NO HAY RAZÓN ALGUNA PARA QUE LOS TAXISTAS ELUDAN LA INSPECCIÓN DE SUS RODADOS
El control de las condiciones técnicas de los vehículos que circulan por las calles de Asunción no solo es necesario, sino imprescindible. Está en juego la vida de los ciudadanos. No puede haber excepción bajo ningún motivo. Los taxistas que hacen lo posible por eludir la inspección de una empresa privada carecen de razón en su planteo. A sus pasajeros les conviene viajar en un transporte con seguridad garantizada.
Los taxis son parte del servicio público. Su funcionamiento dentro de la capital está reglamentado por ordenanzas de la Municipalidad de Asunción. Por lo tanto, tienen que ceñirse a lo que mandan sus disposiciones.
Con el objetivo de ofrecer mayores garantías a personas y rodados que circulan por sus calles y avenidas, la Comuna capitalina implementa la denominada Inspección Técnica Vehicular (ITV). La empresa privada Ivesur, siguiendo parámetros de control claramente establecidos, realiza la verificación de las condiciones mecánicas en las que se encuentran los rodados.
En una Asunción por cuyas calles cada vez circulan más vehículos, esa medida es sumamente saludable. Con su implementación, tienen que salir del circuito de circulación aquellas unidades del transporte público y privado que carecen de las condiciones técnicas adecuadas requeridas. Muchos accidentes y desperfectos se producen porque los automóviles, camionetas, camiones y motos se movilizan en condiciones muy precarias y peligrosas.
La normativa establece claramente que para ser habilitados a transitar por calles y avenidas, sus propietarios los deben someter a la inspección. De lo contrario, se hacen pasibles de sanciones estipuladas en una ordenanza.
Los taxistas, sin embargo, no quieren que el Ivesur controle sus unidades. La Asociación de Profesionales Taxistas de Asunción (APTA) alega que el mal estado de las arterias de circulación y el deficiente control de aquella empresa privada son las causas por las que asumen esa postura negativa.
A simple vista, la verdad es muy otra: los taxistas no quieren someterse a los controles porque la mayoría de sus unidades se encuentran en pésimo estado y no podrían superar las exigencias impuestas por las autoridades comunales. La pretensión de volver a la fiscalización municipal es absurda porque la Comuna ya no presta ese servicio desde la tercerización operada por Ivesur.
El pedido no cuenta con fundamento. Si es por los baches, los dueños de todos los demás transportes tendrían que negarse a cumplir la ordenanza. Y la Municipalidad de Asunción no puede elaborar otra para eximir a los taxistas de cumplir una ordenanza de bien público.
Hasta ahora solo 32 vehículos de alquiler ocasional superaron la inspección. El resto, o no pasó o está aguardando una respuesta al planteamiento gremial.
La Policía Municipal de Tránsito debe empezar ya a controlar al azar los taxis. El interés social de dar seguridad a las personas que usufructúan sus servicios está por encima de la pretensión particular de esquivar una obligación. Las autoridades municipales tienen que garantizar a los ciudadanos la calidad de las prestaciones que reciben.
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Federico Tatter -