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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

NO MAS PROMESAS

No queremos ser pájaros de malagüero, solamente que frases como el pronunciado por el Fiscal General del Estado Javier Díaz Verón,  refiriéndose al caso de la muerte de Pablo Medina y Antonia Almada, “Seremos implacables con los asesinos” o la del Presidente Cartes "Ni mi gobierno ni mi partido van a cubrir narcopolítica", ya lo escuchamos muchas veces en situaciones casi similares, recordamos la muerte de Santiago Leguizamón y lo que manifestaban los responsables de la seguridad y la justicia del gobierno del General Rodríguez. Lo mismo sucedió en el gobierno  del Presidente Wasmosy donde también hubo promesas de toda laya  de pronta investigación y juzgamiento de los culpables por la muerte del jefe entonces  de la     SENAD, Ramón Rosa Rodríguez.

Lamentablemente ninguno de estos crímenes se esclareció, en los dos casos cayeron sospechosos de ser los sicarios contratados  pero nunca los verdaderos culpables, los ideólogos de estos hechos atroces. No queremos que lo mismo vuelva a suceder en este caso del periodista Medina y su asistente, esta vez la investigación debe ser tenaz y profesional de tal forma que todos los responsables paguen. Es la única forma de lavar tanta corrupción en el país. El Presidente Cartes tiene que ser consciente que el mundo mira este caso y como se resuelve, si nuevamente la impunidad campea en esta ocasión estaremos peor que las otras naciones de la región donde el narcotráfico pervirtió profundamente los valores de la sociedad, desde lugares encumbrados de la política, totalmente inficionada.

La sociedad paraguaya esta desmoralizada por estos hechos y si alguna credibilidad aun tenía en sus autoridades lo perderán si no se reacciona con la rapidez que la situación amerita, aparentemente en este caso no existe mucho misterio y aunque no se puede prejuzgar todos los caminos conducen a Roma. Los indicios y las evidencias como cascadas se precipitan indicando culpabilidades, la justicia tiene que tener por lo menos la posibilidad de poder juzgar a las personas involucradas como sospechosas de tal forma que en un juicio limpio sin chicanerias, ni presiones de los poderosos de la política y el narcotráfico se pueda libremente juzgar a todas estas personas que ahora están prófugos de la justicia.

Lamentablemente escuchamos el sincericidio de muchos parlamentarios señalando que es difícil que dentro de las cámaras se puedan depurar los elementos de la  narcopolitica, no existe un mecanismo  capaz de eliminar a los que fueron elegidos con el dinero del narcotráfico, señalaron. Entonces debe la ciudadanía aprender a votar y no vender sus votos y sus conciencias, pues luego en el transcurso de los largos cinco años de mandato,  esa insensatez e irresponsabilidad ciudadana se convierte en pesadilla no solamente por la inoperancia que evidencia en sus actividades como parlamentarios sino por los abusos descarados que cometen desde sus curules en perjuicio de la ciudadanía y el escarnio que sufre la patria por sus desatinos.

por Andrés Granje

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