DE FRENTE AL RÍO

La franja costera, más que la Avenida Costanera, como aspecto positivo tiene un elemento esencial que es la recuperación de esa franja tan importante de la  bahía para la ciudadanía, ya que por casi 200 años Asunción vivió permanentemente de espalda al río, sin embargo ahora que la obra aun no  está terminada puede verse como los asuncenos aman ese nuevo espacio y hasta con devoción acuden a pasear, mirar su bahía, practicar deportes o simplemente mirar el magnífico paisaje que ofrece ese rincón privilegiado de la capital.

Sin embargo la franja costera significa también mucho desafío,  no solamente a las autoridades municipales y gubernamentales, sino especialmente a la ciudadanía en general, ya que el empoderamiento que haga el asunceno de este espacio hará que valore las obras realizadas, cuide las mejoras introducidas   y que no permita, como siempre ocurre, que los inadaptados  mal utilicen el lugar, o lleven a la práctica actividades que no correspondan, como el compulsivo consumo de bebidas, dañar las instalaciones o llenar de basura,  lo que hará que la buena gente poco a poco abandonen el sitio.

Esta franja costera forma parte de un vasto proyecto, consta de dos partes  la primera que se está terminando ahora hasta General Santos  y la segunda que irá desde General Santos hasta el Botánico, se unirá allí con la Avenida Ñu Guazú, lo que permitirá agilizar el ingreso y egreso a la capital. Pero también tiene un segundo componente que es la Costanera Sur, que se prolongaría desde el Cerro Tacumbú hasta el Cerro Lambaré, con lo que se enlazaría con la Avenida Acceso Sur para circunvalar la ciudad  y tener acceso rápido al centro de Asunción.

 

Como dijimos,  al beneficio de contar con una avenida de acceso rápido a la capital, se suma el componente de cohesión social que se logra con estas obras, ya que la concurrencia fue masiva al lugar, desde el momento que se permitió el acceso,  como si de repente un viejo anhelo se hubiera cumplido en la gente, la presencia ciudadana no se dio como un proceso sino fue un suceso masivo que hizo que familias enteras se trasladaran al lugar para disfrutar de la cercanía de  la bahía y todo el entorno, lo que debe motivar a las autoridades a extremar recursos para que las obras se terminen en el tiempo previsto y comiencen los demás emprendimientos.

 Es que Asunción siempre vivió de espalda al río, arrojando a su vera lo más sucio y  miserable que generó años de asimetrías sociales,  como queriendo ocultar esa pobreza acusadora de las grandes injusticias sociales o que por un acto mágico el río se las llevara a otra parte, así se permitió  que la marginalidad  rancia se afincará en sus orillas por décadas, en medio de la sombría promiscuidad  y lejos de la consideración ciudadana y el abandono de los planes de gobierno. Por eso,  para tener la costanera que queremos y nos merecemos los paraguayos primero debemos solucionar los graves problemas sociales de esa franja de pobreza que es el barrio de la Chacarita.

 

Andrés Granje