CUANDO LA NOTICIA ES LA POLÍTICA
La relación entre medios y política en América latina refuerza hoy su tono de disputa. Los gobiernos buscan recuperar el terreno cedido a los poderes mediáticos
- Emiliano Flores, Federico Vázquez y Emanuel Damoni
Cuando Tancredo Neves decía “Yo me peleo con el Papa, con la Iglesia Católica, con el PMDB, me peleo con todo el mundo; yo sólo no me peleo con el Doctor Roberto”, sintetizaba un condicionamiento mediático al poder político que no era exclusivo del Brasil. Tancredo Neves fue el primer presidente electo después de una larga dictadura. El Doctor Roberto era Roberto Marinho, propietario de la Red Globo, consorcio mediático que reúne más de la mitad de la audiencia televisiva del país. La frase de Neves podría completarse con aquella de César Jaroslavsky en los ’80 cuando, haciendo referencia a Clarín, decía: “Hay que cuidarse de ese diario. Ataca como partido político y si uno le contesta, se defiende con la libertad de prensa”. El comportamiento de los medios masivos de comunicación como actor político tiene una historia prolongada en la región.
En las elecciones de 1989, Lula se presentaba por primera vez como candidato a la presidencia de Brasil, pero el Doctor Roberto tenía las fichas en Fernando Collor de Melo. La televisora Globo decidió jugar fuerte en la campaña. Puso al aire la ficción Salvador de la Patria, donde el personaje principal, Sassá Mutema, de origen humilde, se postula para ser alcalde de su pueblo. Sassá gana las elecciones, pero cuando llega al gobierno se ve involucrado en crímenes y hechos de corrupción. El mensaje era sencillo: Lula podría repetir esa decepción en la vida real.
Durante los años ’90 los gobiernos de nuestros países condujeron la privatización y desregulación de los medios masivos. Un pacto de no agresión entre gobiernos y medios estimuló la concentración de éstos en forma inédita. Sin embargo, a medida que las empresas del sector se integraron verticalmente (televisión, radios y diarios bajo un solo dueño), lograron consolidar una “opinión publicada” lo suficientemente fuerte como para desbalancear ese pacto original y condicionar al poder político.
Ese esquema fue acentuando sus rasgos extorsivos hasta que la crisis neoliberal de comienzos del 2000 impuso otro escenario en la región. En El nuevo topo, último libro de Emir Sader, el autor plantea que el avance de gestiones no ortodoxas en los gobiernos de América latina encontró una oposición de derecha cuya dirección ideológica e incluso política proviene de los medios de comunicación privados.
Durante los dos días que duró el breve golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, RCTV, Globovisión y Venevisión transmitieron dibujos animados mientras en las calles decenas de miles de personas se movilizaban para recuperar el sistema democrático. También allí, en la previa al golpe, se ensayaron recursos como la pantalla dividida para “confrontar” un discurso presidencial con manifestantes opositores exaltados, técnica depurada en nuestro país durante el conflicto agropecuario de 2008.
¿Cuál es la razón profunda que lleva a los medios a jugar este rol? Una respuesta posible es la dificultad creciente de las fuerzas políticas conservadoras para imponer agendas ortodoxas, ante lo cual el lugar de vanguardia ideológica reaccionaria pasa a estar en los poderes mediáticos. Se trata de un fenómeno con diferentes intensidades, pero que se afianzó en toda la región. En Uruguay, las empresas privadas de televisión se negaron a cumplir con la cadena nacional que debía difundir la campaña por la nulidad de la Ley de Caducidad. La iniciativa quedó a sólo 2,03 por ciento de los votos necesarios para ser aprobada. ¿Cuánto habrá influido en ese guarismo la desobediencia mediática?
Quien se dé una vuelta por los diarios de América latina por estos días podrá encontrar titulares como estos: “El gobierno de Correa quiere que los medios rindan cuentas”, “Evo Morales criticó a la prensa por minimizar la victoria de su partido”, “Vázquez se refirió a los medios: sistemáticamente hacen oposición al gobierno”, “Lula criticó a los medios: no cubren con buena fe”.
Los medios concentrados se encuentran hoy con gobiernos democráticos que cuestionan su (oscura) legitimidad de origen, la posición dominante que tienen en el mercado y la intencionalidad política mal recubierta por el gastado barniz de la “independencia”.
No es una lucha contra la “libertad de prensa” –como los propios afectados señalan–, ni siquiera un cuestionamiento ideológico a la “libertad de empresa”. Se trata de algo más sencillo y elemental: la supervivencia de la política como espacio de la sociedad –y no de las corporaciones– desde el cual decidir las cuestiones públicas. La respuesta que los gobiernos de la región, con distintas velocidades, decidieron dar a este enfrentamiento es la intervención en el mercado comunicacional, regulándolo para ampliar el espectro de voces. Y eso es una buena noticia.
(Observatorio de Política Latinoamericana Noticias del Sur. Diario Página 12).
2 comentarios
Anónimo -
Pedro Benitez ⋅
¿Quién o quiénes son los explotados?, se preguntarán. No son periodistas de renombre, ni columnistas a quienes se les considera estrellas o que están en las redacciones de los más grandes diarios del país, conductores de programas radiales y televisivos. Son correspon- sales de los medios comunicación en el interior del país, de alcance nacional, con fuerte influencia en la formación de opiniones de la ciudadanía.
Estos compañeros, a riesgo de sus vidas en muchas coberturas, son pésimamente contraprestados por las empresas que, supuestamente, les tienen contratados. En la realidad estos medios les hacen realizar actividades en un ambiente de miseria, sin respetar, mínimamente, sus derechos de trabajador. Conste que el producto periodístico es, se puede considerar, de primer nivel, por la trascendencia que suele tener en el ámbito político, económico, social, etc. del país. Muchas coberturas son tapa de diarios, principales titulares de los noticieros televisivos y radioemisoras.
Los corresponsales de varias empresas periodísticas -con algunas excepciones, porque no decirlos, contados con un dedo de la mano, sí cumplen con sus trabajadores- viven en la precariedad económica más reprochable. Las empresas dan la imagen de ser supuestas defensoras de los derechos de la ciudadanía o que supuestamente son el contrapoder, pero cuando se mira en su patio ni el más mínimo de esos derechos, garantizados constitucionalmente, son respetados para los de su casa.
Estos corresponsales, que sepa la ciudadanía y muchos compañeros de nuestro gremio, no ganan el salario mínimo, no tienen seguro social y mucho menos seguro de vida, que en tal caso sería un lujo.
Pero la cuestión no se queda allí. La situación empeora más aún cuando se menciona la recompensa económica por su trabajo. Reciben pagos por publicaciones o por material, que van desde 20, 30 hasta 50 mil guaraníes, si tienen suerte. Por ejemplo, si un diario publica su material con foto le paga 50 mil guaraníes. Si es mediano (de tamaño) 30 mil guaraníes o de lo contrario, solamente 20 mil guaraníes. Conste, que en casi todas las ocasiones debe recorrer hasta 100 y más kilómetros para realizar su cobertura y generar la información.
¿Uds. creen que muchos de ellos tienen viáticos o se les reembolsa sus gastos de pasaje, combustible, etc.? Ni en el año verde. Al contrario, se les llama desde Asunción y se les exige que vayan a unos 100 o 200 km. para realizar una cobertura, riesgosa en muchos casos. A veces no tienen ni para su pasaje y el que le pide ni idea tiene de la distancia que debe recorrer desde donde tiene que partir hasta el lugar del evento. Y hasta se le establece horario para enviar su material.
Y para que sepan más. Los nombres de estos compañeros deben ser publicados porque de lo contrario no se le abona por el material enviado, porque el administrador necesita pruebas para emitir las órdenes de pago.
Otra cosa que no se sabe y que alguna vez debemos de contar con todas las letras. Estos compañeros son obligados a trasladarse desde cientos de kilómetros para gestionar sus cobros. Si tienen suerte logran cobrar un millón de guaraníes. Muchas veces vuelven a sus casas con las manos vacías porque la empresa no les abona por cualquier cuento. ¿Quién le devuelve sus gastos?. Nadie. Se jodieron.
Hay más, en algunos casos se les llama para sugerirle un determinado sentido u otro a su material. En otros casos, se les consulta si estaría de acuerdo que se le quite o agregue algo como desea la empresa. Esto es porque el corresponsal firma su material. Si es así se carga él con la responsabilidad. Como consecuencia viene la represalia del sector/es afectado/s (son intimados notarialmente para que ratifique o rectifique). Algunos compañeros se plantan ante esta exigencia y solicitan se quite sus nombres del material periodístico. Entonces el material ya tiene un destino incierto.
Estos hechos reales suscitados en el interior del país y que marcan a cuerpo entero la verdadera hacha de muchos medios de comunicación, considerados de élite. Es solo la imagen que ve la ciudadanía, porque por detrás está la falta total de respeto hacia los humildes trabajadores, tan igual o más derechos que los demás beneficiados con el cumplimiento de las leyes laborales.
No existe otra alternativa más que ir acumulando datos, hechos y pruebas para que, llegado el momento, el gremio que nuclea a los periodistas y comunicadores sociales pueda presentar denuncia formal ante los organismos del Estado. A este efecto, los actuales directivos han comenzado a recoger las denuncias.
Sepan también que muchos de nosotros figuramos en la lista negra para no ser recibidos en los grandes medios periodísticos, precisamente, por este tipo de actividad que busca la reivindicación laboral de los compañeros. Si esto es el precio que debemos pagar, lo hemos pagado y lo seguiremos pagando, porque nuestra convicción es mucho más grande que una represalia similar.
Pedro Benítez es Secretario General del Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP)
Anónimo -
Carlos Rodríguez
La prioridad no es la verdad sino el negocio y en aras del negocio, la verdad debe esperar. Así se manifiesta hoy día el periodismo y no se cómo habrá sido en sus inicios pero las referencias nos indican que entonces, la verdad era el producto que el periodismo vendía. La verdad era el negocio.
Y si lo pensamos bien, si todos queremos conocer la verdad y estamos dispuestos a pagar por ella qué es lo que hace que se falsee, se mienta, se distorsione en los medios paraguayos hoy día y que tengamos que comprar falsedades.
Estamos comprando un producto falsificado como si fuera verdad.
Hace unos años tuve la suerte de visitar la Deutsche Welle, la radio pública alemana. Uno de los periodistas jefes nos explicaba cómo se financia la radio que es en base a impuestos que el ciudadano paga con gusto y además exige que haya envidados especiales y corresponsales ahí donde hay información que a él le interesa.
El ciudadano quiere la verdad desnuda
Eso ocurre porque no quiere que la información que recibe esté distorsionada en función de intereses subalternos.
Paga impuestos porque el ciudadano no quiere que la radio se sustente con avisos comerciales debido a que las empresas ejercen el control de la información colocando sus avisos en un medio o retirándolos de ahí si publican algo que no les conviene.
Si hacés lo que te digo te doy avisos y si no, retiro los avisos. A partir de ahí hay variantes en el juego que va incluso hasta: tal candidato no me gusta y si lo atacás en tus páginas, te doy más avisos.
La dominación por el poder económico
De ese modo, los que tienen poder económico ejercen el control en función de sus intereses que terminan siendo la prioridad en los medios. De ese modo la verdad pierde valor, carece de trascendencia y todos salimos perdiendo.
Pero además como la verdad sucumbe frente a los intereses, los propios dueños de medios convierten a sus medios en herramientas que defienden y apuntalan los otros negocios que tienen.
Es decir sus medios son portavoces de sus intereses. Olvídese de que sean vehículos de la verdad, tal cual como los ciudadanos esperamos.
Sobreviene la desorientación
Estos puntos de vista los expongo porque la sociedad paraguaya sufre una desorientación causada por la instrumentalización de los medios y la credibilidad un bien preciado- está en absoluta decadencia.
Yo creo que el gobierno debería crear una instancia de análisis y planteo de soluciones para contrarrestar la avalancha de prédicas mediáticas que no buscan ni defienden la verdad, no buscan la construcción de una ciudadanía fortalecida en la verdad y valores superiores sino que por el contrario, son instrumentos de imposición según intereses sectarios.
Periodismo humano
Entre tanto, aplaudimos desde aquí el nacimiento de periodismohumano.com, como lo señalan sus mentores españoles algo así como a medio camino entre una fundación y una cooperativa.
Un medio sin ánimo de lucro que espera sustentarse en donaciones de defensores de la verdad. Un euro a la semana permite al lector convertirse en socio o la donación que desee realizar.
Un nuevo modo de sustentar al periodismo comprometido con la defensa de los derechos humanos.
Cuánta falta nos hace una iniciativa así.
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