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LOS DUEÑOS DE ÓMNIBUS NO MERECEN EL PREMIO DE UN NUEVO AUMENTO DEL PASAJE

Los empresarios del transporte público de Asunción y el área metropolitana chantajean a las autoridades y a la ciudadanía con reguladas y pedidos de suspensión del contrato de choferes. Pretenden que el pasaje en ómnibus aumente sin que el gremio que nuclea a los empresarios haya hecho un solo anuncio de mejoramiento del servicio. Es necesario que los usuarios alcen su voz de protesta contra este nuevo atropello.

 

La Central de Empresarios del Transporte Público del Área Metropolitana (Cetrapam) vuelve a la carga para obtener un nuevo aumento del pasaje. Los propietarios, no contentos con torturar a los usuarios con unidades obsoletas, recurren ahora al chantaje para conseguir que el Poder Ejecutivo eleve el precio del boleto, actualmente estipulado en 2.300 guaraníes.

 

Para el diccionario de la Real Academia, las palabras chantaje y extorsión son sinónimas. Se las usa para señalar la "presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido". Ni más ni menos: al disminuir la frecuencia de circulación de las unidades de las líneas, los transportistas presionan al Gobierno para que dé curso favorable a su petición.

 

Contando ya con el dictamen favorable de la Secretaría del Transporte del Área Metropolitana de Asunción (Setama), los empresarios le agregan un nuevo ingrediente a sus tradicionales mecanismos de presión -reguladas y paros- a las autoridades: la suspensión de 900 trabajadores del volante.

 

De ese modo, los que se quedan sin puestos de trabajo y los que al hacer menos redondos por día cobran salarios más reducidos también se van a sumar a la causa de sus empleadores: si ellos llegan a su cometido, recuperarán sus puestos y sus ingresos habituales.

 

No solo eso: dado que los usuarios son los que sienten en carne propia el efecto de la disminución de los medios que los trasladan, ellos mismos actúan como fuerza social que reclama solución a las autoridades. De ese modo indirecto, aunque favorable a sus pretensiones, los empresarios tienen un aliado adicional para alcanzar su objetivo.

 

Los que sufren el impacto más pernicioso de esta situación son los pasajeros. Primero, porque al ya deficiente servicio cotidiano, se le suma la escasez de colectivos para acudir al trabajo, al estudio o a otros lugares. Segundo, porque el resultado final de la tragicomedia es ya conocido: va a terminar con el aumento del precio de los viajes.

 

Cuando de defender sus intereses y recaudar más se trata, los empresarios son implacables. Por lo general, obtienen lo que piden. Sin embargo, nada hacen para mejorar la calidad de sus prestaciones. A mayores ingresos, no corresponde mayor eficiencia del trabajo, renovación de flotas, mejor trato a los usuarios, reducción de velocidad, control de los camiones para que sean seguros ni nada por el estilo.

 

Históricamente, en los últimos años, nadie se les opuso. Ni siquiera los que en nombre del Estado tendrían que haber salido a favor de los desprotegidos. Tampoco lo hicieron las centrales obreras.

 

En la semana pasada, no obstante, apareció una tímida protesta de universitarios contra el aumento y los abusos. En este momento no solo es necesario que se manifiesten de nuevo, sin pérdida de tiempo, sino que se sumen a ellos la mayor cantidad de descontentos. Puede que así, alguna vez, los empresarios aprendan a respetar a sus usuarios.

http://www.ultimahora.com/notas/414240-Los-duenos-de-omnibus-no-merecen-el-premio-de-un-nuevo-aumento-del-pasaje

6 comentarios

Anónimo -

Se requiere un estudio independiente sobre el costo del pasaje


Basándose en una interesada recomendación de la Secretaría de Transporte del Area Metropolitana de Asunción (Setama), el presidente Fernando Lugo decretaría en breve un incremento en el precio del pasaje. Con la excusa del aumento del petróleo en el mercado internacional y la suba del precio del gasoíl en nuestro país, los empresarios del sector, en contubernio con las autoridades, asestarán de esta manera un nuevo golpe al ya de por sí resentido bolsillo de la gente, obligando a la ciudadanía indefensa a asumir los costos de la ineficiencia, la corrupción y el chantaje a los que sistemáticamente la ha venido sometiendo una rosca integrada por transportistas privilegiados e inescrupulosos.

La solicitud de la Setama tiene su origen en un “informe técnico” que no solamente incorpora el tema relativo al incremento del gasoíl, sino que también ofrece un cálculo con base en la cotización del dólar (que bajó sustancialmente), el estado de los neumáticos y de la carrocería de sus chatarras, el salario mínimo para los choferes y despachantes, el seguro de pasajeros y contra terceros, etc., etc.

Antes que nada, es preciso señalar que el informe producido por la Setama carece absolutamente de credibilidad. Fundamentalmente, porque fue elaborado por un grupo de funcionarios que han sido nombrados para cumplir, precisamente, la complaciente misión de decirle al Gobierno nada más que “la verdad” que los transportistas quieren imponer. Ante esta innegable realidad, la ciudadanía no puede tener ningún tipo de confiabilidad en el dictamen de personas que, de una u otra forma, se encuentran vinculadas muy estrechamente a los intereses del sector beneficiado, puesto que los propios transportistas son los mandamases de la institución que emite el informe a la medida.

Esta es una situación que induce a sospechar una mala fe en la confección del documento, así como también del compromiso –por no llamarle abierta confabulación– que existe entre los funcionarios de la Setama y la mafia del transporte público de pasajeros.

En el “informe”, las irregularidades no terminan. Por ejemplo, el programa informático que sirvió de base para la elaboración del informe asume la existencia de una flota total de 2.532 colectivos, cuando los que se encuentran registrados ante la empresa de inspección técnica vehicular son tan solo 2.067, es decir, hay más de 460 colectivos –un 20%– que son “contabilizados” al realizar el análisis sobre el costo del pasaje.

Esta perversa “ecuación” permite a los empresarios del transporte declarar una cantidad mayor de gastos y menor de ingresos: se informa un número mayor de unidades de las que realmente circulan y se disminuye de manera ficticia la cantidad de pasajeros transportados, al mismo tiempo que se incrementan los días de operación, lo cual hace disparar los gastos (combustible y mantenimiento, etc.), que luego se transfieren directamente al costo del pasaje.

Asimismo, es preciso señalar que en el pago al contado de cada boleto también se impone al pasajero el costo de los cánones de las empresas ante la Setama, las inspecciones vehiculares, así como patentes comerciales y municipales. Sin embargo, existen informes que dan cuenta de que las empresas adeudan más de 2.300 millones de guaraníes en cánones.

En síntesis, la ciudadanía –objeto del angurriento e inmisericorde zarpazo de los transportistas de pasajeros, así como de su total desamparo por parte de las autoridades que deberían defenderla– se verá forzada a tolerar un nuevo atropello a sus intereses, obligada a trasladarse hacia sus lugares de trabajo y sus hogares en colectivos destartalados, obsoletos, conducidos por choferes exhaustos debido a que sobrellevan una jornada laboral inaceptable.

Aceptar el aumento del pasaje basándose en el actual estudio de la Setama constituirá una medida desacertada e injusta, con un duro impacto en todo el amplio espectro de la economía nacional, ya que producirá una incidencia innegable en los crecientes índices de inflación.

Si el gobierno de Fernando Lugo está realmente interesado en proteger los derechos de la gente, debe ordenar la inmediata realización por parte de una comisión independiente de un informe minucioso y creíble que analice con base científica y sensatez cuál es el verdadero costo del boleto en Asunción y su área metropolitana. Recién una vez que se conozcan sus resultados podría adoptarse una determinación en un sentido o en otro.

pa'i Oliva -

Setama somete al pueblo

El servicio que ofrece la Setama es pésimo por el resultado que se traduce en la chatarra de los buses y el maltrato que recibimos los usuarios cotidianamente. Ha habido ya muertos por la velocidad o inválidos de por vida. Muchos nada recibieron.

Los partidos políticos, sus aliados, les concedieron prologar la vida de las chatarras. Hicimos una tímida protesta durante un día. Luego nos castigan con reguladas. Y como nos encuentran débiles ya amenazan con subir el boleto 300 guaraníes más.

¿Quién defiende al pueblo? Nadie ni las autoridades ni el pueblo mismo. Y va siendo hora de que este sometimiento se acabe.

¿Por qué el pueblo no se defiende y hace caer este sistema de transporte metropolitano? Porque por herencia de la dictadura bajamos la cabeza por miedo. Porque el empobrecimiento nos tiene frustrados y sin esperanzas. Porque el pan de cada día se hace imposible de conseguir si hacemos huelga. Porque estamos divididos por politiqueros y caciques, repetición de los capangas de antes.

Nuestro pueblo no asimila todavía esta idea de sometimiento, pero sí siente cada día la humillación de estar sometido a colectivos que nos llevan como ganado. Y nos hacen pagar cada día más.

¿No habrá ya llegado la hora de acabar con todo esto?

Kathia C Martínez -

USUARIOS CLAMAN POR UN MEJOR TRANSPORTE PÚBLICO

Aprovechando el óptimo momento de elecciones (por lo menos dentro de un partido y la relativamente nueva gestión en los municipios) "nuevas promesas", gente supuestamente nueva, quería pedir no el cambio total del país ni leyes nuevas que "mejoren el país", solo y únicamente el cumplimiento de las leyes ya existentes.

El caso mas visible de ellos, el incumplimiento total de las leyes de tránsito. Soy de Ciudad del Este, ciudad turística y comercial que es casi el rostro del Paraguay y es lamentable el caos en las calles, una vergüenza total.

Colectivos chatarras que además de la fealdad, la incomodidad, la suciedad exagerada que ofrecen, hacen las peores maniobras en el transito (adelantamientos indebidos, cruces con semáforos en rojos, carreras con otras líneas, choferes sin preparación) en fin, una serie de irregularidades que hacen que el usuario llegue molesto, sucio, y con el Jesús en la boca todos los días a su trabajo. ¿Acaso no hay nadie que cuide eso? ¿Por qué es tan difícil hacer cumplir la ley?

Los empresarios del transporte público deben hacer cumplir las normas mínimas para el funcionamiento de sus unidades, ¿acaso no pueden ser imputados, sancionados o castigados por no cumplir con las leyes? ¿No es esa la función principal de los policías de tránsito?

En el caso de CDE hay líneas internacionales de Brasil, obviamente colectivos limpios, en buen estado y con conductores profesionales debidamente uniformados, por lo que las deficiencias de nuestro transporte son aún más visibles.

Anónimo -

Las voces de los jóvenes son imprescindibles para que el cambio llegue al Paraguay

Después de un silencio demasiado largo, por fin jóvenes estu- diantes universitarios salieron a las calles a hacer escuchar su voz de protesta. Si bien es un grupo reducido aún, ese gesto podría marcar el inicio de una mayor participación juvenil en los temas que preocupan a la ciudadanía. La protesta contra la suba del pasaje y los ómnibus chatarras es lo que les mueve ahora. Mañana pueden ser otras inquietudes, generadas a partir de lo que vive la República y que les afecta en carne propia.

En tiempos de la dictadura del general Alfredo Stroessner hubo sectores juve- niles que cumplieron un papel relevante en la resistencia para formar un frente de oposición a las arbitrariedades del Gobierno tiránico.

Eran aquellos universitarios que levantaron sus voces contra la entrega de la riqueza hídrica al Brasil a través de Itaipú, la tortura a los presos políticos, la re- presión contra los estudiantes y los bajos salarios, por citar solo algunas de sus grandes preocupaciones. Los de Medicina e Ingeniería, de la Universidad Na- cional, fueron los actores emblemáticos, aunque no los únicos

Tras la caída del régimen totalitario, en la transición democrática, los jóvenes se recluyeron en sus estudios y en las actividades propias de la edad. Salvo pro- tagonistas y episodios aislados -por lo tanto, sin un impacto social relevan- te-, carecieron de estructuras orgánicas que los llevaran a actuar públicamente en favor de los intereses de su sector.

Ni los centros de estudiantes universitarios y secundarios -en los casos en que funcionaran a nivel de la enseñanza Media- ni las agrupaciones juveniles de los partidos políticos han tomado la posta dejada por la Juventud Liberal Radical Auténtica (JLRA), por ejemplo. Los estudiantes de la secundaria que pelearon por el boleto estudiantil fueron golondrinas que no anunciaron la llegada de una primavera de mayor compromiso con la historia del país.

Los problemas de la colectividad les atañen también a los jóvenes. La falta de empleos, la mala calidad de la educación, la ausencia de buena atención de la salud pública, la soberanía energética, la inseguridad y la irresponsabilidad de los políticos despilfarradores, les afectan también a ellos. Sin embargo, nunca se manifestaron contra estas lacras permanentes.

Por eso hay que celebrar que las quejas individuales contra los transportistas, los sindicalistas y la Secretaría de Transporte del Área Metropolitana de Asun- ción (Setama) hayan cobrado cuerpo organizado, con la presencia de estudian- tes de varias universidades en la manifestación callejera de anteayer, cuya repe- tición se anuncia para hoy.

La protesta de los jóvenes es completamente legítima. No solo eso: es nece- saria. Cuanto mayor sea el tiempo de silencio, mayor será el atropello hacia ellos. Y en la medida en que defiendan sus intereses, en que tengan una actitud crítica racional y no sumisa, serán respetadas, escuchadas y respondidas sus propuestas. Solo así se convertirán en protagonistas de este principio del siglo XXI y la era de la cibernética.

Si los jóvenes construyen su propio poder organizado, no podrán ser mani- pulados por los oportunistas. Y, con una fuerza propia, negociarán mejor los espacios que les corresponden. No solo podrán incidir en el precio del pasaje, sino también en la calidad de la educación que se les imparte, en el empleo juvenil, en la ampliación de las oportunidades y en otros temas cruciales.

Las voces plurales y, al mismo tiempo, unidas de los jóvenes son absoluta- mente imprescindibles para que el Paraguay pueda producir el cambio que está en los discursos, pero que no acompaña la vida diaria de sus habitantes.

Anónimo -

Hasta Mburuvicha Roga contra el decretazo

Convocatoria para las 18, frente al Panteón de los Héroes.

Esta tarde un sector de manifestantes contra la suba inminente del pasaje de ómnibus se encontrarán, a partir de las 18, algunos desde las cinco, en el Panteón de los Héroes.


Jóvenes se manifestaron contra el servicio de transporte público hoy habrá nueva convocatoria. Fuente Ultima Hora
En la asamblea de anoche, luego de cortes de calles principales y de hacer retroceder a los colectivos, se decidió marchar hoy hasta Mburuvicha Roga, Kubitchek y Mcal. López (entrada por Kubitchek) para exigir al presidente de la República que no le “tiemble el pulso a la hora de rechazar la suba inmediata del pasaje de colectivo. La marcha irá por el Mercado Cuatro, “para seguir sumando”, al decir de Francisco

Ayer la actividad se concentró en hacer retroceder colectivos del microcentro. Tiene ese gusto a triunfo por cuadras en una disputa que, aún pequeña, puede prender por representar el interés absolutamente mayoritario, al decir de Prabath Pacua, uno de los coordinadores universitarios de la movida.

La gente ante la acción aplaudía y algunas más se sumó a la movida. Pero, “cómo hago para llegar a casa si me quedo acá”, se preguntó Juan Mereles, 20 años, que se abrió de la marcha porque estaba a punto de quedarse sin colectivo.

“No es solo el pasaje, todo el sistema de transporte es un caos”, reflexionaba, durante la marcha, Oscar González, 21 años, también estudiante universitario. Pero por algún lado debemos empezar, concluía en una entrevista informal durante la movida nocturna.

“Ni un paso atrás, ni un paso atrás”, decían unos 300 manifestantes que iban cortando las calles principales del microcentro, Haedo, Azara (Gral. Díaz no rima con Palma, diría Ulises Silva) y Oliva.

La movida parece tener ese plurito de ciudadanía sin partidos, pero la gente debe llevar la banderita que prefiera, parecía decirse David que portaba una bandera con la cara del Che .

Se ha leído en estos días que la convocatoria se ha hecho a través del facebook y que esta nueva realidad comunicacional estaba prendiendo, pero en su mayoría la gente que ha participado de las actividades es gente de distintas organizaciones juveniles.

Actualmente el pasaje es de 2.300 guaraníes. La idea de los empresarios es alzarlo a 2.500. Los empresarios también presionan. Han dicho que dejarían en la calle a cerca de un millar de trabajadores. “Empresarios monda ha”, repetieron varias veces en coro los manifestantes.

“Están acostumbrados a maltratar a los trabajadores, a maltratar a los usuarios. Es mucha la plata que ganan explotando a los choferes y a la gente”, nos dice Sanie Ayala, 26, ya en conversación de bar, luego de la corrida por el microcentro.

En la plaza, Ña Tomi y su hija Sofía, están muy preocupadas. Ellas venden tereré. Pagan cada una de ellas cuatro pasajes para llegar desde Yuquyru, Luque, hasta el microcentro y viceversa, en un diario recorrido que comienza las cinco de la madrugada y termina a las nueve de la noche, cuando cansadas de malvivir y malvender recuestan sus cuerpos cansados. Con 2.500 a cada una de ellas el pasaje diario le saldría 10.000. Entre las dos G. 20.000 y atienden ambas el mismo puesto de trabajo.

Brigitte Colmán -

Odisea en ómnibus (*)

El mecanismo funciona desde siempre, con la precisión de un reloj suizo.

Un día aumenta el precio del gasoíl, y media hora después de que se haya hecho público el anuncio, los empresarios del transporte piden que se aumente el precio del pasaje.

Y claro, se entiende que si van a gastar más en combustible, es comprensible también que el precio del servicio que prestan tenga que variar.

Lo que no tiene sentido alguno es que sigan intentando convencernos de que anga trabajan a pérdida y que son patriotas, ya que el servicio que ofrecen es malo, malísimo.

Transporte de ganado. Estaba a punto de decir que los colectivos transportan a los usuarios como si fueran ganado vacuno.

Pero no. Afirmar algo parecido sería un desacierto. Pues sabemos que en este país las vacas tienen privilegios que los ciudadanos no conocen.

Es más importante cuidar que las vaquitas no se estresen, pues eso pondría en riesgo la calidad de la carne y ya sabemos que nadie quiere comerse un asado de carne dura, y ni se diga una milanesa dura como suela de zapato.

La cuestión es que un insignificante ciudadano de a pie, de esos que no tienen moto ni auto, y que dependen del servicio de transporte público, debe soportar todo tipo de malos tratos.

Para comenzar, es imposible determinar a qué hora pasará la línea que uno necesita. Los buses no tienen horarios, y eso es cuando trabajan "normalmente". Si, como en estos días, se les ocurre hacer la famosa regulada, estamos fritos. Un usuario puede llegar a esperar entre media hora y hora y media.

Ahí ya puede olvidarse de llegar a tiempo al trabajo y debe ir preparándose para escuchar los plagueos del jefe. Aunque eso no es de incumbencia de los empresarios del transporte. Supongo que ellos no hacen uso de las unidades que tanta riqueza les dan.

Peligro sobre ruedas. Dudo de que los empresarios dueños de las líneas hayan subido alguna vez a un ómnibus de su propiedad. Dudo de que alguno de ellos se animara a poner en peligro su integridad física mezclándose con el pueblerío.

Basta de suponer: mejor imaginemos por un rato las experiencias nuevas que vivirían si se animaran alguna vez a ir en colectivo al trabajo.

Para comenzar, van a esperar mucho tiempo en la parada; bajo el sol implacable, esto no será nada agradable. Ahí se van a enterar de que en este país no hay refugios para los usuarios que esperan su micro con estoicismo bajo la lluvia o bajo el sol.

Cuando hayan logrado abordar un transporte público, cuando hayan tenido la suerte de encontrar un lugarcito en la estribera, en plena hora pico, se van a enterar de lo que significa realmente "calor humano".

Y ahí van a experimentar los diferentes niveles de la socialización: les van a empujar, les van a pisotear el juanete, les van a estirar la cartera, recibirán mochilazos y, al final, se van a acostumbrar a escuchar al chofer gritando que "más atrás hay lugaaaaar".

Pero lo mejor de todo será cuando un hierro oxidado -triste recuerdo de un asiento acolchado- les rompa el pantalón.

Les va a dar rabia y querrán ir a quejarse, pero no servirá de nada. Porque todo usuario del transporte público sabe que los transportistas, en este país, hacen lo que les da la gana.