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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

DEL AMOR QUE SE HABLA

por Gustavo Laterza Rivarola

Tema trajinado, el del amor. ¿Quién no lo sabe? Y, sin embargo, inagotable. Un personaje novelístico del gran Anatole France describía a alguien de este modo: “Se sentía que a lo largo de su larga existencia había amado mucho al amor. No se limitó a permanecer como debutante tímido y voluptuoso. ¿Pero qué amor había amado? A propósito de los celos, un día me confió: –No puedo decir que nunca estuve enamorado. Pero jamás conocí el gran amor”.   

¡Tremenda confesión!  

Pero los escritores de letras de canciones no suelen bucear a tanta profundidad. En sus composiciones avanzan uncidos a bueyes literarios de muy diverso vigor. Desde el poeta de boleros, jardinero celoso del verbo y del ritmo, hasta el letrista que junta cuatro frases desmadejadas para vender rápido sus baratijas musicales, se extiende una larga cadena de intentos y ensayos más o menos creativos para erigir homenajes al sentimiento humano fundamental. Se puede venir desde la fisiológicamente discutible metáfora de Emiliano R. Fernández “Mi pecho enfermo en ti piensa”, hasta la muy gastronómica (y muy francesa, por ende) de Charles Aznavour: “Hay que saber levantar la mesa después de que el amor fue servido”.   

 

En efecto, facilita mucho la tarea del poeta el que las sempiternamente idénticas venturas del amor puedan decirse de mil maneras distintas. Una ruptura tanguera se expresa de este modo: “Lo nuestro terminó, dijiste en un adiós, de azúcar y de hiel”. O de este otro: “Abandoná la catrera que voy a quemar el colchón”.   

 

Deben considerarse asimismo otros aspectos. Como ahora todo evoluciona muy rápidamente, desaparecen antiguas y afianzadas costumbres y creencias. Antes era popular la paradoja “El hombre corre detrás de la mujer hasta que esta lo atrapa”. Hoy, con las novedades posmodernosas, tales dichos pasan a estar mal vistos; son calificables como machistas, sexistas y cosas así.   

 

Hasta no hace mucho, el noviazgo formal y el matrimonio se tenían por remedios prodigiosos contra la vagancia masculina o el excesivo regocijo femenino; para los mujeriegos, las hombreriegas y todo el catálogo restante. Lo explicaba bien este epigrama: Tiempo es que tomes mujer / –dice su padre a Ventura– / No hay para tu travesura / otro remedio a mi ver. / –El remedio bueno está– / Responde Ventura al punto / –Pero decidme, os pregunto: / ¿La de quién tomo, papá?  

Actualmente, también tal remedio es inocuo; ni siquiera hay diagnósticos ni recetas certificadas. El matrimonio declina. El noviazgo deviene un estado vaporoso y efímero. No se dan ni se piden garantías de fidelidad o perennidad. Los príncipes pueden casarse con cenicientas y las princesas con palafreneros; de hecho, algunos ya optaron por hacerlo, con suertes dispares, ciertamente; mas, en general, en esta materia no le va mejor ni peor a la nobleza que al campesinado.   

 

Además, la tecnología modificó casi todos los hábitos amorosos, haciendo público lo que era privado, convirtiendo en antigualla el dicho de Noel Clarasó, por ejemplo, acerca de que “el amor es el único deporte que no se suspende por falta de luz”, tal vez rememorando al escéptico Plutarco, que aseguraba que “cuando se apagan las velas todas las mujeres son bellas”. Ellas, por su parte, que tienen mucho que sentenciar en este tema, no lo hacen a menudo, tal vez porque prefieren practicarlo que hablar sobre él. Cuando hablan, no obstante, suelen tratarlo con menos cinismo que nosotros.   

 

Queda pendiente de debate la cuestión del proceso de aggiornamento sexual y amoroso que estamos viviendo. En algunos de estos seminarios que suelen titularse “El desafío de…” habría que analizar si el nuevo régimen sexual de todos con todos, democrático y progresista, que impulsamos en la actualidad, ha de insertarse exitosamente en el estado social de derecho, de signo constitucional representativo, incluyente y participacionista, según el número de amadores incluidos y sus respectivos tipos de sexo, tendencia, opciones, posiciones, verticalidades, inclinaciones, sinergias y transversalidades. Nada de esto es sencillo. Pero tampoco tan aburrido como en tiempos de nuestros abuelos –¡pobres!–, que se las tenían que arreglar con apenas dos sexos y una variante.   

2 comentarios

César González Páez -

EL VIRUS DEL AMOR

No sé si se acuerdan, pero hace unos años un dañino virus informático inundó y arruinó borrando los archivos de millones de computadoras. Estaba programado para reenviarse en todas las direcciones alojadas en la memoria, lo que lo hacía letal para la seguridad de redes estatales y de empresas. Le llamaban "el virus del amor".

Pero, ¿qué es lo que hacía que la gente, en todos los ámbitos, empresarios, políticos, militares, administrativos, intelectuales y la gran mayoría de gente común, sin importar su edad, abrieran el virus maldito. En el Asunto decía sencillamente "I love you" (Te amo), una frase mágica que anhela todo corazón; todo ser humano es capaz de hacer cualquier cosa por una migaja de sentimiento. La frase no admitía dudas. "Alguien me ama, qué bueno", habrán pensado los destinatarios y el inevitable "¿Quién será?" hacía el resto. Entonces clic; abrían la compuerta que les arruinaba y borraba todo el trabajo y datos almacenados.

El hombre y la mujer tienen la necesidad de amar y ser amados. Esta es una realidad axiomática, evidente, que nos dice que todos necesitamos hacer amistades, tener una familia y, en una escala ascendente, tener pareja, hacer el amor, articular emociones y tener sensualidad. Elementos que no siempre están en oferta ni en liquidación, sino que aparecen en progresión, muchas veces sorprendiéndonos en el momento que aparecen en nuestras vidas.

Nos mejora como personas y el afecto es una fortuna que creemos merecer cada uno de nosotros, pues deducimos que todos nacimos del amor, de un acto de amor y sensualidad, y acá andamos por el mundo atrás de todo eso. Entonces, la trampa del virus informático, de decirnos "Te amo", no podía pegar más directo a nuestras emociones y fue un tiro certero al corazón. Y estas cosas vienen a cuento cuando se ha fijado una fecha para recordar el Día de los enamorados; por ejemplo hoy, que fomenta la venta de flores en las esquinas de Asunción, la venta de ositos cariñosos, chocolates con forma de corazón, hasta las tarjetas del 'enamorado invisible' que nunca faltan. En la vida se presenta siempre alguna sorpresa y mientras no sea el virus de la mentira, es bueno que a uno lo quieran, aunque sea desde la clandestinidad.

Y si a usted, el Día de los enamorados lo sorprende sin un soporte para decirle a alguien que lo quiere o para invitarlo a cenar o acercarle esa flor sentimental al merecedor o merecedora de nuestros afectos, no desespere; un tropezón cualquiera da en la vida. Y como el escenario cambia, y la obra de vivir dura varios actos, en algún momento la flor del compromiso sentimental brotará. Por tal motivo no declare en huelga su corazón ni ponga excusas pensando que esas cosas del amor pertenecen a una etapa de la vida, especialmente al de la juventud. Hay que tener en cuenta que los sentimientos están siempre de temporada, en pasarela y cartelera con todas las entradas agotadas.

No puede ser que no estemos agendados por lo menos en los sentimientos de algún distraído. No aceptemos que pasamos completamente desapercibibidos para el amor, que no nos tienen en cuenta para ese beso necesario de aniversario. Porque hoy es el Día de los enamorados, o sea, será mejor que te enamores ahora mismo, si no vas a quedar completamente desubicado. Cuando el amor te llame, confía, es la mejor moneda para agradecer. Al virus informático del amor ya le encontraron un antivirus, pero para el sentimiento humano seguimos tal cual.

Anónimo -

EN EL DÍA DE LOS ENAMORADOS

Ciertamente, el amor no debiera ser reducido a ser celebrado en un día.

Sí, el amor debe ser vivido y festejado todos los días. Pero, ¿y qué de los enamorados? ¿Por qué ellos no pueden sí tener un día para festejarlo? Un día para los enamorados, como un día para los santos; una fiesta dedicada a los enamorados, como una fiesta patria con sus souvenirs; regalos para los amantes, como regalo para un cumpleañero.

¿Elogio a la cursilería? ¿Por qué el dibujo de un corazón intensamente rojo para simbolizar el amor es lo más cursi? Más que sabido la vital importancia que es un corazón sano latiendo sin parar en nuestro cuerpo, y que cuanto más roja la sangre, más lozana.

Pregunto: ¿por qué es tan fácil vestir una remera del club preferido, una camiseta albirroja, una remera con estampa de mi santa devoción, hasta la de Superman o del Chapulín, pero vestir una remera con un enorme corazón rojo con la inscripción ' Te Amo' es verse cursi y ridículo?

Siempre me pregunté ¿por qué si el amor es el discurso más pronunciado, el sentimiento más exaltado, al mismo tiempo es el más difícil de vivir? Tal vez a Cupido no le alcanzan las flechas para todos...

Amor de joven. ¿Ya olvidamos a nuestro primer amor? Aquel de adolescente. ¿Recordamos lo mucho que montábamos en expectativa ante este día, esperando una cartita, una invitación furtiva, un encuentro casual a la vuelta del colegio, una mirada como ninguna otra que nos revelase ese día, que ciertamente, un sentimiento nuevo y estremecedor afloraba? En medio de tiempos difíciles, aquel chico o chica nos devolvía las esperanzas de vivir.

Puro comercio. No es novedad que el ser humano no pierde ocasión de sacar rédito a todo, pero, ¿acaso dejaremos de celebrar la Navidad porque los comercios nos acogotan con sus ofertas y sus productos? ¿Por qué un día del calendario, 1 de enero, tiene hasta un feriado de honor, y dos personas que se aman no pueden tener lo mismo?

Afortunadamente lo tienen, aunque no como feriado, a pesar de que beneficia muchísimo a gran parte de los comercios. Sin embargo, no hay que olvidar que toda expresión de dar y recibir no sirve si esa expresión no parte de un sentimiento solidario y amoroso hacia el otro. Nuestro corazón sabe entender qué es lo más significativo. El amor nos impulsa siempre a dar sin mezquindades y nos abre a recibir con gratitud. Por eso, cuando hay egoísmo y falsedad, aunque te regalen un diamante uno no se puede sentir amado. Y no cabe siquiera cuando confundimos la pasión con amor...

Al menos por un día, qué lindo sería ver a todas las parejas, iguales o desiguales, homos o héteros, amigos y amigas, hermanos y hermanas, casadas o solteras, jóvenes o ancianos, demostrar lo capaz que es el ser humano de brindar amor, de mostrar el potencial pacífico que tiene. Qué lindo sería ver las plazas atestadas de enamorados. Qué lindo sería ver no solo a comerciantes felices, sino a personas gozosas. Por un día aprovechar para perdonar, para reconciliarse. Por un día, gozar de ver a dos personas tomadas de la mano, caminando por una vida vibrante y llena de esperanza para la patria.

¡Felicidades a todas las personas que aman!