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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

POLÍTICOS QUE SIGUEN CONTRA EL PUEBLO

 

Enrique Vargas Peña

Los diputados liberales Andrés Giménez, Édgar Ortiz, Julio Mineur, Luis Neuman, Modesto Salinas, Nelson Segovia y Óscar González Drakefort que responden al liderazgo del senador Blas Llano; el diputado Blas Eduardo Vera Bejarano que responde al liderazgo del vicepresidente Federico Franco y la diputada Ramonita Mendoza, que responde al liderazgo del ministro de Obras Públicas, Efraín Alegre, negaron quórum para la aprobación del proyecto de ley de inscripción automática de paraguayos en el Registro Electoral.

Del mismo modo actuaron los diputados colorados Arístides da Rosa, Carlos Liseras, Magdaleno Silva, Víctor González Segovia, Atilio Penayo y Justo Cárdenas, que responden a los liderazgos del ex vicepresidente Luis Castiglioni y del ex presidente Nicanor Duarte Frutos.

 

También negaron quórum para la aprobación de la inscripción automática los diputados Luis Gneiteing, Juan José Vázquez, Andrés Retamozo, Hugo Velázquez y Juan Ziett, que responden al liderazgo de Horacio Cartes.

 

Tampoco prestaron quórum Justo Zacarías, Mario Morel Pintos, Raúl Estigarribia, Eladio Gómez, Jorge Baruja del grupo llamado Independiente (Javier Zacarías y los demás líderes colorados).

 

Y se les sumaron los oviedistas Gustavo Mussi, Jorge González, Édgar Venialgo, José López Chávez y Óscar Escobar.

 

Estos políticos no pueden aceptar la inscripción automática porque la inscripción automática destruye su forma de hacer política.

 

La forma de hacer política hoy en nuestro país es, en líneas generales, como sigue: La posibilidad de ingresar en las listas sábana, o de mantenerse en ellas, depende de su probabilidad de “traer votos” al grupo al que el político pertenece.

 

Esto se hace con dinero (el pagaré de ochocientos millones de los oviedistas es un aspecto de esta situación) o con recomendados (como los del señor Maldonado de Lambaré, denunciado por Cándido Aguilera). Un intendente, un concejal municipal o departamental, un gobernador, tienen pues buenas probabilidades de ingresar a las listas sábana.

 

Estos votos “traídos” son los que los recomendados en Justicia Electoral pretenden asegurar inscribiendo a electores y afiliándoles al partido de su recomendero.

 

Si el recomendero ya es legislador (diputado o senador) formaliza, en el actual sistema de cupos políticos, un número de recomendados que trabajan para él. Esto está confirmado por los testimonios uniformemente coincidentes de todos los legisladores consultados sobre el tema.

 

El mapa electoral de cada legislador se forma según las inscripciones logradas por sus recomendados en Justicia Electoral. Este mapa es el que le permite al diputado o al senador decir en el movimiento al que pertenece en su partido que él puede aportar tantos votos “seguros”.

 

Los legisladores que compiten con aquellos tienen también sus mapas y por esa razón es que estiman que si algún elector fue inscripto por el recomendado de algún rival, ese elector votará por ese rival. Para evitarlo, con el padrón de inscripciones en la mano, le ofrecen dinero por retener su cédula de identidad.

 

Es lo que los políticos recomenderos denominan “compra de votos”, sin decir que ellos dan por sentado, gratuitamente, sin ningún fundamento, que los inscriptos de sus recomendados iban a votar por ellos.

 

Muchos ciudadanos esperan alegres, en cada periodo electoral, que estos recomendados llegan a sus casas para pagarles por no ir a votar. Y los ciudadanos que no tienen interés en las elecciones, por supuesto, aceptan el dinero, como haría cualquiera sin motivación política (“para qué votar si todos son lo mismo”) y con necesidad económica.

 

Los legisladores carecen de cualquier interés en inscribir a ciudadanos que no deseen afiliarse a los partidos políticos, pues las inscripciones de sus recomendados se usan en primer lugar en las internas partidarias.

 

Eso explica por qué con cada vez más recomendados en Justicia Electoral hay cada vez menos inscriptos. Los políticos no tienen interés en inscribir a independientes. Les perjudica inscribir a independientes y por tanto no dudan en dejarlos fuera del padrón.

 

Y eso explica por qué hay cada vez menos participación en los procesos electorales. La cantidad de independientes crece, pero es dejada fuera del padrón electoral por los políticos.

 

A los legisladores no les interesa que este proceso conduzca inexorablemente a la deslegitimación del sistema, pues mientras ellos puedan enriquecerse con él, les es provechoso.

 

Al senador oviedista Jorge Oviedo Matto, por ejemplo, no le conviene desbloquear las listas, porque ahora no debe hacer méritos ante el pueblo para integrarlas, sino solamente agradarle a Lino Oviedo, que es más fácil y no exige usar el cerebro.

 

Prefieren defender sus intereses y negocian, apostando a su capacidad de imponerse por la fuerza (dejar sin quórum la sesión para votar la inscripción automática), antes que hacer los cambios que pueden salvar la representatividad del sistema institucional.

 

Y cuando un sistema institucional pierde representatividad, pierde legitimidad, luego pierde sustento y luego es derribado. Los legisladores mencionados al principio son tan ignorantes, o confían tanto en su capacidad de imponer sus privilegios, que no ven que están destruyendo la democracia paraguaya. El martes volverán a maniobrar para no aprobar la inscripción automática.

4 comentarios

Anónimo -

BANCA CIUDADANA
Si algo cambia, quizás luego cambiemos más

por Marcos Cáceres Amarilla

No hay que engañarse. El desbloqueo de las listas sábana de candidatos no librará inmediatamente a la ciudadanía paraguaya de algunos próceres de la mentira ni de otros campeones de la inutilidad. Solamente será un pequeño resquicio, que dejará insatisfecha a la mayoría de los que sueñan con dirigentes políticos más sensatos, formados o independientes.

Las dificultades que aduce la Justicia Electoral para implementar el sistema son atendibles, pero tienen solución con la aplicación de tecnología a la que no podemos seguir negándonos, como si estuviésemos aún en el siglo XIX.

La resistencia de muchos dirigentes políticos tradicionales se debe, evidentemente, al temor de perder sus espacios de poder y de impunidad. En realidad, tienen razón en su miedo. Si bien, en principio, el sistema no les afectará demasiado, puede ser el principio de su decadencia. Al menos, eso es lo que en el fondo creen.

El porcentaje de participación en las elecciones de nuestro país, en general, es bajo, pero eso no les importa absolutamente a gran parte de los dirigentes políticos, cuya única preocupación real es asegurarse su lugar cada periodo.

Ese nivel de ausentismo que se registra en cada elección tiene más relación con la desconfianza y el descreimiento, que con el desinterés de una buena parte de la ciudadanía. Es lógico que muchos estén hartos de escuchar a los mismos sabandijas decir las mismas tonterías durante años y años. Es irritante que algunos caraduras que se hicieron ricos en la función pública, que cometieron fraudes y extorsiones y que encima se creen los dueños de la verdad, quieran darnos cátedra de democracia y decencia, como si fuéramos extranjeros y no habitantes de este país.

La aparición en los últimos años de aspirantes o candidatos presidenciales que no provienen del ámbito político, pero que, “casualmente”, aparecen de la mano de algunos de estos nefastos personajes es un intento de maquillaje y de aplicar el conocido gatopardismo: cambiar algo para que nada cambie.

De la continuidad de este sistema perverso somos responsables muchos y no solo quienes distraídamente los votan: los medios de comunicación que les dan espacio, los que les piden favores y los que creyendo usarlos son usados burdamente por estos políticos.

La solución es simple y a la vez complicada. Simple porque no exige otro esfuerzo que participar e involucrarse mínimamente en la suerte de nuestro país, al menos en cada elección. Y complicada porque exige el esfuerzo de creer y confiar en que el sistema puede mejorar y que quienes hoy lo usan en forma perversa, mañana pueden ser expulsados, a través de esa participación.

El desbloqueo de listas sábana parece un paso pequeño al principio, pero el rechazo indisimulable de algunos impresentables hace suponer que se podría comenzar a cambiar algo.

Anónimo -

Desenlace lógico

Como era de esperarse, la Cámara de Senadores remitió al archivo el proyecto de ley de desbloqueo de las listas de candidatos para el Legislativo. Con esto, las nefastas listas sábana continuarán en vigencia quien sabe por cuanto tiempo más, para beneficio de las cúpulas partidarias y perjuicio de la ciudadanía. Los indeseables e ineptos que compran sus ubicaciones en las listas o los negligentes y haraganes que entran de contrabando estarán festejando esta nueva derrota de la democracia. Es la cuarta vez que se frustra un intento por romper la hegemonía de los caciques y caudillos partidarios. Una vez más le cupo a los parlamentarios del Partido Colorado y del Partido Liberal el triste papel de darle la espalda al país entero, perpetuando privilegios aborrecibles.

Nadie podrá decir que este desenlace le sorprende. Se trata de una resolución completamente lógica, coherente con la forma en que se integra el Congreso -a través de listas sábana- y con su composición actual. Si hubiera ocurrido al contrario, si los parlamentarios aprobaban el proyecto, el Paraguay todo habría quedado con la boca abierta. El proyecto de desbloqueo de listas tuvo pues el fin al cual estaba destinado por la inexorable inercia del sistema político y representativo paraguayo. Es insensato o ingenuo esperar que quienes llegaron al Congreso -con sus jugosos ingresos y privilegios- de la mano de las listas sábana legislen en contra de este mecanismo, es decir en contra de sus propios intereses corporativos. Un día antes de la sesión, para justificar la decisión se realizó un simulacro de elección con listas abiertas en el Congreso. El escrutinio duró seis horas.

En el montaje se comprobó, dijeron los defensores del sistema vigente, que las modificaciones reclamadas son impracticables porque llevaría demasiado tiempo, meses incluso, concluir las votaciones. Cómodamente asentados en este argumento, los senadores se apresuraron a certificar la defunción de las listas abiertas. Deben recordar los legisladores y políticos paraguayos que la técnica es la que debe subordinarse a la democracia y no a la inversa. La aplicación de las listas abiertas plantea un desafío técnico que, sencillamente, debe ser resuelto. No es posible que, por falta de imaginación o de solvencia tecnológica, se deje en segundo plano, se minimice la importancia de la voluntad popular. La soberanía del pueblo, expresada a través del votaciones transparentes y libres, es la base constitutiva de la democracia. Toda la estructura y logística electoral tienen que orientarse a respetar a rajatabla este principio esencial de la democracia.

De lo contrario estarán sirviendo a intereses subalternos, que nada tienen que ver con lo que conviene al Paraguay y a sus habitantes.

La ciudadanía paraguaya deberá reflexionar con detenimiento la forma de romper este círculo vicioso. Está visto que el cambio en el modo de elegir a los legisladores no vendrá de quienes llegaron al Congreso no por sus méritos ni por su abnegación patriótica, sino a través de las listas sábana. Una asamblea nacional constituyente podría quizás ser el ámbito apropiado para impulsar éste y otros muchos cambios en la estructura institucional de la República, con el propósito de profundizar la democracia paraguaya.

PABLO NOE -

El desbloqueo de las listas sábanas cada vez más cerca

El sistema electoral vigente no permite que podamos tener la libertad real de elegir a los mejores candidatos. Siempre se cuelan indeseables entre los que deberían representar del pueblo, que más que ostentar esa responsabilidad, son títeres de sus grupos políticos, económicos y las mafias instaladas en el Paraguay.
Entonces, como la democracia sin partidos políticos es algo impensable, continuamos en el medio de este atascamiento, sufriendo la hipocresía de muchos parlamentarios que de boca para afuera aseguran que están a favor del desbloqueo de las listas, pero que en el momento de la verdad muestran la hilacha, se escudan en la estructura vigente para perpetuarse en sus curules.
De todas formas, haciendo gala de un recurso que en su momento era habitual en este programa, pero que debido a las últimas decisiones parlamentarias fue volviéndose parte de un pasado que añoramos vuelva, me gustaría utilizar estos segundos del viernes para echarle una mirada optimista a este tema que es motivo de debate en la sociedad. Me parece que esta intención de desbloqueo de las listas sábana está cada vez más cerca de conseguirse. Toda la vida los ciudadanos que añoramos un cambio cualitativo y no simplemente cromático en el país, supimos que éste sería un largo camino que debería ser transitado con muchos obstáculos para finalmente desembocar en el objetivo anhelado, alcanzar una representatividad parlamentaria que responda a los intereses de la gente.
Inicialmente, cuando esta propuesta se exhibió por primera vez corría el año 2002. En ese entonces, los rechazos eran tan furibundos que las formas utilizadas por los entonces parlamentarios deberían ser aplicadas en la lucha contra el dengue. Estoy seguro que así se eliminarían efectivamente a todo espécimen volador, incluyendo el temido aedes aegypti. Las posteriores intentonas ya gozaron de un cada vez más creciente apoyo popular. Por lo tanto, la defensa de quienes pretenden mantener el status quo tuvo que ir acompañada de otras prácticas más elegantes de rechazo.
En el contexto actual, en donde el predominio y la influencia de las redes sociales son impactantes, las excusas planteadas ya demuestran menos consistencia. Esta semana, se tuvo que recurrir a un simulacro de la propia Justicia Electoral para señalar que el tiempo de escrutinio es muy largo. Como si fuese que la voluntad política está subordinada a la técnica en la aplicación de un mandato popular.
De las declaraciones más rimbombantes para defender a las listas sábana, escucharlo al senador colorado y líder del movimiento que encabeza Horacio Cartes, Juan Carlos Galaverna, quien goza de la “suerte” de que sus intervenciones, además de grandilocuentes, tienen su repercusión mediática, fue un placer. Porque en sus palabras entendíamos que el temor es cada vez más grande de que se consigan los votos para modificar el Código Electoral.
Galaverna cuestionó a sus colegas que pedían modificar el sistema de elección porque satanizaban a las listas sábanas, cuando todos ellos fueron electos por este método. Los acusó de mentirosos e hipócritas a todos, olvidando que, lógicamente todos fueron elegidos mediante un sistema que es el único que rige en el país. Únicamente en la mente de quien reconoció públicamente torcer la voluntad popular, puede caber otro mecanismo para ocupar una banca legislativa sin violentar la legislación positiva vigente.
Como último punto a destacar. En la Cámara Alta se aplicó un reglamento interno que envió el proyecto de ley al archivo. La votación fue favorable al desbloqueo, con 15 votos a favor y 13 en contra. Las 10 abstenciones de los parlamentarios presentes en la sesión dieron un resultado, con el que estos votos favorables no fueron los necesarios para aprobar esta modificación al Código Electoral.
Por estas razones, y conociendo la indignación de la gente después de la decisión en la Cámara de Senadores ayer, más que ponernos a llorar por la leche derramada, celebro que se sigue avanzando firmemente en esta intención de apuntar a construir un país mejor. Que será erigido, como lo demuestra este caso, con el esfuerzo y el apoyo de todos los paraguayos de bien.

Anónimo -

La evidencia triste y desesperanzadora

Alberto Vargas Peña

Con la ausencia, acordada, de los diputados, su Cámara quedó sin quórum y el proyecto de ley de “inscripción automática” que buscaba poner fin al monopolio de los partidos políticos en el sistema electoral mediante la acción legal, tocó a su fin, sin discusión. Liberales, colorados y oviedistas, abandonaron el recinto, sin explicación alguna, con lo que el estudio del proyecto, que venía generando esperanzas para quienes quieren eliminar las listas sábana, murió de muerte súbita.

Esto demuestra, a las claras, las disposición de los partidos políticos a mantener una situación que el pueblo rechaza y quiere cambiar. Esto justifica mi postura de exigir una reforma constitucional para resolver el problema, y deja ver el nivel de rechazo de los partidos al cambio.

Ninguno de los diputados que dejó la Cámara sin quórum se acordó de su propio discurso que hablaba del apoyo al proyecto de ley. Simplemente obedecieron las órdenes de sus dirigentes y se marcharon. Esa actitud será la misma en otros y la de los partidos se evidencia como una oposición tenaz a la reforma constitucional.

Se puede afirmar hoy que las cosas seguirán como hasta ahora. Y este campo alcanza a las demandas de inconstitucionalidad, respaldadas por la evidencia pero cuyo manejo cae en manos de los partidos.

Salvo que ocurran sucesos extraordinarios se puede afirmar que las próximas elecciones serán llevadas como hasta ahora, con listas sábana, llenadas por los partidos políticos con candidatos que no son tolerados por el pueblo.

No caigo en la trampa tendida por los senadores, quienes prometen que en quince días más estará tratando el proyecto de ley de desbloqueo de las listas. No lo harán y si lo hacen no tendrá la menor importancia. Mientras permanezca la cláusula constitucional que impone el sistema de representación proporcional habrá que sufrir las listas sábana y todas sus otras deplorables consecuencias.

La única forma de cambiar el sistema electoral, para mejorarlo y entregar al elector las facultades que le han sido sustraídas, es eliminar, derogar la cláusula establecida en el final del Art 118 de la Constitución.

La conducta de los partidos ha quedado evidenciada, sin duda alguna, por la actitud asumida en la Cámara de Diputados. No hay un solo legislador independiente, ni uno solo que se atreva asumir una postura favorable al pueblo. Todos, sin excepción, cumplen órdenes de sus patrones reales: Las direcciones de sus partidos políticos.

Una votación uninominal llevaría a los candidatos preferidos por los pueblos. Los partidos quedarían eliminados, al margen del proceso. El Congreso presentaría un aspecto diferente y el Art 201 de la Constitución sería cumplido como se debe. Hoy, es letra muerta.

“Los senadores y diputados no estarán sujetos a mandatos imperativos”. Mientras los partidos integren las Cámaras, es un mito creer que esta norma será efectiva.

El Congreso necesita, imperiosamente, que esta cláusula rija en realidad. En el Paraguay no rige porque los senadores y diputados obedecen a los partidos a los que pertenecen y no al pueblo, al que deberían representar.