CRECIMIENTO RECORD

Un sabor más agrio que dulce produce al paraguayo medio la noticia dada  a conocer por los organismos internacionales que el país  logró en este año el más destacado crecimiento a nivel mundial del Producto Interno Bruto (PBI), en el orden del 13,6% por ciento, el más alto de la región, al menos es  el único de dos dígitos, gracias a la recuperación del mercado de la carne y la excelente producción de la soja, lamentablemente esta bonanza no riega la economía paraguaya que sigue siendo la más desigual del continente sudamericano, los datos estadísticos dados a conocer a partir de estos números por los organismos internacionales también son lacerantes y duelen.

Así se lee en los informes que Paraguay es el país con la segunda mayor concentración de tierras en el mundo, ya que el 2,6% de los propietarios detentan el 85,5 % de la superficie agraria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La soja y la carne, las dos principales exportaciones de Paraguay, generan un 20% de su PIB y la gran mayoría de sus exportaciones, pero solo contribuyen un 2 % a los ingresos fiscales. Asimismo, la bonanza de las cosechadoras no resultan necesariamente en un gran flujo de guaraníes (la moneda nacional) para el Estado paraguayo, que es el que menos tributos recoge en América LATINA, con solo un 12,3 % del PIB, según el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).

Informes de un estudio reciente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala, que las  explosiones económicas han tenido un impacto reducido en los indicadores de desarrollo. El nivel de pobreza bajó del 36,8 % en 2001 al 32,4 % en 2011, pero la pobreza extrema subió del 16,7 % al 18 % en el mismo periodo, mientras que el empleo informal se redujo tan solo del 87,1 % al 81,3 %.  Estos números son lapidarios y muestran la triste realidad que existe en el país la amplia brecha entre los pobres muy pobres y los pocos ricos muy ricos, que detentan el poder y que tienen todos los privilegios con una de las más reducidas cargas fiscales de la región, que hace que la bonanza económica no se traslade al resto de la población como debe acontecer en cualquier sociedad bien estructurada.

 

Si bien es digno de aplausos el esfuerzo de los sectores ganaderos y sojeros que ayudaron a este crecimiento record, también es cierto que aliado al trabajo para elevar el nivel de exportación de nuestros productos  debe estar la conciencia y el compromiso social de mejorar la situación de tantos paraguayos que están en la marginalidad por debajo de la línea de la pobreza, llegando a la pobreza extrema, en un 18 por % que significa que existen familias que ni siquiera una ingesta diaria completa  puede realizar. También desde el estado los tres poderes deben bregar por leyes  justas que obliguen como en cualquier país, que los que generan  más riquezas paguen más impuestos, de tal forma que los beneficios lleguen a toda la población y no como ahora que solamente alcanza para un minúsculo grupo de privilegiados.

Andrés Granje