos con respecto al año 2009. Hacía mucho tiempo que no se registraba una disminución tan importante en las siempre terribles estadísticas de Emergencias Médicas. Como una muestra de este positivo panorama, los médicos de la institución señalaban que sorprendía comprobar que en las primeras horas de la mañana del 25 había bastantes camas y camillas disponibles, cuando lo habitual en fechas como ésta es la saturación y la sobrecarga de trabajo. Si bien las informaciones son todavía parciales –pues no engloban aún las cifras del fin de semana largo- hay razones para mantener el optimismo.

 

La explicación de esta excelente noticia no puede ser otra sino los estrictos e intensos controles en rutas, calles y avenidas de Asunción y el departamento Central, así como de otras importantes zonas del país. Se han instalado barreras prácticamente todos los días de diciembre, se detuvo a los infractores y a los conductores alcoholizados –sin importar su rango ni posición- y se aplicaron las multas tal cual lo establecen las leyes y normas. El resultado de estas acciones emprendidas por la Policía Caminera, la Fiscalía y la Policía Nacional –no siempre comprendidas o respaldadas por el conjunto de nuestra sociedad- se vio con toda claridad ayer. Ya sea por conciencia o por temor al alcotest y a la multa consecuente, lo cierto es que en la Nochebuena primó al menos un poco más la prudencia y la sensatez, con relación a años anteriores.

 

Esta sensible reducción del número de accidentados debe alentar aún más a las autoridades, ya que demuestra que los planes y medidas para lograr mejores índices de seguridad en las rutas y en la red vial están funcionando  como se esperaba. Es el momento de ratificar la línea de trabajo adoptada y no bajar la guardia. En la presente temporada –la de mayor consumo de bebidas alcohólicas- quedan todavía por delante las celebraciones de Año Nuevo, las actividades veraniegas y, en algún tiempo más, los carnavales. La ciudadanía tiene que acostumbrarse a los controles, considerarlos como necesarios por el bien de todos. A la larga, las barreras y las campañas de concienciación concomitantes acabarán por forjar nuevos hábitos y conductas sociales, más responsables y menos peligrosas.

 

Para lograr esto es fundamental complementar los controles policiales y el alcotest con intensas campañas de difusión –en calles, medios de comunicación, centros comerciales e internet- a fin de que la población tome conciencia de las enormes pérdidas humanas y materiales que los problemas del tránsito acarrean a la sociedad. De igual forma, con miras a alcanzar objetivos a más largo plazo, es preciso incorporar la enseñanza de la seguridad vial en el sistema educativo formal. Ese es el camino para formar nuevas generaciones de conductores que tengan una comprensión más cabal de sus propios derechos y de los demás. A la luz de los negros y abultados números de muertes y de graves secuelas dejadas por los accidentes automovilísticos en el Paraguay, todos estos esfuerzos están plenamente justificados y constituyen elementales medidas de salud pública.

http://www.lanacion.com.py/articulo.php?menos-accidentes&edicion=2&sec=29&art=6593

 

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