PARAGUAY: EN BLANCO Y NEGRO
- José Antonio Vera
Con apenas un año y 15 días de vida, el Gobierno de Fernando Lugo sobrevive en medio de claroscuros permanentes, que van de medidas positivas, como la creación de un canal de televisión por cable, del Ministerio de Educación que, vía satélite llega a comunidades indígenas, hasta tolerar conductas escandalosas a personas muy allegadas.
El decreto de salud gratuita, en los hospitales públicos, extendido esta semana a los servicios odontológicos y, aunque en la práctica la atención sea aún insuficiente, constituye una medida muy destacable.
En el haber del Ejecutivo también hay que sub-rayar la firma, este martes en Asunción, de la Nota Reversal con Brasil, que obligará a éste a triplicar el pago, de 120 a 360 millones dólares/año, por la cantidad de energía que Paraguay le cede, del 50 por ciento que le corresponde del total producido por la Represa Binacional de Itaipú.
La signatura formalizó el acuerdo al que llegaron el 25 de julio pasado, durante la Cumbre del MERCOSUR, los mandatarios Lula Da Silva y Lugo, corrigiendo, aunque muy parcialmente, un abuso brasileño de tres décadas, al acaparar, por una suma ridícula, el 47 por ciento de la energía que Paraguay no consume, a la vez que le ha prohibido venderla a cualquier otro país, valiéndose de cómplices locales.
Asimismo, corre a favor del ex Obispo una victoria reciente sobre la derecha parlamentaria, al negarse a firmar un texto de “Compromiso Democrático” que pretende limitar la participación del pueblo, en la vida política del país, al sólo derecho al sufragio y a ser representado, muy promocionado por la cofradía mediática.
Lugo respondió que el voto es apenas el primer paso en la vida democrática de un pueblo, cuyo poder emana de su participación directa. Su respuesta recordó discursos suyos de hace año y medio, cuando fustigaba a los sectores reaccionarios, “de mentalidad y acciones burguesas”. La prensa patronal enfurecida.
Otro mérito del mandatario es su decisión de vetar la designación de Lovera Cañete como Ministro en la Suprema Corte de Justicia, que pretendió imponer el sector más retardatario de la oposición, pasando por alto numerosas denuncias contra el candidato, acusado de activar a favor de estronistas acusados de violar los derechos humanos.
Igualmente, en bien de Lugo hay que anotar su compromiso de obrar, en conjunto con los gobiernos democráticos del continente, en la consolidación de la independencia de las naciones latinoamericanas y su rechazo a los Golpes de Estado e intervenciones extranjeras, como ocurrió hace dos meses en Honduras, cuya Embajadora Carmen Ortez Williams, hoy fue despojada de sus credenciales, “por sostener al gobierno de facto”.
En el blanco y negro, nombre de un exitoso programa radiofónico, que caracteriza la labor del gobierno paraguayo, por supuesto que sobresale la hazaña de cortar 60 años de poder absoluto del Partido Colorado, implosionado por su propia corrupción, pero paralelamente es inocultable un enfriamiento y un excesivo tratamiento burocrático del prometido y esperanzador programa de recuperación del país.
Ninguno de los seis puntos de la plataforma han sido aún asumidos en la proporción de lo deseable y de lo posible, como los casos de reforma agraria, la reactivación económica, la recuperación institucional, del Poder Judicial y de la Soberanía Nacional, y la aplicación de un Plan de Emergencia Nacional.
De todos ellos, el tema de la soberanía nacional, una de las reivindicaciones priorizadas durante la campaña electoral que terminó en victoria el 20 de abril del año pasado, es el punto que más logro registra con este primer acuerdo con Brasil sobre Itaipú, pero aún está por delante el inicio de una dura puja con Argentina por la Represa Yaciretá.
En ambas binacionales un tema sumamente escabroso a resolver, es la deuda de muchos millones de dólares que esos dos países le reclaman a Paraguay, cuyas autoridades las califican de espurias, conformadas en la usura.
Monseñor Melanio Medina, Presidente de la Comisión Verdad y Justicia, afirma que ese organismo ha verificado la existencia de cuatro millones de hectáreas, ocupadas en forma ilegítima, que el Estado debe recuperar “cuanto antes” para distribuirla entre los miles de campesinos sin tierra, que deambulan hambrientos por todo el país.
Varios estudios indican que el 60 por ciento de los seis millones de paraguayos están en situación de pobreza y dos millones en la miseria, con 700 mil personas que anualmente buscan empleo sin encontrarlo. El déficit habitacional sería de unas 300 mil viviendas.
Otros manchones oscurecen el mapa nacional y, si bien algunos pueden ser producto de montajes de la prensa patronal que, en su totalidad, se ha consolidado como el principal actor de la oposición, circulan comentarios públicos y versiones en los medios diplomáticos, que comprometen una mayor atención de Lugo.
El mandatario, quien mucho habló de ética y utilizó la lucha contra la corrupción como uno de sus objetivos más aplaudidos por la población, es incapaz de esclarecer ante una ciudadanía muy molesta, la función que cumple su hermana Mercedes, en su papel de “Primera Dama”, incurriendo en gastos cuya suntuosidad ofende el pudor.
El nepotismo y el comportamiento dinástico, tan presentes en la historia del último siglo y medio del país, exceptuando los primeros 20 años de la independencia bajo la conducción de Gaspar Rodríguez de Francia, son dos vicios que, en toda ocasión que pudieron, han explotado los dos partidos tradicionales, el Colorado y el Liberal.
Entre las esperanzas que abrigó el pueblo con el triunfo de Lugo, figuraba la limpieza moral del país, acabando con los abusos del poder, para lo cual las nuevas autoridades debían ser ejemplo, desterrando el prebendarismo, el amiguismo y el “sociolismo” de la función pública, para intentar devolver confianza a la gente, por años pisoteada.
El papel de Primera Dama lo creó el Presidente Luis González Machi en 1999, cuya esposa fue Miss Paraguay, y lo mantuvo su sucesor y correligionario colorado Nicanor Duarte Frutos. Su esposa creó la Secta Raíces, evangelista, hasta ahora criticada en diversos medios del pueblo por su derroche de recursos del Estado, conducta habitual de los jerarcas de un partido corroído por la delincuencia.
Lugo, soltero, tenía la oportunidad de terminar con ese hábito de tan mal gusto, con esa afrenta, esa inutilidad impuesta a la ciudadanía, cuya designación está lejos de ser producto de una elección popular.
Imposición antidemocrática que el pueblo, eternamente burlado y acostumbrado a soportar todo, podría ser capaz de tolerar si esa persona cumpliera alguna función social en beneficio de los más necesitados, pero no como continúa ocurriendo, para montajes caritativos y un exhibicionismo de mal gusto, antiestético, grosero, desbaratando más de 300 mil dólares por año, más un millón donado por Taiwán.
El país, sumido en décadas de atraso, sin tejido industrial, con una enseñanza y otros servicios públicos paupérrimos, no tiene necesidad de una Primera Dama rodeada de una cohorte de aprovechadores, entre hijas, hijos, yernos, nueras y personajes de los anteriores gobiernos, habitués de la farándula financiera más detestada.
Ni siquiera el tirano General Alfredo Strossner, durante su poder absoluto, entre 1954 y 1989, recurrió a la función de Primera Dama. Difícil de comprender la actitud de Lugo frente a un espectáculo tan desmoralizante.
(especial para ARGENPRESS.info)
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