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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

PARÁSITOS DEL ESTADO

 

por Luis María Fleitas Vega (*)

No pasa un día sin que nos enteremos de algún problema en la salud del pueblo, y no me refiero al parasitismo que ataca a niños en el ambiente rural, sino a una plaga mucho peor, el sindicalismo del Estado.   

Esta malformación gremial que hizo metástasis en Paraguay, con honrosas excepciones, se formó para defender la burocracia colorada que dejó Stroessner en la administración pública. Es un engendro socialistoide que no tiene nombre; llamarlo patota no cave porque la mayoría no anda en motos, sino en automóviles; llamarlo sindicato es un halago sin merecimiento, y llamarlo de lucha social es ofender la memoria de los mártires del laborismo mundial. No luchan por la dignificación del empleo, sino por su multiplicación estéril. Tampoco pelean por un concurso donde ingresen los mejores, sino por el tráfico de influencias donde meten a sus parientes, correligionarios y “amigos” usando la ley de las tres C: para el amigo cargo; para el tibio, contrato temporal; y para el enemigo, calle.   

 

La teoría de la bóveda o del tatacuá es perfectamente aplicable a estos zánganos, ¿si cae uno, caen todos? Es por ello que no vemos nunca a un sindicato del Estado pidiendo sumario para los corruptos, sino canonjías para su primer anillo. Mismo descubriendo in fraganti a sus socios en alguna fechoría no permiten la corrección; tampoco se renuevan o aceptan las leyes democráticas de la alternancia y el voto secreto. Se revuelcan en un lodo continuista, donde los únicos nuevos son los planilleros, coimeros y haraganes. Si quieres conocer quiénes son los líderes sindicales de un ente estatal, busca en la Oficina de RR.HH. a los especialistas en reposo y faltas administrativas; probablemente son los mismos que organizaban las farras a sus jefes seccionaleros.   

 

Como anécdota, en Itaipú no hace mucho se hizo un sumario a unos empleados que abandonaron sus puestos de trabajo; el sindicato mayoritario alegó en su defensa: “parcialidad en el sumario”. Y mandó anular dicho trámite administrativo. Sin embargo, hace poco unos guardias de seguridad abandonaron sus puestos en horas laborales, fueron a una farra donde armaron un bochinche y, consecuentemente, fueron presos por la policía. El mismo sindicato, según expresión de uno de sus propios dirigentes ante la dimisión de los mismos, alega que “no se acatan las normas legales que exigen sumario previo”.

 

Por culpa de los sindicatos del transporte aún soportamos sus peligrosas chatarras que conforman una de las flotas más atrasadas y poluyentes de América Latina. Basta con pasar la frontera para notar lo mal que estamos. A diario vemos a buses sin ruedas atascar nuestras estrechas y accidentadas calles.   

 

Por culpa de los sindicatos corruptos de Aduanas no podemos combatir una mafia que en su apogeo llegó a representar hasta 70% de evasión fiscal, según expresiones de la ex directora general Margarita Díaz de Vivar, quien redujo, según dice, al 30%. Imagínense los lectores ¡cuántas escuelas podríamos construir con lo robado en Aduanas!   

 

Por culpa de los sindicatos de Puertos no podemos construir una simple mejoría turística y urbana que atraería a visitantes a la zona portuaria, donde hoy solo abundan caballos locos, prostitutas y travestis. Es la miseria que atrae a la miseria.   

 

Por culpa de los sindicatos de la Dinac no podemos mejorar nuestro aeropuerto o equiparlo con lo mínimo que requiere la navegación internacional. Aun con la anuencia del Presidente que instruyó a su mejor ministro a elaborar un proyecto de concesión, y con media sanción en el Congreso, no se puede mejorar nuestra puerta de entrada ¡Ni siquiera se trata de privatizar un bien del Estado, sino de una simple concesión!   

 

Por culpa de los 14 sindicatos de IPS, que impiden una verdadera intervención, soportamos un hospital central sin remedios, con escasos médicos mal pagados, con asegurados humillados y con un cambalache mercantil en sus puertas. Da la impresión de que el orden y la limpieza están prohibidos. En cambio, la infección hospitalaria, administrativa y técnica, estimulada. ¡Y eso que se trata del principal hospital nacional!   

 

Por culpa de los antiguos sindicatos entreguistas y acomodados de Itaipú, Yacyretá y la ANDE no se han hecho las obras necesarias para paliar nuestra actual crisis eléctrica. Sus líderes corrompidos aceptaban cargos y canonjías, algunos con el bonito nombre de “beneficios sociales” a cambio de dejar tranquilos a los directores y consejeros. Estos libaban sus mieles, mientras nuestros socios condóminos mamaban energía limpia y barata.   

 

La cantinela de la “privatización” de un ente estratégico es la preferida por estos mamíferos estatales. No se dan cuenta de que hasta la NASA que llevó al hombre a la Luna está administrado por genios y científicos privados, pero siempre regulados por el Estado. Nadie puede privatizar el ejército, la policía y las informaciones de inteligencia de una nación. La vaca lechera es más útil viva que muerta, por eso debemos desparasitarla de estas garrapatas. ¡Basta de falacias!   

 

Ninguno de los seis presidentes que ocuparon la poltrona de López, desde la caída de la dictadura, se animó a combatirlos porque sencillamente representan 200.000 votos cautivos que los colorados usaron para sus orgías políticas. La mayoría de los ministros y directores de las instituciones prefieren “negociar” con ellos, cayendo en sus chantajes perversos, así el nepotismo creció considerablemente.   

 

Si Paraguay quiere subir al tren del desarrollo debe deshacerse de algunos sindicalistas vitalicios que solo acarrean atraso y angustia a los verdaderos trabajadores del país.   

 

* Columnista invitado

28 de Febrero de 2011

 

1 comentario

Maria -

POR CULPAS DE LSO SINDICATOS NO SE PUEDE CONSTRUIR. POR CULPA DE LOS SINDICATOS...

que gran joda. Que sarta de idioteces. Está bien, los sindicatos de este país estarán lejos de ser perfectos, y llenos de corrupciones. Pero dejense de jdoerme. La corrupción NO es la causa de que no se pueda construir y mejorar. Son los sindicatos.

AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.