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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

URGE REFORMULAR LA GESTIÓN POLÍTICA | EDICION IMPRESA

Los tsunamisdel Paraguay

Mientras la gestión política no ayude a disminuir la inequidad social, los políticos serán el mayor peligro para el sistema democrático.

Por Oscar Ayala Bogarín 

Paraguay es un país bendecido que tiene la fortuna de tener un clima benigno, sin huracanes ni terremotos, decía un amigo oriental en el transcurso de una cena en donde se estuvo comentando la tragedia que sacude al pueblo japonés. "Sí, pero tiene a políticos", le espetó, entre sarcástico y fastidiado, uno de los comensales paraguayos.

La acotación podría tomarse como un chiste o como el resultado de ese eterno negativismo o pesimismo que rodea a los habitantes del Corazón de América. Sin embargo, a juzgar por lo que la clase política está haciendo -o deja de hacer-, los efectos de la gestión política son tan dañinos como los terremotos o el tsunami japonés.

Las condiciones están dadas para convertir al Paraguay en un país rico económicamente y más justo socialmente. Existen sectores -precisamente no vinculados a la clase política- que están haciendo un formidable esfuerzo para posicionarnos positivamente en el mundo. No obstante, la riqueza que se produce no consigue reducir sustancialmente la inequidad.

Todo lo contrario, la brecha entre ricos y pobres tiende a agrandarse. 

Las estadísticas oficiales hablan de una reducción de la pobreza en un 2,2 por ciento en un año extraordinariamente positivo como lo fue el 2010, pero esos índices contrastan con la ampliación de los cinturones de marginalidad en las ciudades del Área Metropolitana y de algunas capitales departamentales, con el aumento de niños en la calle, de limpiavidrios y de cuidacoches.

La clase política tiene que conseguir que ese crecimiento económico del 14,7 por ciento (el mayor incremento de PIB de toda América y tercero en el mundo) tenga continuidad y, sobre todo, fluya hacia los sectores más desposeídos.

No es posible que en un país que podría vivir sin petróleo gracias a la energía eléctrica que produce, su economía tenga que estar supeditada a los vaivenes del precio del crudo o a la ineficiencia de su endeudada petrolera. 

Mientras la gestión política no ayude a disminuir la inequidad social, los políticos serán el mayor peligro para el sistema democrático y para la obtención del bienestar general.

Los líderes más lúcidos de los partidos políticos -que los hay- deben ser conscientes de que urgen reformular la gestión y actuar en consecuencia para salvar la democracia y evitar eventuales eclosiones sociales.

Es el momento de refundar la República. Lo que la clase política está haciendo es refundirla.

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Anónimo -

RADAR

Andrés Granje
Se informa que en este año será montado el nuevo radar en el aeropuerto Silvio Pettirossi, el nuestro es quizás el único aeropuerto internacional de la región que opera sin este vital instrumento de orientación y control para las aeronaves, es verdad que existen otros elementos sustitutivos para guiar y asegurar el aterrizaje y el despegue de aviones, sin embargo el radar sigue siendo la herramienta mas confiable y utilizada en el mundo. En el Paraguay hace quince años dejó de funcionar el que estaba ubicado en una de las cabeceras del aeropuerto en Mariano Roque Alonso, desde entonces los pilotos tuvieron que descender y ascender sus aeronaves con mucha pericia, buena voluntad, ayudados con señales de radio, con el Jesús en la boca y haciendo la señal de la cruz.



La ausencia de radar sirvió para que los vuelos irregulares se multiplicaran, así nuestro país se convirtió en el paso obligado del contrabando y del narcotráfico aéreo en la región, señalan que la mayoría de los vuelos provenientes de Bolivia, el Perú y Colombia, con destino a Buenos Aires y Brasil, irremediablemente pasa por Paraguay, la ausencia de radares en el territorio nacional, brinda la absoluta seguridad a los narcotraficantes que no corren mayores riesgos, pues es imposible que autoridad alguna pueda controlar la infinidad de pistas clandestinas con que cuenta el país. Inclusive se cree que la mayoría de las estancias en el Chaco cuentan con pistas para avionetas, los que fácilmente son utilizados también por los carteles de la droga, que de esta manera tiene la logística necesaria en combustibles, asistencia técnica y hasta servicio de taxi aéreos.
Siempre se sospechó que la no compra del radar, obedecía a un guiño cómplice de ciertas autoridades a estos poderosos grupos marginales, previo pago de jugosas coimas, la ausencia del radar evita la posibilidad de control de las aeronaves, inclusive mucha gente se pregunta que paso de un moderno radar ubicado en el aeropuerto de Mariscal Estigarribia, que luego fue trasladado al aeropuerto Guaraní donde también dejo de funcionar, algunos entendidos cuestionaron esta decisión pues afirmaron que el aeropuerto de Foz de Iguazú, en el Brasil podía cubrir el sector, en cambio con esa determinación se dejó sin posibilidades de controlar una región tan vasta y despoblada como el chaco, en cuyas pistas clandestinas bajan todas las avionetas del narcotráfico.
Por eso este anuncio que para fin de año contaremos con un radar operando y que cubrirá todo el territorio, es satisfactorio desde todo punto de vista, daremos la imagen de un país serio que quiere combatir el narcotráfico, al menos contaremos con un elemento imprescindible para detectar vuelos no programados o clandestinos, después se precisa la colaboración de las Fuerzas Aéreas, para interceptar las avionetas y conducirlas a tierra para su control. Por otra parte daremos seguridad a los vuelos comerciales brindando tranquilidad a pilotos compañías aéreas y pasajeros, de que descender y ascender del aeropuerto Silvio Pettirossi no es una aventura arriesgada como en la actualidad. Aparentemente la compra del nuevo radar pudiera ser entendido como una cuestión anecdótica dentro del cumulo de problemas país que tenemos, sin embargo es un tema capital pues se trata de brindar seguridad y formalmente que se pretende luchar contra la irregularidad, marginalidad e informalidad que significa el narcotráfico.