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EL EJEMPLO DEL HONESTO

  • Jorge Benítez

Los casi 800.000 socios que tienen globalmente las más de 700 cooperativas que funcionan en el país podrían hacer hoy una sencilla prueba para saber el grado de honestidad y entrega desinteresada de sus dirigentes.   

Para tal caso, se puede hacer una comparación con una situación real que está viviendo una cooperativa que hace poco más de un año estuvo al borde de la quiebra y que fue rescatada por sus socios fundadores, con los mismos principios y las mismas intenciones que los había unido hace 20 años para crear dicha entidad.   

Los malos manejos de los directivos anteriores, por decirlo de alguna manera, desembocaron en la desaparición de casi G. 4.000 millones, y el propio Instituto Nacional de Cooperativismo (Incoop) concluyó en una fiscalización que la entidad perdió el 75% de su capital, lo que equivale en la misma proporción a la pérdida del aporte de cada socio.

 

Existen, incluso, investigaciones abiertas tanto a nivel administrativo en el Incoop como en la justicia ordinaria, pero esta columna no pretende ahondar en ese aspecto.   

 

La recuperación se ha hecho a base de coraje y honestidad, actitudes que me constan porque seguí de cerca de alguna manera esta evolución a través de mi trabajo periodístico.    Quizá se trate de su cooperativa. Le daré las pistas y algunos datos esenciales para que compare y saque sus conclusiones:

 

 1. Los actuales dirigentes aseguran que no cobran ni un solo guaraní en dietas (los anteriores cobraban por cada reunión). La cooperativa, que es una entidad de mediano porte, ahorró en el 2010 en ese concepto unos 200 millones de guaraníes (recuerde que hay de las que gastan en dietas más de un millón de dólares al año).   

 

 2. Entre comidas y bebidas para las sesiones, la dirigencia anterior gastaba más de G. 60 millones al año. Hoy el gasto es ínfimo, se suprimió casi totalmente.   

 

 3. El anterior presidente se movía con gastos de representación, que era de casi G. 15 millones anuales. Ese gasto es hoy cero, es decir que el actual se paga sus gastos.   

 

 4. El nepotismo era una práctica habitual y se había convertido en factor nefasto para la institucionalidad de la cooperativa. Afirman que este vicio ha desaparecido.  

 

 5. Se corrigió, además, la superpoblación de personal. Existían 44 empleados hacia finales de 2009, y hoy son 14.   

 

 6. Se suprimieron las sucursales improductivas y se abrieron otras más necesarias, con lo que se ahorraron por lo menos G. 150 millones al año.   

 

 7. Se suprimió un conservatorio de música y se habilitaron otros servicios educativos más acordes a las necesidades de la zona, y se ahorró de paso G. 60 millones al año.   

 

Hay otros avances, pero estas siete situaciones descritas ya le habrá dado pistas suficientes para saber si se trata de su cooperativa o no, aunque debo advertirle, amable lector, que posiblemente no haya más de dos con esas características.    Si es la suya, es para sentirse orgulloso, porque esta cooperativa es la prueba de que la honestidad es el motor del cambio y la base principal para el éxito de un emprendimiento solidario.  

 

Si no es la suya, lo siento, pero no es el único o la única en esa situación; hay miles de socios como usted, lastimosamente.

 

1 comentario

rafaelluisfranco -

Pinta tu aldea y pintarás el mundo; muy buen trabajo y ejemplos. Y los puntos a comparar que se refiere también se aplican a la administración del Estado, cualquiera. Como saben, hay un dicho que dice: lo que es de todos no es de nadie; y a las cooperativas, los clubes deportivos y al Estado le cabe esta sentencia. Por tanto una institución cooperativa depende pura y exclusivamente de la inteligencia de los socios de saber elegir a sus dirigentes, igual que el Estado. Por eso hay que desconfiar siempre de los fanáticos, los mesiánicos que van a salvar a la sociedad de la explotación, los que del día a la noche van a terminar con la pobreza, los que van a luchar por la justicia social, etc.; todos cuenteros, estafadores.