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SUEÑO TRUNCADO

  • Por: Zunilda Acosta                         

Andrea es una joven que vive con su familia; de condición muy humilde en el barrio Viñas Cué del bañado norte de Asunción. En diciembre culminó la secundaria con el anhelo de poder continuar sus estudios hasta convertirse en profesora de educación física. Sin embargo algo inesperado ocurrió hace unos días, cuándo no, la inseguridad reinante en el país corto -de momento- el caminó hacia sueño de la joven.

Conversando con su familia llegaron a un acuerdo; conseguirían los 400 mil guaraníes que necesitaba Andrea para inscribirse al curso probatorio. Su papá que es vendedor ambulante puso una parte y, junto con su hermana que es docente y su hermano vendedor de diarios; completaron el monto y Andrea pudo asistir al curso.

Mucho era lo que tenia que estudiar, pero con entusiasmo comenzó. Para el ingreso a la carrera de profesora de educación física debía no solo rendir un examen teórico sino uno físico. Ello implicó en Andrea mucho mayor esfuerzo, se levantaba más temprano e iba a trotar al Jardín Botánico; tomó clases particulares de natación con una amiga y de a poco se fue sintiendo lista para enfrentar el desafío de rendir los exámenes y hacer realidad su sueño de ser una profesional.

 

Ayer por la tarde, cuando volvía del curso, sintió que le estiraban la mochila de la espalda, al darse cuenta que estaban intentando robarle giro para sujetar la mochila. En ese momento sintió un golpe en el hombro que la tumbo al suelo. No pudo ver a su agresor; sentía un fuerte dolor y se dirigió a su casa. Al llegar le contó a su familia lo acontecido y la llevaron al Centro de Emergencias Médicas; allí le confirmaron lo peor: Tenía una fractura; pero no era lo que le dolía más a Andrea.

 

La fractura significaba que ya no podría continuar con sus sueños, “no se pueden suspender los exámenes; podes intentar de nuevo el próximo año” le dijeron en el Instituto donde estudiaba. Todo estaba perdido.

 

Ahora ella debe esperar 3 meses para poder realizar ejercicios físicos. “Lo único que pido es que haya más seguridad” dijo la joven. El hecho ocurrió este fin de semana frente portón principal de acceso al Jardín Botánico. En el mismo lugar se encuentra instalada una caseta policial pero ellos afirman que “no vieron, ni se enteraron de lo sucedido”.

 

Fuente: Agencia Jakueke

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