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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

PULGAR ABAJO

  • por Lourdes Peralta

El Instituto de investigación de la ONU para el Desarrollo Social (UNRISD) dijo que el plan para erradicar la pobreza, convenido por los gobiernos en el 2000, tiene serias fallas. De la larga y argumentada explicación lo que tenemos que sacar en limpio es que: todo el gasto, las teorías y aplicaciones que se han hecho, ahora resulta, que no están cumpliendo los objetivos fijados.

La gran falencia del programa puede ser resumida en que “la gente necesita empleos para combatir la pobreza”. Bueno, qué noticia. Los podemos demandar por plagio. Creo que los habitantes de cualquiera de las naciones más pobres o en vías de desarrollo sabemos de sobra que sin trabajo no puede erradicarse ninguna miseria humana y menos la económica.

 

Según el sueño de la ONU para el 2015 se reduciría a la mitad el número de personas que viven con menos de 1 dólar diario. Los datos estadísticos de esta organización mencionan que existen 211 millones de desempleados en el mundo y deben crearse 470 millones de empleos nuevos en la próxima década para absorber una creciente fuerza laboral.

 

“Se deben considerar interconectadas la pobreza y la desigualdad”, dicen desde el despacho de Nueva York.

 

Cuando países como el nuestro no se desarrollan agrícolamente, la gente emigra a las ciudades para convertirse en masa mendiga despreciada por sus propios compatriotas. Esta gente desprotegida sufre toda clase de acoso por parte de grupos interesados en lucrar con la industria de la pobreza.

 

Nuestra sociedad sobrevive ampliamente ¿gracias? al subempleo, salida rápida y fácil para que la gente saque para la comida diaria, pero la más frustrante por poco sostenible, poco estimulante y casi segura presa del enraizado contrabando.

 

La ONU reconoció las fallas de su propio plan; aunque varios integrantes hayan evitado hablar del tema, el equipo investigador sí lo asumió: “Las naciones hacen frente a una creciente desigualdad. Las creencias prevalecientes deben ser cuestionadas. Suele pensarse, por ejemplo, que los empleos son un derivado del crecimiento económico”, dice el informe.

 

Las vacas flacas pastean sobre países desérticos de políticas laborales justas, mientras los ideólogos filosofan, los técnicos prueban y los operadores ganan sus buenos sueldos. ¿Cuántos proyectos fracasan? Muchas veces los gobiernos y las progresistas ONG acoplan a sus proyectos la frase “con apoyo de las NN.UU.” como sello de garantía. ¿Por qué con tantas alianzas, estudios sociales, humanos, científicos, externos, internos, a largo, mediano o corto plazo no se logra erradicar la pobreza? La autocrítica de los investigadores del UNRISD se sincera que los enfoques sobre el desarrollo demasiado complejos pueden ser contraproducentes: varios proveedores de salud, educación y servicios que utilizan diferentes estrategias para diferentes grupos de población significan “mayores costos, escasa calidad y un acceso limitado a los pobres”. En resumen tanto proyecto va a parar al tacho de basura.

 

Sin voluntad ni búsqueda de coincidencias entre organizaciones, sector público y privado para aplicar programas útiles, honestos, reales, y si los ciudadanos comunes nos negamos a conocer las raíces de nuestros problemas económicos, jamás será posible un país para todos. El derecho, la dignidad del trabajo se trae al nacer. Y nos cuesta tanto entenderlo.

 

 

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