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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

PARAGUAY Y EL EMPUJE CULTURAL DE SUS JÓVENES

 

  • Por ALFREDO CASERO

Estoy en Paraguay, realmente me resultó muy raro sentir una primaverita llena de olores verdes, pero no voy a dejar que eso doblegue mi capacidad de observación fría.

Voy sintiendo, a medida que voy viendo, que las fachadas de las casas están pintadas, que la gente se acerca a hablar para venderte algo, con un respeto casi profesional, en la que está todo bien si decís que no. Se abre un juego entre dos personas, es muy interesante. Soy un vendedor nato, entonces comprendo lo que es la compra y la venta.

Estoy en pleno centro, vine a un encuentro de publicistas que se llama Tatakua, es el nombre que se le da al horno de barro, pero sin chimenea, hecho en el piso.

 

Muchos se acercaron, nunca pensé que fuera tan diferente nuestra forma de comunicación con la de los paraguayos, es tomado lo que uno dice, todo literalmente. Me extrañó ver cómo están pasando un tiempo de oro en el que la gente joven empieza a mover piezas, y se va gestando, como si fuera jugando, una nueva movida cultural, sin esperar que venga del estado. Tienen una forma de tomar la realidad, que si lo viéramos, simplemente lo llamaríamos escapismo intelectual. Yo lo llamaría desdén necesario.

 

Lo que vi es que la gente joven en Paraguay, por lo menos del ambiente de la publicidad y de los medios, así como gente común, va g e s t a n d o silencio samente un nuevo camino cultural. Serán buenos años para Paraguay, eso es lo que creo.

 

Yo, con mi misma vieja cantinela, de hacer y producir sin parar, cosas que tal vez no lleguen a buen fin (si el buen fin fuera venderle a un señor una idea que por ella pague, y al señor le sirva), ando encontrándome con cerebros interesantes que piensan bien y a veces juzgan mal.

 

En diez años, creo yo, Paraguay va a tener un cambio importante. Tienen una juventud inteligente, no ambiciosa, tienen surubí como para hacer milanesas, y tienen la sopa paraguaya que lleva ese nombre por ser paraguaya, y ser sopa.

 

El 23 de septiembre empieza el experimento, creo que vienen cuatro personas de la cosecha de Asunción. Es muy divertido, es muy tranquilo, es muy distinto.

 

Un abrazo Casero Experimendosanluis.blogspot.com

 

4 comentarios

juan manuel -

jajajajaja un paraguayo racista con un argentino??? jajajajaja pero si esos esclavos hambrientos son alimentados gracias a nosotros,te aseguro que mas de un 10% de su economia la generan de la droga que meten aca,otro 10% la generan los esclavos vestidos de albañiles,mucamas,porteros,barrenderos y tantas otras cosas que hacen aca y mandan a esa miseria de pais,otra tanto de porcentaje lo mandan a esa miseria de pais gracias a la prosti(incluyendo menores) que nos la chupan por 15 pesos jajajajaja

paraguas pobres,los dejamos en la ruina en el pasado y hoy en dia se tragan el orgullo y vienen a que les demos de comer jajajajajajajajajaja

Anónimo -

Juventud en situación de retiro

Por Miriam Morán

Hace poco, un contemporáneo mío me envió un email, que me dio mucho gusto leerlo. Tenía un sabor a revancha, para quienes atravesamos la etapa de la juventud en situación de retiro.

Comparto con usted el texto del preciado email para celebrar este Mes de la Primavera y el Día de los Jóvenes, incluidos los "de espíritu".

El texto refiere que durante una conferencia sobre las grandes diferencias entre generaciones un "presumido" estudiante se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor por qué le es imposible a la vieja generación comprender a la nueva.

El joven le dijo al hombre: "Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo. Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, internet, teléfonos celulares, aviones jet, viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte, tenemos naves con energía nuclear y autos eléctricos y de hidrógeno, computadoras con procesadores a la velocidad de la luz y más".

Luego de un breve silencio, el señor mayor respondió: "Tenés razón, mi hijo, nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes... ¡Así que las inventamos! Ahora decime: ¿Qué estás haciendo vos para la próxima generación?".

La idea expresada en este "diálogo" generacional puede ser un baño de realidad para ciertos jóvenes que creen que la tecnología forma parte de la genética humana; y para aquellos que se creen dueños del mundo, puede ser un "ubicol plus". Pero para la mayoría de los jóvenes ocupados en aportar su ladrillo a la construcción de un mundo más justo, podría ser un desafío fabuloso.

Como miembro de la generación nacida en el 60, me considero muy privilegiada, porque hemos sido testigos de inventos y cambios extraordinarios en este planeta.

Haciendo un recuento rápido, incompleto y desordenado, podemos recordar las reuniones en la casa del vecino que tuvo el primer televisor en blanco y negro; la tele a colores, el videocasete, los discos compactos, el CD Rom, el teléfono móvil, el chip, la computadora personal, el correo electrónico, el pen...

También nos emocionamos con el fin de la Guerra de Vietnam, la Perestroika, la caída del Muro de Berlín, la apertura de China, y nos preguntamos cómo se hubiera expresado Mafalda ante estos cambios, si su creador Quino seguía escribiendo la tira.

Además, estuvimos expectantes cuando se hizo el primer trasplante de corazón, cuando el hombre llegó a la Luna y cuando se realizó la primera cirugía a un bebé en la panza de su mamá...

Y así como hemos seguido la lucha pacífica de Nelson Mandela, también hemos visto los atropellos de las dictaduras latinas, la matanza entre tutsis y hutus, en Ruanda, y otras grandes tragedias de la humanidad.

En fin, esta es una brevísima pincelada de lo que vivimos los jóvenes en situación de retiro, del 60, muchos de los cuales mantenemos la esperanza de que las nuevas generaciones profundicen los cambios positivos y sumen para lograr una sociedad más justa.

Feliz primavera a los jóvenes de ayer y a los de carne y hueso.

Anónimo -

LA DISCRIMINACIÓN A LOS ARGENTINOS EN PARAGUAY
Viernes, 17 de Septiembre de 2010
Señor director: Me dirijo a usted en relación a los hechos de público conocimiento sobre una paciente argentina que acudió al hospital de Alberdi. Soy médico argentino con 10 años de radicación en Paraguay trabajando en el sistema privado y después en el sistema público de Paraguay donde muy a pesar mío observé muchos actos de discriminación y xenofobia contra los argentinos.

Los actos de discriminación se dan también en el ámbito laboral ya que un argentino no tiene el mismo sueldo que un paraguayo por igual trabajo, tampoco puede acceder a la estabilidad con el paso a planta permanente quedando siempre en situación precaria expuesto a humillaciones, trato denigrante y constantes amenazas de despido, tampoco se puede ser beneficiario de una jubilación ni de beneficios sociales, ni de aspirar a cargos directivos.

Escucho decir "nde jahe kurepi" usando siempre ese término despectivo para dirigirse a los argentinos. Siendo los mismos discriminadores los más beneficiados de todo lo que les brinda la Argentina.

Es sabido señor director que el 100 por ciento de la población de Alberdi y muchos paraguayos de otras zonas se atienden gratuitamente en Argentina, concurren a escuelas y hasta universidades argentinas en forma gratuita, acceden a trabajos con beneficios sociales, jubilaciones y tratamiento de alto costo como diálisis, cirugías neurológicas y generales, diagnóstico por imágenes básicos y otros como RNM y TAC, usos de sala de internación general y de cuidados intensivos, pediátricos y adultos.

El trato que Argentina brinda a los paraguayos no es devuelto con reciprocidad cuando un argentino vive en Paraguay.

Otros actos xenofóbicos contra los argentinos son vertidos permanentemente por un comunicador de la FM 107.6 radio Humaitá, señor Gilberto Gamarra, quien reiteradamente manifiesta que en el hospital sólo deben trabajar paraguayos y que argentinos "¿para qué queremos acá?", o voy a organizar una marcha para mandar de vuelta a Formosa a todos estos kurepy, o debemos tener sólo trabajadores alberdeños o para qué traer argentinos si acá tenemos profesionales paraguayos, o ya estoy cansado de todos estos kurepy, incentivando el odio racista entre dos pueblos hermanos, sin que ninguna autoridad paraguaya repudie este hecho.

Los hechos denunciados sobre una paciente argentina pone a la luz un mal que desde hace mucho tiempo vengo padeciendo junto a otros 14 compañeros tan sólo por ser formoseño.

Héctor Hugo López Cano DNI 16.716.227
http://www.elcomercial.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=19982:la-discriminacion-a-los-argentinos-en-paraguay&catid=6:opinion&Itemid=59

Anónimo -

“BUENOS AIRES ES LA CIUDAD QUE TIENE MÁS PARAGUAYOS DESPUÉS DE ASUNCIÓN”

Desde hace décadas, la inmigración que recibe la Argentina es mayoritariamente latinoamericana. Esa cercanía impulsa mayor aceptación hacia los que llegan, pero no siempre mayor conocimiento.
Por CLAUDIO MARTYNIUK

La habitualidad a los albañiles y empleadas domésticas de acento guaraní, al chipá en las estaciones de trenes y la sopa paraguaya en los restaurantes no atenúa el desconocimiento que pesa sobre el Paraguay, su historia y las razones de la migración poblacional. La extrañeza de este vacío ha sido el punto de partida del trabajo etnográfico de Gerardo Halpern, el cual reconoce el esfuerzo del migrante para que se le dé densidad a su condición ciudadana, como así también las formas de violencia que padece.
La Constitución de 1853 diseñó un proyecto de ocupación territorial centrado en la inmigración europea. ¿Cuándo comenzó el ocaso de este programa? El proyecto de 1853 pretendió construir un tipo de población de espaldas a los sujetos que existían en la Argentina, como los indígenas y las migraciones regionales. Tanto en el censo de 1869 como en el último censo nacional de 2001, se encuentra la misma proporción de migración latinoamericana en el país. Lo que ocurre es que a partir de la Segunda Guerra Mundial se detuvo el flujo de migración europea y se mantiene el flujo histórico de la migración regional. Ahora, ante la defunción de la longeva migración europea, y la no renovación de ese stock migratorio, lo que se modifica es el porcentaje de migrantes latinoamericanos en la Argentina en relación con la población extranjera, no así en relación con la población total. Por eso, y sobre todo a partir de la década del 60, se empieza a visibilizar un sujeto que en la historia argentina estaba invisibilizado.
En 1960, la población italiana en el país era de más de 800.000 personas y la paraguaya era de 150.000. Pero en 2001 los paraguayos se convierten ya en la primera minoría extranjera en la Argentina. ¿A qué se debe este crecimiento de migrantes del Paraguay? En 1947 en Paraguay se produjo una guerra civil que dio origen al proceso migratorio paraguayo a la Argentina más grande de la historia de ambas naciones. En 1947 los paraguayos se constituyeron en la primera minoría regional en la Argentina. Y a partir de ese momento se mantiene ese flujo constante de paraguayos a la Argentina, que a su vez se encabalga sobre el proceso de metropolización de las migraciones, con lo cual el flujo migratorio -que hasta la década del 60 se radicó principalmente en las zonas de frontera-, se desplaza hacia Buenos Aires. A esto tenemos que sumarle el proceso de dictadura que vive el Paraguay desde el 47, consolidado a partir de 1954 con Stroessner, que impide el retorno de buena parte de esa migración. Trasladado a Buenos Aires e impedido su regreso, el migrante empieza a desarrollar su vida en el lugar de destino. Así, un conjunto de organizaciones de paraguayos van configurando redes sociales, haciendo de Buenos Aires la segunda ciudad de paraguayos en el mundo, después de Asunción.
El censo de 2001 muestra al 80% de los paraguayos del país en el Gran Buenos Aires y la Capital.
Así es. Y 80% de la migración paraguaya de los últimos 10 años llega con contactos o familiares en la Capital o el Gran Buenos Aires. O sea que entran en redes sociales, por lo cual la migración a Buenos Aires pone en escena procesos demográficos y de relaciones sociales más complejas que el mero pasar la frontera. Con esas redes, Buenos Aires es un factor de atracción poblacional.
¿Cómo se conjuga el origen político de aquellas migraciones con el origen económico de las actuales? El exilio fue uno de los rasgos distintivos del régimen de Stroessner. En esa dictadura no se registraron las dimensiones de desaparecidos que se dieron en Argentina o Chile, pero ese régimen forzó el exilio masivo. Y dentro de lo que nosotros rápidamente denominamos migración económica entran migrantes que, en tanto no afiliados al Partido Colorado, no accedieron al empleo público en un país sin industrias.
¿Ese sería un migrante político? El caso paraguayo plantea zonas grises a los sistemas clasificatorios de los migrantes. Los procesos político y económico del Paraguay han generado una enorme cantidad de población sobrante. La producción rural extensiva de bajísima productividad expulsa campesinos -allí a eso se lo llama la descampesinización del Paraguay-, que se suma al monocultivo -de algodón antes, hoy de soja. Como no hay industrias, en las ciudades tampoco pueden insertarse. Esa población migra del campo y, sin pasar por una urbe paraguaya, llega a Buenos Aires.
¿Qué dificultades culturales encuentran al llegar? Hay mucha población rural guaraní parlante que llega a Buenos Aires, donde la utilización del guaraní supone limitaciones o el riesgo de la estigmatización. La Argentina tiene formas altamente burocratizadas de tramitación de los documentos y estamos en presencia de corrientes migratorias en las cuales ese tipo de práctica burocrática no existe. Entonces, hay un conjunto de dificultades con las que se topa el migrante al llegar que puede asimilarlas en tanto exista una red social capaz de brindarle colaboración. El acceso a la información, o el acceso al trabajo, está condicionado por las formas históricas de desigualdad y de segregación de la Argentina, sobre todo de Buenos Aires.
¿Cómo se recibe en la Capital esa migración latinoamericana? Vivimos un momento histórico particular. La Argentina sale de una década sumamente violenta para con el migrante, la década del 90, y estaríamos registrando una retracción xenófoba. Esa retracción xenófoba forma parte más del orden de lo simbólico que de lo que uno puede verificar en el mercado laboral. El migrante sigue ocupando los lugares desechados por la población nativa, que son los peores lugares, por lo menos en la percepción social, del mercado laboral. El trabajo al que acceden las mujeres, centralmente el doméstico, concentra el trabajo en negro y es trabajo desciudadanizado, por lo cual el acceso a derechos no se verifica. Como la década del 90 fue tan violenta, ciertas regulaciones que reducen la violencia del Estado para con los migrantes se constituyen en hitos, como la sanción de una ley migratoria que no ancla en la doctrina de seguridad nacional sino que promueve la migración en el marco de los procesos de integración del Mercosur.
¿Paraguay ayuda a sus migrantes? El Estado paraguayo no pareciera estar a la altura de las necesidades de sus migrantes en la Argentina. El ejemplo más evidente es que no hay embajador paraguayo en la Argentina desde hace varios años. El costo de los conflictos políticos del Paraguay lo está pagando la migración, que queda sin protección.
¿Se mantiene la violencia burocrática contra los migrantes? La cotidianeidad de los migrantes sigue alterada por la violencia de la cola, la violencia de pedirte dos o tres veces un mismo trámite, la violencia de pedirte documentación que no corresponde pedir por todo un armazón que pareciera estar para impedir la regularidad del migrante, encerrándolo en laberintos de la exclusión y prácticas que ponen al migrante en una situación de vulnerabilidad, más allá de lo que la normativa establezca. Hay un hábito burocrático ante el migrante regional que antepone la indeseabilidad de ese sujeto a sus derechos.
¿Cómo es el entramado cultural de los paraguayos en la Argentina? Hay un conjunto de instituciones que construyen lo que ellos llaman paraguayidad, en base a una vinculación conflictiva con el Estado de origen y por medio de prácticas culturales en las que hay una reconstrucción del Paraguay en la migración, una especie de reescritura del Paraguay fuera del Paraguay. Esto tiene que ver con la reivindicación del guaraní, de prácticas culinarias y de danzas; con orientaciones tácticas para vivir lejos del lugar de origen. Como parte de esa construcción de etnicidad, la política juega un papel fundamental. Ante los procesos migratorios regionales en la Argentina, se ha tendido a pasivizar al migrante, a despolitizarlo, a inscribirlo en un lugar de deudor de esta tierra generosa. Pero el migrante paraguayo se repolitiza y asume un perfil activo, en vez de encarnar al sujeto pasivo que está de paso en la Argentina y que tiene una deuda con el país. Así, los paraguayos han podido crear un espacio social y una voz que va desde la realización de los rituales de Caacupé en Buenos Aires hasta la movilización a la puerta de su embajada en Buenos Aires para repudiar un intento de golpe de Estado en Paraguay.
También hay la hibridización e intercambios.
Se han dado procesos de construcción política en los cuales el anclaje no ha sido lo nacional. Creo que parte de la efectividad de la violencia de la década del 90 tuvo que ver con profundizar la matriz nacional antes que otros procesos de relación social que se puedan verificar en el campo político o en el cultural.
¿Hay estigmatización? Existe en la Argentina un fuerte proceso de estigmatización. Un hijo de paraguayos nacido en la Argentina es clasificado como paraguayo, en tanto paraguayo significa cargar con un estigma. Es señalado como paraguayo y así es acusado. Todavía nos falta mucho como sociedad para poder superar o salir de esa matriz, por más que el hijo de paraguayo nacido en Argentina sea de nacionalidad argentina. Hay también procesos de construcción conjunta de relaciones sociales no discriminatorias, donde la variable nacional no interviene como elemento de segregación. Pero la efectividad de las formas nacionalistas de construcción de lo social siguen manifestándose. Por eso, la Argentina está en un momento transicional respecto de la forma de considerar a los migrantes.

http://www.clarin.com/zona/Buenos-Aires-paraguayos-despues-Asuncion_0_334166719.html