De Asunción a Seattle
Lydia Caudill recorrerá en bicicleta el largo camino que lleva desde Asunción hasta Seattle (Estados Unidos). Es una hazaña que requiere un excelente estado físico, pero en este caso no se trata de una mera cuestión deportiva, sino de un reconocimiento del terreno, para decirlo en términos militares, aunque el propósito sea pacífico y no bélico.
http://www.ultimahora.com/de-asuncion-seattle-n861152.html
Por Guido Rodríguez Alcalá
Lydia Caudill recorrerá en bicicleta el largo camino que lleva desde Asunción hasta Seattle (Estados Unidos). Es una hazaña que requiere un excelente estado físico, pero en este caso no se trata de una mera cuestión deportiva, sino de un reconocimiento del terreno, para decirlo en términos militares, aunque el propósito sea pacífico y no bélico.
Se lo puede constatar entrando al sitio web www.pedalandplow.com Pedal y arado, en castellano, porque se trata de una persona comprometida con la causa de la agricultura ecológica.
Como voluntaria del Cuerpo de Paz en el Paraguay, Caudill se ha familiarizado con la situación de las familias agricultoras del interior, comunicando lo que sabe y aprendiendo lo que saben los campesinos.
Para ampliar sus experiencias, desea visitar otros países americanos, antes de volver a su ciudad natal de Seattle.
No sé qué hará después; hasta el momento, ha predicado con el ejemplo. No es una burócrata, sino una persona activa, y de las muy necesarias para hacernos comprender que sí existen alternativas a la agricultura industrial. En su ya citado sitio web, www.pedalandplow.com se pueden ver sus razones, que no son exclusivamente las suyas.
En noviembre pasado, las Naciones Unidas han repetido lo dicho ya: que la agricultura ecológica puede alimentar al mundo mejor que la agricultura industrial.
Los fundamentos de la afirmación pueden encontrarse en varias publicaciones de las Naciones Unidas, e incluso en internet.
No se trata de volver a la Edad Media, como afirmó en un debate un ingeniero agrónomo devoto de la mecanización y los transgénicos, sino de tomar en cuenta los resultados de numerosos productores orgánicos, y también las consecuencias de la deforestación y la degradación del medioambiente provocada por la agricultura industrial.
Esa degradación tiene como consecuencia el cambio climático, que ha dejado de ser considerado una mera suposición, y que será tema de un futuro mensaje de Francisco I.
Supongo que las grandes empresas del agronegocio no quedarán muy satisfechas con las declaraciones del Pontífice; lo digo conociendo el modo enérgico en que tratan de imponer sus productos en todo el mundo.
A causa de las presiones internacionales, Colombia aprobó en 2010 la llamada Resolución 970, que limitaba la posibilidad de acopiar semillas nativas a los agricultores colombianos. La reacción fue tan fuerte que se suspendió la aplicación de la medida; con todo, el hecho nos dice mucho sobre la pretensión de privatizar la naturaleza.
Por su parte, Lydia Caudill afirma que no pretende contrariar a esas grandes multinacionales, sino mostrar que existen alternativas.
Es una actitud prudente y que, indirectamente, nos lleva a valorizar nuestra tradición rural. Si algo ha sobrado en la administración paraguaya es el centralismo, con el predominio de la ciudad (o simplemente la capital) sobre el campo.
Tanto en la moda como en la economía, la ciudad ha pretendido imponer al campo la novelería; un error y una desgracia.
http://www.pedalandplow.com/
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