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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

EL SUEÑO DEL AUTO PROPIO

Andrés Granje

Las empresas representantes de vehículos nuevos o cero kilómetros como se los denominan, presionan para que finalmente se redacte una ley que prohíba la importación de automóviles con mas de cinco años de antigüedad, el proyecto ya tiene media sanción y ahora se estudia en la Cámara alta, con lo cual estamos a días de un desenlace, saber si finalmente se impone o no la normativa legislativa, lo que está dirigida directamente a terminar con el comercio de los autos traídos de Iquique, Chile, de donde ingresa vehículos de hasta diez años de uso, que solucionó a medias los graves problemas generados por la falta de transporte de la ciudadanía en los últimos años.

La importación de autos usados, generalmente de fabricación de países Asiáticos, vía el puerto libre de Iquique, fue el antídoto contra el padecimiento de muchísimos compatriotas que llegaron a hacer realidad el sueño del auto propio, acentuado en nuestro país por la falta de un sistema adecuado de transporte publico, esta modalidad terminó también con la marginalidad que ocasionaba el tráfico de autos robados en territorio brasileño, preferentemente, que eran vendidos en el mercado paraguayo, en un comercio ignominioso que llenaba de oprobio al Paraguay ante los ojos de las naciones del MERCOSUR. Hoy felizmente el negocio ilegal de los autos “mau”, esta en retroceso, ya que esta mafia tenía conexiones con otros negocios ilícitos como el narcotráfico.

 

Por otra parte las concesionarias de autos nuevos que vieron reducidas sus ganancias con el auge de la importación de usados, nunca dieron muchas facilidades al publico comprador, ya que el precio de los rodados nuevos son muy elevados y están tan lejos de las posibilidades de adquisición de la gente con ingreso medio, solamente los que gozan de alto estándar económico pueden comprarlo, aparte los planes de venta en cuotas tampoco ofrecen ventajas con financiamientos muy duros para el comprador. Los argumentos que los autos traídos de Iquique, no ofrecen seguridad al publico y que contaminan el medioambiente no es muy creíble, en todo caso la contaminación no es mayor que los que generan los autos adquiridos de estas concesionarias al poco tiempo de uso.

 

Esperamos que en breve tiempo en el Paraguay se instale finalmente empresas ensambladoras de vehículos, allí acabaran los padecimientos de la ciudadanía, es lo que sucedió cuando comenzaron a montarse motocicletas en el país con lo cual se abarato el precio al tiempo que se ofrece sistemas de venta en cuotas que resulta mas económico que lo que les cuestan movilizarse en ómnibus a los trabajadores mas humildes, con toda las incomodidades que genera el servicio de transporte publico en el país. Por de pronto no se puede limitar a cinco años de antigüedad de fabricación, la importación de rodados usados, pues esa medida solamente beneficia a los empresarios vinculados a las concesionarias de autos cero kilómetros, en perjuicio de la ciudadanía y los otros importadores que también pagan impuestos y generan fuentes de trabajo para el país.

 

 

 

 

3 comentarios

Anónimo -

LA IMPORTACIÓN LEGAL DE VEHÍCULOS USADOS SEPULTÓ EL MALDITO NEGOCIO DE AUTOS “MAU”
No es necesario realizar un ejercicio de la memoria muy denodado para recordar el estigma que pesaba sobre la imagen del Paraguay durante la época de la dictadura stronista y los años inmediatamente posteriores al golpe de 1989, a raíz de la “legalización” en nuestro mercado de vehículos robados en el Brasil y la Argentina, y que eran calificados y conocidos en ese entonces con el nada elogioso rótulo de autos “mau”.
Esta fue una de las vías preferidas del tirano para mantener satisfecha a la creciente clase media de los sectores urbanos de nuestro país: por un precio bajo podían adquirirse automóviles robados en el exterior, que luego, mediante un amañado proceso de “nacionalización”, eran puestos en circulación dentro del mercado nacional.

Aunque entonces se argumentaba una supuesta “buena fe” por parte de quienes adquirían este tipo de vehículos, era evidente que se la invocaba nada más que como una excusa para justificar una acción ilícita, ya que el comprador, por el bajo precio, sabía desde un primer momento que esos automóviles eran robados y que solamente podían ser utilizados dentro del territorio nacional, puesto que si llegaban a circular en los países vecinos serían objeto de segura requisa.

El estado de profunda postración moral en que el país se encontraba se agudizó aún más en los últimos años de la dictadura, cuando la gran mayoría de los autos “mau” tenía chapa blanca, otorgada por algún municipio del interior. Los de Asunción la tenían de color azul. Por lo tanto, el uso de la primera era de por sí sinónimo de ilegalidad. Para ocultar esta vergüenza, la Municipalidad de la capital de aquella época tranquilamente cambió el color de azul al blanco que tiene hasta ahora.

Este repudiable sistema que ocasionó un perjuicio irreversible a la imagen internacional del Paraguay sirvió además para enriquecer ilícitamente a un importante número de jerarcas militares, policiales y capos del gobierno stronista, quienes, gozando de los privilegios que se derivaban de su cercanía política con el tirano, hicieron de este tráfico irregular de automotores un “negocio” que les permitió amasar fortuna a ellos y convertir al país en un verdadero prostíbulo de autos robados.

Este modelo de obscena corrupción fue limitándose con el tiempo merced a ciertas iniciativas legislativas impulsadas desde el Poder Ejecutivo hacia mediados de la década de 1990. No obstante, el gran factor que contribuyó a su gradual y definitiva superación fue la importación de vehículos usados baratos que llegaron al país a través del puerto chileno de Iquique, un fenómeno que permitió a la extendida clase media paraguaya poder adquirir un auto legal a pagar en cuotas y en condiciones mecánicas y técnicas aceptables.

Por la lógica competencia que esta situación significa, las empresas importadoras de vehículos de marca en defensa de sus legítimos intereses han intentado en distintos momentos impedir la importación de los “autos de Iquique” o restringir al menos la posibilidad de su importación, a partir de criterios basados en la antigüedad de los mismos por los daños que producen sus motores viejos al medioambiente. A pesar de esta atendible preocupación de los representantes de marcas, es preciso reconocer la gran contribución que los vehículos de Iquique han significado para el saneamiento del parque automotor paraguayo –del que los representantes de marcas también se beneficiaron– y la enorme incidencia que los mismos han tenido en lo que respecta a la recuperación de la debilitada salud moral de la nación.

Cualquier consideración que pueda efectuarse sobre el tema no debe eliminar esta realidad del análisis de la cuestión: la importación de los vehículos usados vía Iquique ha significado un progreso para el país en términos de moralidad, y la mayoría de las personas responsables de este negocio absolutamente lícito son ciudadanos que tributan impuestos por el mismo, y son individuos visibles y conocidos, nada comparable con los capitostes que durante la época de la dictadura protegían el oscuro negocio del tráfico de autos robados.

Por lo demás, las autoridades debieran ver que los paraguayos puedan acceder, en número cada vez más creciente, al uso de un automóvil al alcance de sus posibilidades económicas. En el pésimo estado en que se encuentra el sistema de transporte público en el Paraguay, resulta más que lógico que los ciudadanos intenten encontrar las vías alternativas para poder trasladarse en una condición de mayor decoro y dignidad. En este sentido, resulta incomprensible y hasta incoherente que mientras los legisladores analizan la posibilidad de reducir de 10 a 5 años la antigüedad permitida para la importación de autos usados, existan pretensiones de elevar de 20 a 30 años la vida útil de los colectivos de pasajeros. Un absurdo total.

Sería un retroceso institucional muy grande que, como consecuencia de una decisión legislativa, nuestro país vuelva a ser un paraíso para que los ladrones de autos del Brasil y la Argentina tengan un mercado donde vender fácil el producto de sus fechorías.

Como se ve, los legisladores tienen un delicado problema a analizar porque en el caso no hay solución salomónica; cualquiera sea ella, una de las partes saldrá perdiendo. Esperemos que el sentido común prime en su decisión y que la parte perdedora tome con altura su suerte.
http://www.abc.com.py/nota/la-importacion-legal-de-vehiculos-usados-sepulto-el-maldito-negocio-de-autos-mau/

Arístides Cañete -

Vehículos vía Chile

No sé si los empresarios piensan que todos los paraguayos son tontos... pero los vehículos vía Chile, de origen oriental, no cumplen básicas especificaciones técnicas para nuestro medio: los faros encandilan porque están preparados para una circulación inversa a la nuestra, los limpiaparabrisas no despejan la visual como debe ser, los retrovisores no van del lado correspondiente con respecto al ángulo de enfoque y aumento.

Ni la antena de radio siquiera está donde corresponde y vaaaaarias cosas más. No es solo el cambio de lugar del volante.


Anónimo -

Colectiveros, choferes y sardinas
Suba del gasoíl, suba del pasaje, remarcación de precios, inflación, pérdida del poder adquisitivo del salario, suba del salario mínimo. La mecha de la inflación ya está encendida y lo único que hizo Petropar al elevar el precio del gasoíl fue avivarla más. Razones para haber tomado la decisión seguramente sobran, pero el consumidor no entiende muy bien que tiene que el costo del pasaje de la línea que lleva al trabajo con la revolución contra el líder Muamar Gadafi de Libia.

Los entendidos en la materia no dudarían en responder: la globalización. Todo lo que ocurre en el mundo, por más lejano que parezca, tarde o temprano no afecta de buena o mala manera y más vale tomar precauciones.

Pero lo que en realidad preocupa a la mayoría de la población es el anunciado aumento del pasaje. Días pasados, choferes y colectiveros (dueños de colectivos) nos regalaron un día de huelga. A muchos seguro le vino bien, pues era lunes y se tenía la excusa perfecta para no ir trabajar o dejar de ir al colegio. Pero para las personas responsables si fue un día patético, tuvo que viajar en condiciones propias de los países del tercer mundo.

Pero de hecho el sistema de trasporte en el país se vino deteriorando en los últimos años. Varias empresas quebraron, otras desaparecieron al no renovar sus unidades y otras quedaron en manos de sindicatos y cooperativas de choferes. Pese a las facilidades que les dan la Setama y la Dinatrán trabajan en forma muy precaria y sin posibilidades mínimas de mejorar el servicio.

Con el envejecimiento de los ómnibus muchas empresas, para ajustarse a las exigencias, recurrieron a las compra de unidas de menor porte, con lo que volvieron a parecer los pequeños colectivos, más conocidos como "latas de sardinas". Cuando niño recuerdo que este tipo de unidades de transporte público eran las que predominaban, los famosos Mercedes–Benz 608, toda un novedad. Pero los tiempos cambiaron aparecieron, actualmente las empresas diseñan los vehículos de acuerdo al uso que se les va a dar. Pero en Paraguay estas reglas no se respetan y muchas empresas de transporte de pasajeros sencillamente compran vehículos diseñados para transporte de carga, usados, y lo convierten en pequeños ómnibus muy incómodos para subir en las estriberas.

Lo delicado del caso es que el motor del ómnibus queda directamente dentro de la cabina de pasajeros, generando un fuerte ruido en el interior y dificultando el trabajo del chofer cobrador.

Un punto a destacar es que las carrocerías son confeccionadas a nivel local, con mano de obra paraguaya. Sin embargo, se aprecia que las industrias metalúrgicas requieren todavía de muchas mejoras, pues las carrocerías confeccionadas evidencian diseños poco estéticos, terminaciones no muy bien alineadas y al parecer los materiales utilizados no son de buena calidad.

Solo queda la esperanza de que alguna vez los colectiveros empiecen a actuar y trabajar como empresarios del transporte y brinden un servicio aceptable, por de pronto seguiremos viajando en las sardinitas y lo más seguro es que desde la semana entrante habrá que pagar más. Buen viaje.