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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

EFECTOS DEL GLIFOSATO

 

  • Sebastián Eyzaguirre   

No dudamos de la seriedad de los investigadores argentinos, cuyo trabajo sobre los efectos del glifosato en vertebrados ha publicado la American Chemical Society, pero en mis ya largos años de existencia he visto publicaciones similares calificando de cancerígena la inocente lechuga. Y los teléfonos celulares, ¿No causaban cáncer cerebral? La manía de los cancerígenos llegó a tal punto que recuerdo una caricatura publicada por la Revista Time en donde aparecía un aviso de la FDA que decía: No coma ni beba nada hasta un próximo aviso.   

De ser incontestables las conclusiones de dicho trabajo, que fue publicado primeramente hace mas de un año, no veo como las agencias gubernamentales de los Estados Unidos y de la Unión Europea no han tomado cartas en el asunto prohibiendo el uso de dicho herbicida. Monsanto es poderosa, pero no tanto como para imponerse sobre dichas agencias.   

 

Respecto del trabajo de la Dra. Leite, simplemente es risible concluir que el 40% de las mujeres embarazadas del país en las zonas sojeras habrían dado a luz niños deformes. Estados Unidos, Brasil, Paraguay y Argentina estarían llenos de niños deformes. Sería muy interesante saber cuántos niños deformes nacían en dichas zonas antes de la existencia del glifosato.   

 

No se me malinterprete. Un solo niño deforme a consecuencia de un plaguicida es demasiado. Pero se debe actuar con mesura y con inteligencia, ya que sabemos que más personas mueren por mal uso de productos farmacéuticos que por intoxicación de agroquímicos. Ir contra los avances de la ciencia es un juego muy peligroso, pues el error significa entregar nuestro lugar en el mercado a quienes aprovechan la tecnología disponible. Ellos progresan y nosotros nos quedamos más pobres.   

 

Pero a los ideólogos esto no les importa, pues por algo todos los países gobernados por ideólogos de izquierda son pobres y se mantienen pobres.

4 comentarios

José Maggi -

Domingo, 10 de octubre de 2010
Habla el pediatra que acusa a los agrónomos por el uso glifosato. "Este es un modelo destructivo" Se llama Rodolfo Páramo y en el último encuentro de Pueblos Fumigados les dijo a los agrónomos que eran "unos genocidas". Lo denunciaron en la justicia pero el pediátra insiste en que "tienen que hacerse cargo de este modelo de destrucción".

Páramo trabaja en el norte provincial y asegura que ha visto las consecuencia de los agrotóxicos.

Una dura polémica entablada entre el médico pediatra de Malabrigo (Santa Fe) Rodolfo Páramo y el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, encabezados por Ricardo Weiss promete llegar a la justicia. Es que el facultativo quien viene denunciando los efectos del glifosato sobre la salud humana, como malformaciones congénitas calificó a los ingenieros agrónomos que apoyan este modelo productivo como "genocidas hijos de puta". Comenzó allí un cruce de cartas documento en las que Ricardo Weiss, directivo de la entidad, lo intimaba a ratificar o rectificar estos dichos que habían sido vertidos en el primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados realizado a fines de agosto en Córdoba. Muy por el contrario de desdecirse Páramo les recordó que "el Código de Etica del Ingeniero Agrónomo en su Artículo 16 expresa claramente su obligación de: Advertir al cliente errores en que éste pudiere incurrir, relacionados con los trabajos que el profesional proyecte o conduzca", y no "lavarse las manos" después de extender la receta agronómica, y no controlar "in situ" las aplicaciones de lo que receta, pretendiendo eludir así la responsabilidad que les cabe y obtener impunidad lo que hace deleznable su proceder y cobarde, pretender que el que incurre en tal omisión, negligencia e ilícito son otros actores", dice la carta de respuesta que ha enviado a través de sus abogados patrocinantes Graciela Cristina Gómez y Mariano Aguilar.
"La polémica explica Páramo comenzó cuando dije que las transnacionales están haciendo desastres en el suelo argentino y dije que los ingenieros agronómos que suscriben este modelo de producción son unos 'genocidas'. Entonces alguien a quien no conozco se quejó ante el coordinador del Encuentro en Córdoba que era Medardo Avila Vázquez para que ratificara o rectificara esos dichos. Y yo no hice ni una cosa ni la otra. Ahora bien lo que hice fue recordar cuando los ingenieros agrónomos nos decían que no había evidencias científicas sobre las consecuencias de estos agrotóxicos: hoy ya no necesitamos más evidencias porque fueron publicadas a nivel nacional como los estudios de la Universidad de Río Cuarto, los de la Facultad de Medicina de Córdoba, o los de la Universidad Nacional de La Plata sobre los efectos del glifosato sobre los espejos de agua".
Páramo agrega "la investigación de Andrés Carrasco del Laboratorio de Biología Molecular de la UBA. Le recuerdo su entrevista al secretario académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, en la que se mostraba contento porque Monsanto les había donado un laboratorio por un valor de medio millón de dólares. ¿Y ahora se ofenden porque digo la verdad? ¿Por qué no suscriben otro modelo productivo entonces? se pregunto.
¿Esta fue al primera vez que hablo de genocidio?
No, la primera vez que hablé fue en noviembre de 2007 en la estancia Santa Elena de Las Heras cuando fui convocado para hablar de glifosato. Entonces pensaron que estaba loco, porque decía que se estaba muriendo cada vez más gente. Los años me dieron la razón. Cuando dije por primera vez lo del genocidio los ingenieros agrónomos, los dueños de veterinarias, que venden agroquímicos me decían que estaba loco porque estaba enloqueciendo a las mamás embarazadas. Yo les pregunté qué sabían ellos lo que provocan estos químicos en la intimidad de cada célula humana, Y los estudios de Seralini, y tantos otros. No quieren ver lo que tienen adelante. Y le creen a Monsanto, cuando siempre mintió, lo hizo toda la vida.
-¿Tuvo la posibilidad de analizar el trabajo de la UNL realizado por orden del juez de San Jorge Tristán Martínez?
Esa es una farsa hacia la justicia, porque no es completo, a pesar de que el rector de la UNL dijo que todos los agroquímicos son venenos no responden y faltan investigaciones críticas que hablen de la toxicidad. Somos uno de los pocos lugares del mundo que usamos productos como el endolsulfán prohibido en 60 países. Aquí usamos herbicidas para matar la soja guacha que vuelve a crecer, así que le tiramos el 2.4.D el agente naranja de la guerra de Vietnam.
¿Cómo es esto?
Monsanto produjo el agente naranja en la guerra de Vietnam, porque creían que los vietnamitas corrían por debajo de las copas de los árboles y desfoliaron todo el bosque. Sin embargo después descubrieron que corrían por túneles subterráneos. Parte de ese herbicida es el 2.4.D y lo usan para matar la soja guacha que crece después de la cosecha, porque se caen accidentalmente porotos de soja.
¿Desde cuando viene haciendo este análisis?
Mire estoy jubilado y jamás acepté las injusticias y la impunidad, y dos años antes de jubilarme, dije todo lo que están haciendo en este momento. Me puedo morir mañana, tengo 70 años, pero pensé en los tataranietos de mi nieto, que vive hoy conmigo, y me pregunté si ellos van a tener la posibilidad de vivir en una tierra sana, como dice la Constitución. Tengo la certeza total, cabal de lo que digo: Este es un modelo destructivo, destruye la vida, la diversidad biológica, no solo la vida humana. Lo dije en el Bolsa de Comercio de Rosario hace unos días, les recordé los documentales de la mariposa Monarca que viaja desde el norte de Estados Unidos a Centroamérica. Ella se alimenta de las flores de un arbusto que estos productores llaman malezas, a la que califican de veneno. Pero si la naturaleza lo puso alli es porque cumple una función, y quien soy yo para destruir lo que la naturaleza puso alli. Si no aprendemos a convivir como dicen los originarios, y esto es parte de la vida de la tierra, nos estamos asesinando completamente- concluyó Páramo.

Anónimo -

¿A QUIÉNES SE ESTÁ FUMIGANDO, EN NOMBRE DEL PROGRESO Y LA PRODUCCIÓN?

Como la hierba mala, siempre vive y escribe: Chester Swann*

Hoy, día aniversario de la batalla de Curupayty, en que nuestros 59 artilleros dieron buena cuenta del ejército invasor en 1866; se me ocurre que ahora el invasor nos está cañoneando con glifosato. Aquí nomás, desde las intocables fronteras fortificadas de sus sojales, enquistados en nuestra patria sojuzgada por los neobandeirantes llamados brasiguayos. Y la muerte de decena y media de ciudadanos a causa de esto llama a nuestras conciencias a reaccionar. ¿O acaso piensan acabar con los paraguayos como a la mala hierba, rociándolos con agrotóxicos importados, generalmente de contrabando?



Nuestros ingenuos campesinos claman por una “franja de seguridad” pero olvidan que los aviones y el viento no respetarán linderos, ni siquiera de tener éstas cien metros de ancho. Lo más acertado sería suprimir no sólo los agrotóxicos y otros agroquímicos, sino también las semillas transgénicas y buscar otras alternativas más justas, más éticas y menos contaminantes. No debemos olvidar que las siembras transgénicas requieren cada vez mayores cantidades de químicos, a medida que van desarrollando tolerancia a éstos y se envenena la tierra y las aguas superficiales y subterráneas de nuestros acuíferos.



Todo esto, sin contar los cambios climáticos, alteración del régimen de lluvias, la desaparición de pájaros e insectos polinizadores y el sacrificio de la flora atlántica condenada a ser convertida en carbón para llenar ajenas faltriqueras.



Quienes apoyamos este proyecto de cambio esperábamos mayor firmeza en cuanto al tema del imagro —impuesto a las grandes propiedades— y la detención de la devastación de nuestros últimos bosques en aras del lucro ajeno. ¿Acaso estos mercenarios de las multinacionales de la soja van a restablecer o paliar los daños hechos a nuestros bosques, fauna y medio ambiente? ¡NO! Se limitarán a seguir cultivando y cosechando hasta que la tierra no sirva más que para pasturas ralas y las volverán a vender erosionadas y ya inútiles para todo. Tampoco serán reforestadas ni regeneradas ni devolverán la pureza a nuestras aguas subterráneas. Simplemente se irán con su sucio dinero a otra parte.



Se irán, dejando un país devastado, envenenado y yermo… si este gobierno no endurece las leyes ambientales de una buena vez y aplica impuestos a la tenencia de latifundios, como para desalentar a los señores feudales del siglo XXI. Irán a otra parte, abandonando como algo descartable a esa tierra que hizo sus fortunas y recibió a cambio veneno y esterilidad.



Es altamente probable que los “inspectores” que verificarán las causas de las muertes de indígenas y campesinos reciban “ofertas” de los autores a fin de que sus dictámenes no incriminen a los “productores”. Todo puede esperarse de los dirigentes de la patria sojera y sus patrocinantes transnacionales. Todo, menos ética y justicia.



Muchos empresarios y periodistas cerrarán sus bocas y enmudecerán sus páginas para no ofender a los señores feudales del “nuevo Paraguay”, cuando no los defiendan a capa y pluma, atacando en cambio a los pobres que, no contentos con estorbar al progreso, tienen el tupé de morirse envenenados a causa de sus “agroquímicos” porque “estaban luego buscando pleitos con sus vecinos, en lugar de mandarse a mudar de allí”.



Si este gobierno —que pese a sus desaciertos y vacilaciones aún goza de cierta credibilidad—, no pone coto a los desmanes de esos asesinos disfrazados de agricultores, perderá el escaso capital político que le queda de saldo, tras un año y un mes de ejercicio del doble discurso. Si eso ocurre… el pueblo deberá tomar cartas en el asunto, aún a pesar de los políticos.



¡Referéndum ahora!



Luque, Paraguay, 22 de setiembre de 2009.

Carta ciudadana desde el Paraguay (219)



* Escritos, ex periodista, ex cantautor, ex humorista, ex artesano y cultor empedernido de variadas maneras de perder el tiempo sin perecer en el intento.

Anónimo -

Escrito por Dra Graciela Gomez*

Lejos de los deseos e iniciativas de países como Canadá y la Unión Europea, Argentina solo piensa en destruir más, envenenar más y regalar más recursos en detrimento del futuro del país. Mientras los wordshops de los envenenadores se multiplican, los agroshopings se destacan por los insultos que desde los palcos propinan sus mayores exponentes, sin esconder que sus deseos son menores retenciones y más subsidios para sus vacas obesas de feedlot sin regulación. Lo bio y lo magro para ellos es una utopía de soñadores y el estado el enemigo. Cada campo es una nación un estado aparte donde todo se puede. En este sentido experimentar con la genética, regar de químicos, desviar cursos de agua, inundar, desforestar, y principalmente matar al vecino. El verde dólar es la finalidad a toda costa y algunos gobiernos los acompañan con un guiño en un ojo y un látigo en la mano.




Una especie de encuentro sadomasoquista del granero del mundo. Las complicidades, omisiones y falta de programas sustentables sumergen las palabras de la primer mandataria al olvido y a carteras que deambulan. Crear insumos y milanesas de soja con pesticidas difícilmente puedan pasar los controles de cualquier organismo serio y mucho menos llegar al puerto.


Pero el soplo bio se está haciendo oír con más fuerza. El Sector biológico de Quebec en Canadá, desea que la producción se eleve a las 50 000 hectáreas cultivadas de modo biológico al 2013. Para ese año se quiere no sólo duplicar la oferta de productos bio, sino estimular la confianza de los consumidores y disminuir los riesgos de contaminación por los organismos genéticamente modificados (OGM).

También ambicionan crear "cadenas de valor", a la imagen de la que se desarrolló en el trigo bio, transformado en harinas, luego en panes y en pastelerías. Una decena de productos a alto valor añadido podría ser desarrollada así, según Alain Rioux, director general bio del Sector, cuyas oficinas están situadas en Lévis.


Los productores bio de Quebec colman apenas el 30 % de las necesidades interiores, los grandes minoristas, que tendían a privilegiar la cantidad más bien que la calidad, están ahora en la búsqueda activa de productos locales sanos. El primer plan de acción del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPAQ) se conoció a finales de julio. Los objetivos son aumentar en casi un 20% las zonas sin abonos químicos ni plaguicidas y en un 26% el número de empresas agrícolas debidamente certificadas en 2013 para superar las 50.000 hectáreas y 1.300 empresas ecológicas.

En la Argentina sucede otra cosa. “La Nación no está formada por una sola realidad, sino por un conjunto de diversidades que debemos priorizar”, señaló el titular de Agricultura Julián Dominguez. “El desafío es lograr mayor producción con más productores en los campos, por eso el rol de las economías regionales resulta fundamental”. Linda frase, tardía para mi gusto, cuando las economías regionales han casi desaparecido o mutaron al poroto estrella.


Seguramente al decir la frase no pensó que lo bio, orgánico, sano jamás podrá coexistir rodeado de monocultivos transgénicos al igual que las casas, escuelas y cursos de agua. Una manzana podrida pudre al resto, la contaminación es inevitable. ¿Qué debemos hacer para que se den cuenta? Sembrar amaranto alrededor de cada huerta como zona de resguardo ambiental? ¿Alambrar escuelas, rutas y ríos como las plazas cárceles de Capital Federal? ¿Enviar todas las colmenas al planeta Marte para preservar las pocas abejas que nos quedan?


Los productores de ésos países esperan controles más severos de las semillas para evitar perder mercados de exportación tan lucrativos como rigurosos. Para realizarlo el Sector biológico de Quebec podrá contar con un presupuesto de 250.000 dólares anuales destinado por el MAPAQ por los tres próximos años.

Dado que esta aplicación depende de la confianza del consumidor en la designación orgánica, la organización tiene la intención de darla a conocer.


Ningún pasquín local publicó que el 26 de agosto pasado en Ginebra , se añadieron nueve nuevos productos químicos en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes.

(COPs) sustancias bioacumulativas y tóxicas químicos que se encuentran en algunos productos de consumo común en la actualidad. "La inclusión de estos 9 COPs del Convenio de Estocolmo demuestra que los gobiernos de todo el mundo se comprometieron a reducir y finalmente eliminar los productos químicos en toda la comunidad mundial, a fin de impulsar la salud pública, contribuir al desarrollo sostenible y aumentar las ganancias de la economía verde", dijo el Sub-Secretario General y Director Ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.


El Convenio de Estocolmo determinó que son los plaguicidas y productos químicos industriales los que pueden matar a personas, dañar el sistema nervioso e inmunológico , provocar cáncer y desórdenes reproductivos e interferir con el normal crecimiento de los bebés y alterar el desarrollo infantil.

Los nueve nuevos productos químicos enumerados en los anexos A, B y C del Convenio de Estocolmo son:

hexaclorociclohexano alfa (un subproducto del lindano, potencialmente cancerígena para los humanos y fauna silvestre); beta hexaclorociclohexano (comparte las características de alfa hexaclorociclohexano); clordecona (un plaguicida clasificado como un posible carcinógeno humano tóxico para los organismos acuáticos); hexabromobifenilo ( clasificado como un posible carcinógeno humano); hexabromodifenilo éter y éter de heptabromodifenilo (éter de octabromodifenilo de calidad comercial); lindano (un insecticida usado en semillas, suelo, tratamiento de la madera utilizado en forma farmacéutica para el tratamiento de la pediculosis y la sarna); pentaclorobenceno ( muy tóxico para los organismos acuáticos); el ácido sulfónico de perfluorooctano, sus sales y fluoruro de sulfonilo perfluorooactane (usado en componentes eléctricos y electrónicos , imágenes fotográficas, fluidos hidráulicos y los textiles) , éter de tetrabromodifenilo y éter de pentabromodifenilo (éter de pentabromado-difenil) ( producto químico industrial, tóxico para la vida silvestre).


Recientemente, en Bruselas, la Comisión Europea trató de hacer caso omiso de lo que se ha demostrado en varias ocasiones: la abrumadora oposición de la población de la Unión Europea a la propagación de organismos genéticamente modificados (OGM) en su agricultura.

Antes de que las cosas vayan demasiado lejos, sería bueno examinar más de cerca los OMG. Allí, los cultivos transgénicos están muy lejos de ser beneficioso. Es más bien lo contrario. Contrariamente a los mitos de las relaciones públicas dadas en su propio interés por los gigantes de la alimentación, no hay una semilla de OMG que proporcionan un rendimiento superior a los cultivos convencionales, o que tiene menos necesidad de herbicidas químicos tóxicos. Por esta sencilla razón, no hay posibilidad de obtener beneficio.


El Dr. Mae-Wan Ho, es un genetista y biofísico de renombre. Según el Dr. Ho, la bomba de tiempo ecológico asociado con los OMG está a punto de estallar. Tras varios años de constante aplicación de herbicida glifosato patentados, como el famoso Roundup de Monsanto, la naturaleza ha respondido desarrollando “super malas hierbas" resistentes a los herbicidas, lo que exige mucho más y no menos, a los herbicidas. ABC Televisión, ha producido un nuevo documental titulado "El súper de los pobres no puede ser destruido. " y Marie Monique Robin anuncia su nuevo documental sobre COPs para fin de año.

Como detalla el libro "Semillas de destrucción" de F. William Engdahl, los cultivos transgénicos y las semillas se han patentado y desarrollado en los años 70, gracias al importante apoyo financiero de una organización pro-eugenesia, la Fundación Rockefeller, principalmente por las empresas químicas, productos químicos de Monsanto, DuPont y Dow Chemicals. Los tres estuvieron implicados en el escándalo del altamente tóxico Agente Naranja usado en Vietnam, y las dioxinas en los años 70 . Al ser interrogado, el director de desarrollo técnico para Monsanto Rick Cole, dijo que esos problemas eran "manejables. Aconsejó a los agricultores usar diferentes marcas de herbicidas producidos por Monsanto y anima a los agricultores a mezclar el glifosato con otros herbicidas como el 2,4-D, prohibido en Suecia, Dinamarca y Noruega por sus vínculos con el cáncer, daños reproductivos y neurológicos. 2,4-D es un componente del Agente Naranja producido por Monsanto para su uso en Vietnam en los años 60.


Por tal motivo muchos gobiernos de la UE aconsejan a los agricultores a volver a los cultivos tradicionales no modificados genéticamente. Según el Ministerio de Agricultura, los alimentos orgánicos han aumentado de 3,6 mil millones de dólares en 1997 a 21,1 mil millones dólares en 2008. El mercado es tan floreciente que las fincas orgánicas están luchando para proveer una oferta adecuada ante el rápido aumento de la demanda de consumo que conduce a la escasez periódica de los productos ecológicos.

Un estudio reciente de la Universidad de Iowa y el Departamento de Agricultura, para evaluar el rendimiento de las explotaciones agrícolas durante los tres años de transición necesarias para pasar de la producción convencional a orgánica certificada, demostró los enormes beneficios de la agricultura orgánica por sobre las OMG. El experimento que duró cuatro años, mostró que, aunque los rendimientos fueron menores al principio, a partir del cuarto año la cantidad producida por cultivos orgánicos fueron superiores.


Por otra parte, la Evaluación Internacional de Ciencia y Tecnología Agrícola para el Desarrollo (IAASTD) después de tres años de deliberaciones de 400 participantes científicos y representantes no gubernamentales de 110 países concluyeron que la agricultura ecológica es la manera en pequeña escala para hacer frente al hambre, las desigualdades sociales y los desastres ambientales.

América del sur no escapa a los resultados cada vez más beneficiosos de la agricultura tradicional, que no es fomentada ni desde el gobierno ni desde las altas casas de estudios que solo promueven el agronegocio. Un dato revelador me lo brinda el Dr Ingeniero agrónomo Walter Pengue: “El Instituto de Mato Grosso de Economía Agrícola de Brasil , demuestra que el coste de producción de la soja convencional en Mato Grosso para la cosecha 2010/11 es de 4,0% menor que la de soja transgénica. En promedio entre los distintos municipios, el IMEA estima una diferencia de R $ 60.88 / ha a favor de la soja convencional.


Un dato que nuestros científicos venidos a menos, nuestras Universidades promotoras del agrocidio y el Senasa que hace las veces de ñoqui de un Estado, donde todos observan pero nadie actúa, deberían tener en cuenta. Es un resultado de agosto 2010, un mes concluido, para dar lugar al genocidio de los próximos meses, cuando se abren las puertas de la cámara de gas a cielo abierto y donde lo único importante será la cosecha record. -


Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA)-Medio&medio

Foto: Percy Schmeiser ,demandó a Monsanto.


Publicado y enviado por ECOS DE ROMANG estamos en facebook on twitter

Anónimo -

EL GLIFOSATO ES UN PODEROSO VENENO
por Julio Benegas

La revista científica de investigación “Química en Toxicología (Chemical Research in Toxicology)”, de la Sociedad Americana de Química, acaba de publicar el último estudio realizado en Argentina sobre las consecuencias del glifosato en embriones anfibios. El glifosato es el veneno utilizado para que crezca solita la semilla transgénica. En nuestro país casi toda la soja producida ya es transgénica. También se están plantando maíz, sin licencia para hacerlo, y otros granos.

De acuerdo con la publicación científica, las malformaciones causadas por el glifosato son desoladoras. “Los embriones más gravemente afectados carecen de ojos y fosas nasales”, cuenta la publicación.
Nos dice que el veneno “interfiere con mecanismos esenciales del desarrollo temprano, conduciendo a malformaciones congénitas”.

El veneno utilizado es capaz de recorrer distancias importantes, hasta un kilómetro a la redonda de la plantación fumigada, sobre todo si la fumigación se hace de forma aérea, como es uso común en nuestro país.

La publicación científica completa una serie de otros estudios ya realizados. En nuestro país el informe más reciente es el presentado por los estudios de campo de la doctora Stela Leite, con aval de la Facultad de Medicina, en el que se comprueba, sobre la base de encuestas, que el 40% de las mujeres embarazadas expuestas al veneno, directa o indirectamente, trae hijos deformados al mundo. Su estudio lo realizó en el departamento de Itapúa, territorio de sojales, donde se encontró en el 2007 con 52 criaturas deformadas.

El glifosato hace estragos en poblaciones indefensas, en la profunda campiña, lejos de los grandes medios. Es una verdad mutilada, negada, como tantas realidades en nuestro país, sobre todo aquellas que afectan a los pobres.

Actualmente el Servicio Nacional de Semillas y Vegetales (Senave) está controlando lo que a la institución le corresponde: el uso de agroquímicos, y ha decidido destruir plantaciones de maíz transgénico. El maíz transgénico no está habilitado.

El uso del veneno se debe dar en el marco de estrictas normas de seguridad para la vida humana y el ecosistema.

En nuestro país, estas normas se las incumplen impunemente. Hasta en rutas incluso internacionales se ven soja y otros granos que crecen al costado de la ruta.

Las normas establecen una franja boscosa para protección de caminos vecinales, comunidades, rutas, arroyos.

No. Este veneno, que produce, entre otras cosas, deformación de criaturas, vuela tranquilo, se mete en nuestros arroyos y destruye la vida sin inmutarse por las leyes medioambientales.

No es un chiste ni un cuento fantástico ni teoría de paranoicos. Es real. Es nuestra vida y es nuestra tierra. ¿O no?
23 de Agosto de 2010