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SENADORES

Si bien sabemos que cada persona tiene derecho a recurrir a los estrados judiciales si se siente perjudicadas ya sea en menoscabo de su dignidad o su patrimonio particular, no es menos cierto que la demanda que presenta el Senador Víctor Bogado en contra de su colega el ex fiscal Arnaldo Giuzzio, es totalmente impensada y generó rápidamente la indignación y el repudio unánime de la ciudadanía a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. Indudablemente esta acción cuando faltan apenas días para que fenezca el tiempo en que Bogado puede presentar la denuncia, dos años, faltan días ya que el 23 de agosto termina el plazo, es bastante curioso y evidentemente encierra un mensaje claro no solamente a Arnaldo Giuzzio.

 

En efecto, no creemos que el Senador Bogado actúe a tan poco días de fenecer el periodo en que puede presentar la demanda, después de haber esperado tanto tiempo. Solamente para cobrarse lo que considero una persecución judicial que consideró como un daño a su imagen público. Por parte  del entonces fiscal de delitos económicos..  Bogado exige un resarcimiento de G. 4.000 millones por “daño moral” a Giuzzio, ex fiscal de la causa iniciada en 2005 por el presunto desvío de unos G. 6.000 millones  periodo en que la empresa era presidida por el actual senador colorado. Se cree que detrás de esta presentación subyace la intención de Bogado de amedrentar a los otros fiscales que les están investigando por las otras graves denuncias en su contra por corrupción.

 

No sabemos quién le orienta o le aconseja al Senador Bogado, pero creemos que en este momento en que tiene tan menguado su buen nombre y que es signo o porta estandarte para la gente de lo peor que tiene el congreso nacional, debiera haber guardado un respetuoso silencio y ante que esta explosión bochornosa para la opinión publica pidiendo reparación a su buena fama se hubiera afanado en mejorar su imagen por medio del trabajo tesonero como legislador presentando y acompañando proyectos de leyes que beneficien a la ciudadanía en general como una forma de expiación de tantas acciones percibidas por la gente como actos irregulares e indecorosos que merecieron en su momento la repulsa y el escrache del pueblo.

 

Es como si algunos  parlamentarios no tuvieran esa sensación del ridículo, si en tanta estima tiene su buen nombre Bogado no hubiera apañado el nombramiento ni el comisionamiento posterior de la joven dama que después fue conocida como la niñera de oro, con  el jugoso doble salario que percibía en  las entidades públicas en contra de todo lo que indica la ley. La ciudadanía debe aprender a elegir a sus representantes de tal forma a no tener que indignarse después ante las felonías cometidas por estas personas que  traicionan el mandato popular que se les confirió y utilizan estos cargos antes que para servir al pueblo se sirven  del cargo. La tarea pendiente para la ciudadanía es tener mejor criterio para elegir a sus parlamentarios, para ello lo principal es terminar con las listas sabanas.

 

por Andrés Granje

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