EL ESTADO IMPERIAL
- Julio Benegas ⋅
Tras los pasos de EE.UU. por Paraguay y América Latina.
El Pentágono tiene la costumbre de habilitar la publicación de algunos de sus archivos pasados los 20 años de los acontecimientos en los que EE.UU. tuviera directa participación. Un paraguayo destacado en la investigación de esos archivos desclasificados. Marcial Riquelme, que muriera unos años atrás, nos había echado mucha luz sobre la relación de EE.UU. con nuestro país. Nos contaba, a través de documentos, cómo EE.UU. sostuvo la dictadura de Alfredo Stroessner, cómo instruyó al Ejército y la policía en torturas para parar la rebeldía.
Por otras vías fuimos conociendo los detalles del golpe de estado contra Salvador Allende, en Chile, en 1973, el financiamiento de la contrarrevolución en Nicaragua, Salvador y la directa participación del Ejército norteamericano en el Operativo Cóndor, esta red de espionaje, ejecución y desaparición de los años 70.
Publicación tras publicación, íbamos enterándonos cómo EE.UU. fue consolidando un estado imperial en América y en el mundo, con lujos de detalles.
La semana pasada, en la cumbre de la OEA en Bolivia, el presidente Evo Morales formalizaba aquella frase popular: “En EE.UU. no hay golpes de Estado porque no existen embajadas norteamericanas”. Enumeró los últimos casos en que se sospecha directa participación de EE.UU.: el intento fallido de golpe de Estado en Venezuela, en el 2001; el golpe frustrado en Bolivia sobre la base de las autonomías regionales y la deposición en Honduras del presidente electo…
Hay ahora un equipo de editores cibernéticos que no quiere esperar más de 20 años para publicar los documentos del Pentágono y de otras organizaciones de peso en el planeta. Es wikileaks. Nos cuentan estos documentos cómo el Ejército norteamericano y sus aliados matan a civiles en Afganistán e Irak y cómo, entre otras cosas, las embajadas norteamericanas son bases fundamentales de espionaje en América.
“Nada de otro mundo”, diríamos. “Quién no sabe de estas cosas”, escuché decir a algunos colegas. No sé, no sé.
En la tele hay más sangre de pobres que genocidios provocados por los imperios y en otros medios esa profusa campaña de hacernos creer que nuestros adversarios son los gobiernos de América Latina que discuten el poder imperial.
Es información, claro está. Qué hagamos con ella es otra cosa.
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