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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

HUMILDAD CHARRUA

Leíamos hasta con cierta envidia una información que habla de la austeridad de la vida de los presidentes uruguayos y en especial la del actual José Mujica, en efecto,  en una entrevista con la agencia española de noticias Efe, el autor de "El libro de los presidentes uruguayos", Alejandro Giménez, aseguró que las trayectorias políticas de los últimos 39 presidentes de Uruguay convergen en la sobriedad de sus actuaciones públicas y estilo de vida. La obra recoge biografías desde el primer mandatario constitucional, José Fructuoso Rivera, hasta el actual, José Mujica. "Los presidentes de Uruguay nunca se trasladan en coches blindados y van protegidos por pocos escoltas", aseguró el escritor uruguayo, quién subrayó que también es habitual que los ministros paseen por la calle o que desfilen durante la celebración del carnaval.

Esto dice el escritor obedece porque el pueblo uruguayo no aprueba que sus mandatarios se conduzcan de manera ostentosa, siempre tuvieron una conducta correcta y muy cercana a la forma de vida que llevan sus paisanos, aparte igualmente por la seguridad que ofrece Uruguay, uno de los más alto de Sudamérica. Cuantos ciudadanos  de nuestra América ya quisieran que sus presidentes tuvieran este comportamiento y ni que decir el Paraguay.

Indudablemente tiene mucho que ver con la cultura de los pueblos y la educación, especialmente las tradiciones  dictatoriales del subcontinente que a pesar que  todos los estados de la región son  democráticos estos rasgos persisten y son difíciles de erradicar, es la forma aparatosa como  los autoritarios exhiben su poder.

Esto no siempre ha sido así en Paraguay, quizás sin llegar a lo que fueron los mandatarios charrúas, hubo épocas en que tuvimos notables gobernantes que demostraron mucha humildad y que no se rodeaban  de  equipos de seguridad. Desde el régimen stronista es imposible acercarse a pocos metros a los presidentes, una multitud de guardaespaldas abren pasos con malos modales y hasta con violencias para no detener la marcha del mandatario. En ocasiones la presencia del presidente en acto cultural, deportivo o social se constituye en  molestia para los demás asistentes por lo desagradable de tener que compartir con tantas medidas de “seguridad”, se sabe que   en el momento de los  atentados en contra de mandatarios de nada sirvieron  tantos custodios y guardaespaldas.

En nuestro país las castas políticas encumbradas  llevan una vida tan diametralmente opuesta a lo que llevan el común de los ciudadanos, a las custodias personales, las motorizadas que les abren paso  en el trafico están los vehículos con chapas especiales de los Poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo que les permiten privilegios en la vía pública que los otros habitantes no lo tienen, aparte de todas las prerrogativas que estos cargos dan y de lo que estos exponentes abusan. Mucho se debe también a la pasividad de la ciudadanía que permite este comportamiento soberbio al no expresar su indignación o rechazo a esta forma de comportarse que no se debiera dar  en  regímenes democráticos donde el principio de igualdad debe llegar hasta los que mandan.


por Andrés Granje

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