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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

La honestidad es pasajera…

Cuando pensabas que conocías las movidas de los políticos "honestos" en Py te sorprenden con cosas nuevas... 
Curado de espanto (?)

Ironía en su máxima expresión. El paraguayo con cierto nivel de poder, en general, perdió el sentido mínimo de respeto a normas morales, éticas y jurídicas, caradurez corrupta en su máxima expresión. Es más, en este caso se observa claramente como la Ministra hasta se burla arteramente de la cuestión. 

Lo peor es que Wapenka NO VA A RENUNCIAR, para ella cobrar por algo que no hizo NO ES UN PROBLEMA MORAL".

2 comentarios

Anónimo -

Marilut Lluis O'Hara
7 horas ·
Wapenka o la vergüenza de género
Enseguida va a salir alguien a decirme que por una mujer corrupta, hay cien hombres de la misma calaña y tienen razón, sencillamente porque la participación masculina es de 7 a 3 en cualquier estamento, público o privado.
Y justamente por eso, porque a las mujeres nos ha costado sudor y sangre conseguir el reconocimiento a nuestra capacidad e idoneidad, es que indigna que el poco espacio público que hayamos conquistado sea ocupado por personas que tienen los mismos vicios que los hombres que comparten ese espacio.
El caso de María Elena Wapenka no es el único, ni siquiera en el ámbito jurisdiccional. No hay nada que destaque de manera especial a Gladys Bareiro de Módica o Alicia Pucheta de Correa del resto de los ministros de la Corte Suprema de Justicia, pero es esta señora la que ahora está de moda, y no precisamente por honrar al género femenino con su actuar, que es denigrante y vergonzoso.
Wapenka es la única mujer en el Tribunal Superior de Justicia Electoral, y como tal se ha acoplado de tal manera a sus compañeros que es tan sinvergüenza como ellos, aunque le falta su experiencia y astucia. Porque encima de corrupta, es torpe y se queda con el vuelto de los negociados de los otros dos. Mientras ellos montan esquemas de corrupción que los han vuelto millonarios, ella roba viáticos. Eso sí, tiene la misma desvergüenza que ellos, ya que mientras está en primera plana en todos los diarios, sigue dando charlas sobre la honestidad y la ética en la función electoral.
Hay un grupo de mujeres que ha presentado en estos días al Congreso un proyecto de Ley que busca la paridad absoluta de géneros en los cargos pluripersonales electivos. Hasta ahora, el Código Electoral establece que por cada siete hombres, una lista tendrá que estar integrada por tres mujeres. El proyecto presentado plantea que la integración sea por un hombre, una mujer, un hombre, una mujer, etc. etc…
Siempre me molestó la discriminación, por más positiva que parezca, que es lo que dicen de la obligación del 30% femenino en las listas. Estoy convencida de que las cosas hay que ganarlas por mérito propio y no porque una ley así lo imponga. Y lamentablemente, creo haber tenido razón, ya que a lo largo de los años, ni un 10% de las mujeres que han logrado acceder al Parlamento, a las juntas municipales o departamentales, se ha distinguido por su coherencia, honestidad y eficiencia.
Imagínense que se acepte esta integración de 50% de hombres y 50% mujeres, y entre estas haya varias Wapenka, o una sola, que ensucie y enturbie toda la lucha de años de los colectivos de mujeres que han arriesgado familia, seguridad y comodidad por servir de ejemplo en la búsqueda de la igualdad de oportunidades de sus congéneres.
Malena Wapenka no es la única mujer corrupta que está en la Función Pública, pero es la que ahora ocupa mayor espacio porque el triunvirato que integra es tan asqueroso que su permanencia en el TSJE ya no resiste ningún análisis lógico. Tiene que rajar, y tienen que rajar sus socios, a lo mejor de esa manera recuperamos algo de tranquilidad y terminan estas náuseas que nos produce ver tanta podredumbre e impunidad en la Justicia Electoral.
Publicado en el Diario ADN Paraguayo

Anónimo -

Enrique J Duarte A Con esto se rompe el mito, la leyenda urbana, sobre la honestidad de acuerdo a su género. El problema de la corrupción es un problema de la matriz culural, no depende del sexo u otras diferencias, ni blancos ni negros, alto o bajos, gordos o flacos, ahí no está el problema. Para cambiar esta matriz el camino más idóneo que yo veo, es la el castigo ejemplar contra las personas deshonestas acompañado con el repudio público. La corrupción no es un invento paraguayo, pero coincidirán conmigo que nuestra gente se maneja como pez en el agua en las podridas aguas de la sociedad.