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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

EL DÍA QUE CAPTURARON AL “COMANDANTE”

  

Esta es la historia de Juan José Rotela, el  “Comandante” Rotela, líder del movimiento guerrillero 14 de Mayo, capturado en Paranambú, Alto Paraná. El ya mítico “Comandante” Rotela desafió hasta su muerte a la dictadura estronista.  Soñador, idealista y liberal. Juan José Rotela, había dejado Yvytumí a los 16 años junto a su madre debido a las persecuciones políticas sufridas por su familia. Se fueron a Argentina, para engrosar la población de exiliados paraguayos que cultivó el régimen, unos 200.000.

 

En Buenos Aires, Rotela entraría en contacto con otros paraguayos, en su mayoría perseguidos políticos, veteranos de la guerra del chaco, o estudiantes disconformes con la situación de su país. Todos llegaron a una conclusión, en las situación en que se encontraba el país, el único camino para instaurar la democracia eran las armas. Así nacía el Movimiento 14 de mayo, con el objetivo, según su proclama, de derrocar al gobierno de Stroessner y su cúpula, para sacarle al pueblo ese yugo de la dictadura. En su plan programático, entre otros fines, pretendía liquidar el sistema estructural económico, político y social del stronismo, la recuperación de los bienes públicos y privados malhabidos, así como el castigo a los culpables.

 

El Movimiento 14 de mayo era una organización pluralista y horizontal, estaba integrada principalmente por liberales, también por febreristas, comunistas y disidentes colorados.

 

Luego de una importante campaña para recolectar fondos y reunir voluntarios, el Movimiento 14 de mayo había cobrado una importante adhesión y apoyo de la comunidad paraguaya exiliada en Argentina, sobre todo en Buenos Aires, Misiones y todas las ciudades fronterizas que estaban repletas de inmigrantes paraguayos. Incluso hubo cierto apoyo del gobierno argentino y de algunos militares de entonces. Contaba, al menos verbalmente de un importante apoyo de grupos dentro de Paraguay.

 

Los voluntarios se instalaron en Posadas en setiembre de 1959, y por cuatro meses se entrenaron en estrategia de guerra de guerrillas en chacras y estancias de simpatizantes.

 

Juan José Rotela, con 29 años, sin nunca haber tenido un cargo militar, se hizo el jefe principal del 14 de mayo. Por su liderazgo los integrantes lo habían elegido. Una vez triunfante la revolución, él asumiría la presidencia transitoria.

 

Las incursiones guerrilleras al Paraguay

 

Fue un 10 de julio de 1960. Ajado, derrotado y sin esperanzas, luego de dos meses y diez días de deambular sin éxito por las selvas de Caazapá y Alto Paraná, Rotela era capturado en la zona de Paranambú, a orillas del Paraná. Rotela era el hombre más buscado por el régimen estronista.

 

Don Victorino Duarte, el viejo maquinista de los obrajes del Ñacunday, fue testigo de ese momento: «Che ahecha Rotela pe. Kariay porâ la Rotela, peichaite la ibarba (hace un gesto con la mano indicando el pecho). Osérô ojejagarra, che a arreglá la aviación topadorandîve, pe oguerurô chupe, che aemparejaaa hina…» (Yo lo vi a Rotela. Era un lindo muchacho Rotela, así era su barba –hasta el pecho–. Al salir, cuando lo capturaron, yo estaba arreglando la aviación con la topadora, cuando lo trajeron, yo estaba emparejando –la tierra–).

 

Duarte cuenta que al día siguiente bajaron cinco aviones que venían de Asunción, con gente que venía a ver a Rotela. Lo agarraron en Irala, dice, en el Paraná. «Lo trajeron, lo llevaron y lo mataron». «Stroessner ojerure hese, ohechase, pea la cabézante py». (Stroessner pidió por él, quería verlo, él era el líder pues).

 

El largo camino a Paranambú

 

La guerrilla del 14 de mayo incursionó en dos ocasiones al Paraguay, desde la Argentina, buscando derrocar al régimen de Stroessner, y tenía en teoría un importante grupo de apoyo en Paraguay.

 

El 12 de diciembre de 1959 fue el día de la gran invasión. El 14 de mayo partió en la fecha marcada, dividido en 5 columnas, de entre 15 y 30 cada uno, más una radio clandestina zpx, para los enlaces y la propaganda. El efecto sorpresa fue echado por tierra pues los informantes del gobierno ya habían delatado la acción. Del grupo principal, la columna Libertad, cuyo destino era Encarnación, encabezado por Rotela, fueron capturadas dos canoas, mientras el líder del movimiento se desvió hasta San Juanœi, a dos kilómetros de la capital de Itapúa, retornando el mismo día a Posadas ante el fracaso del plan. Los demás destinos fueron Capitán Meza, Pedro Juan Caballero, Puerto Presidente Franco y Hernandarias. La estrategia era incursionar con acciones rápidas, tomar pueblos e ir creando focos, concientizar a la gente e ir sumando para marchar a Asunción. Sin embargo, prácticamente en todos los puntos los esperaban. Sufrieron las más cruentas represiones.

 

Juan José Rotela reorganizó un grupo en Posadas y volvió a incursionar el 29 de abril de 1960, en la zona de Caazapá, con 120 hombres. Entre mayo y junio serían derrotados en Tavaœi. Finalmente terminaría en Paranambú.

 

Cruentas represiones

 

Las represiones del General Patricio Colmán y sus hombres a los prisioneros de la guerrilla pasaron por encima todo derecho internacional humanitario. Había órdenes superiores de liquidarlos a todos. Las torturas más atroces se hicieron presentes. En Encarnación, atados en la plaza pública fueron expuestos al escarnio. Las picanas y piletas no faltaron. Algunos eran arrojados de aviones. Flotando en las aguas del Paraná pudieron identificarse cuerpos mutilados, sin ojos, y con el corazón arrancado. Las mujeres fueron violadas hasta morir. Se estima que se produjeron unas 66 ejecuciones arbitrarias.

 

 

 

Prisionero en el obraje

 

Recuerda Don Victorino que, estando prisionero Rotela, muchos pobladores fueron a preguntarle cómo fue para que entre así, y hacer lo que hizo. El prisionero les contestó: «amombeœuse jepe peæme, pero pende tavÿ tavÿeterei heœi chupekuera. El destino, he’i chupe kuera, ñande destino, ñande destino oiko la ñase háicha, ore hombre… Pe peve la ha’étava pe’ême, he’i la gente pe». (Les quiero contar a ustedes, pero son demasiado ignorantes les dijo. El destino dijo a ellos, nuestro destino, porque nuestro destino sucedió es que salimos así, nosotros hombres… Hasta ahí lo que puedo decirles, les explicó a la gente).

 

Había mujeres que iban y le abofeteaban, afirma, «por tu causa no puedo más dormir bien con mi marido» le recriminaban las mujeres. En aquellas fechas, las esposas iban a dormir al monte cada vez que corría la voz de que iba a llegar «una comisión», los guerrilleros. Los liberales del pueblo decían que «los salvarían», pero nadie se fiaba. Duarte dice también que había mucha gente que quería apoyarles, «pero no podían nomás».

 

Un misterio

 

Luego de su captura, Juan José Rotela presumiblemente habría sido llevado a la estancia Tapÿta, en Caazapá, donde el gobierno instaló su centro de operaciones. Su muerte y su destino son un misterio.

 

Doña Idalina Delgado, pobladora de Ñacu-ndaÿ y devota del Kurusu Rubén, cuenta que en el kilómetro 4, de la ruta que conecta Paranambú con Ciudad del Este, existe un nicho precario de terniz, que da refugio a la tumba de otro infortunado. La gente lo conoce como Kurusu Rotela. También se ha hecho de devotos y producido algunos «milagros». ¿Será este el destino final del comandante del 14 de mayo?

 

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3 comentarios

Heriberto Alegre O -

buen trabajo,Zulma.

Zulma Delgado Figueredo -

Fuente, "La Celda Del Miedo" de Caballero Ferreira

Zulma Delgado Figueredo -

El Movimiento 14 de Mayo
Permítasenos la correspondiente y pública autocrítica al tratar del Movimiento 14 de Mayo, nacido, como decíamos, de una profunda decepción de dirigentes, la mayoría ligados a la vieja oligarquía política que, por una u otra razón, se oponían al enfrentamiento popular contra el sistema.
Frente a la decisión de lucha de la juventud, se levantaba siempre la muralla de los “pacifistas”, de los que preferían soportar humillaciones de la esclavitud antes que perder sus posiciones y privilegios.
No debemos olvidar las excepcionales condiciones existente entonces en el ámbito nacional e internacional para el inicio de una firme acción de los partidos opositores, a fin de lograr la recuperación democrática de la república.
Pero esa oportunidad, como tantas otras, fue lastimosamente desperdiciadas por nuestros dirigentes.
En ese entonces, la inmensa mayoría de los que compartíamos la natural inquietud por el futuro Paraguay, éramos rebeldes contra el régimen, pero no teníamos la suficiente preparación revolucionaria, producto de la capacitación y la práctica directriz. Habíamos sido participes en todas las sublevaciones, desde 1936 al 59, como elementos activos de lucha, como carne de cañón. Pero en esa época los dirigentes no se preocuparon jamás de educar revolucionariamente al pueblo. Era suficiente conocer el manejo de fusil y que tuviéramos el coraje de hacerlo. Para morir siempre sobraron hombres en el Paraguay. (A.Bray:”Hombres”).
Es de hacer notar que la organización del Movimiento contaba entonces con el apoyo de algunos dirigentes del Partido Liberal como el Dr. Aponte, el Dr. Prieto, el Gral. Ramos (firmante del acta), etc. Etc. Los cuales apenas iniciadas las acciones, y ante la presión partidaria, se llamaron a silencio, e inclusive colaboraron con las fuerzas sectarias para impedir la ayuda a la revolución.
El esfuerzo desarrollado en la etapa preparatoria fue grandioso y sacrificado. Cientos de kilos de explosivos y de lápices incendiarios habían sido introducidos en Asunción por anónimos y heroicos colaboradores, los cuales estaban destinados a paralizar la movilidad del adversario. Todo ese material comprado e introducido al país con gran esfuerzo, fue a parar a los pozos en los momentos de crisis, pues los hombres de Asunción no se atrevieron a utilizarlos y prefirieron desprenderse de ellos ante el temor de ser descubierto por la policía. Lo mismo sucedió con las partidas de armas cortas y largas que debían servir para crear focos de resistencia en la capital y sus alrededores.
En esa forma, con fallas de organización, con insuficiente preparación ideológica en los cuadros de retaguardia (fundamentales para el apoyo).con exceso de confianza en los hombres, huérfanos de apoyo político (a pesar de haberlo solicitado repetidas veces), e impulsados únicamente por un sublime idealismo y la voluntad de hacer, el Movimiento 14 de Mayo inicia sus acciones el 12 de diciembre de 1959, bajo los siguientes principios:

Acta de Constitución Del “Movimiento 14 de Mayo”
Los abajo firmantes, en su condición de representantes de ciudadanos paraguayos agrupados en organizaciones combatientes que se integran con el propósito de luchar contra el derrocamiento de la dictadura imperante en el Paraguay para hacer posible el advenimiento de una era de libertad para todo el pueblo de la Nación, mediante la implantación de un sistema de gobierno democrático y representativo de la soberanía popular que asegure el ordenamiento de la vida institucional del país y la vigencia de las normas jurídicas que amparen los derechos, garantías y libertades esenciales de la persona humana y de los ciudadanos, han resuelto en la fecha, coordinar sus esfuerzos para el logro de los objetivos señalados, en base a los siguientes puntos:
PRIMERO: Proseguir en común la ejecución de los planos tendientes a la consumación de una revolución nacional con los alcances arriba anunciados.
SEGUNDO. Integrar una sola fuerza revolucionaria con las organizaciones ya existentes representadas en este acto, e incrementarla con la incorporación de otras fuerzas combatientes afines organizados y la conscripción voluntaria de la ciudadanía libre del país, sin discriminación de banderías políticas partidarias ni de su condición de civil o militar, siempre que acaten las directivas aquí establecidas.
TERCERO. Constituir un gobierno provisional representativo de las fuerzas combatientes, destinado a poner en ejecución los planes de normalización institucional y libertad previstos.

PLAN DE ORIENTACIÓN
1) La dirección general de este movimiento estará a cargo de una Junta Nacional Revolucionaria de Liberación Paraguaya, que actuará con las facultades propias de un gobierno revolucionario.
2) La Junta Revolucionaria debe orientar su política al derrocamiento de la dictadura, a la total liquidación de su sistema estructural económico, político y social, a la total recuperación de los bienes públicos y privados mal habidos y a la sanción de quienes resultaron culpables de los delitos cometidos bajo el imperio de la dictadura. La revolución no va dirigida contra el Partido Colorado ni contra ningún otro partido como instituciones política sal servicio de la democracia, ni contra sus afiliados como tales. Como sistema debe ser derogado, la dictadura comprende a la llamada Constitución de 1940 y a toda la legislación represiva basada en ella. Como gobierno, comprende a la persona del dictador y al a de todos los altos funcionarios civiles y militares responsables de su mantenimiento.
3) El gobierno revolucionario se regirá por un estatuto jurídico Revolucionario de carácter constitucional o´, en su defecto, por la Constitución Nacional de 1870, cuyas disposiciones serán puestas en vigencia, salvo aquellas que contraríen los fines expresos de la revolución.
4) Se observarán los tratados y compromisos internacionales vigentes y de práctica. En lo interno, se someterán a revisión todos los convenios y/0 concesiones que afecten el patrimonio y/0 soberanía de la Nación.
En lo social, el gobierno revolucionario se ocupará preferentemente por la solución de las necesidades perentorias del pueblo y muy especialmente de las de los campesinos y obreros. En lo cultural, se reivindicará la plenitud de los derechos estudiantiles y universitarios. En lo gremial, serán restablecidos los derechos obreros.
5) Serán dados de baja y sancionados los jefes y oficiales de las F.F.A.A y de la policía que luche a favor del régimen. Dichas fuerzas serán reorganizadas en base a los jefes y oficiales que apoyen ya hagan posible el triunfo de la revolución y a los jefes y oficiales que integran las fuerzas de la revolución, cualquiera sea su estado militar. Esta situación durará hasta que se complete la total normalización institucional del país.
6) En base al libre juego de los partidos políticos democráticos y de acuerdo a las leyes electorales que de común acuerdo con los mismo se dictarén, se convocará, dentro de un plazo de dos a 4 años, a una Asamblea Nacional Constituyente, la que, como institución representativa de la soberanía popular, decidirá lo que corresponda sobre el futuro de la Nación.
Este acuerdo será también suscrito en su oportunidad por los demás integrantes de la dirección de las agrupaciones aquí representadas.
Dado en el destierro, a los cuatro días del mes de mayo de mil novecientos cincuenta y nueve. Se firma la presente en tres ejemplare de un mismo tenor.
Flaviano Adorno; Benjamín Vargas Peña; Arnaldo Valdovinos; Carlos Freytag; Alfredo Ramos; Manuel Pérez Ramírez; Juan José Rotela; Carlos Caballero Ferreira; Herminio Giménez; Gabriel Armoa; Eustacio Rojas ; Arturo Buzarquiz; Modesto Ramírez; Miguel I. Torres; Julio Cesar Sosa Caballero; Augusto Daponte; Venancio Adorno; E.A. Cattoni; René Speratti; Patricio Paraguayo Orzúzar; Orlando Rojas; Leopoldo Olmedo; Américo Villagra; Néstor Romero Valdovinos; Mario Esteche Notario; Andrés Mussi Real ; César Valdez; Silvio Godoy; A. Maciel; José A. Duarte: Esteban Carballo; Rogelio A. Campaya; Ramón E. Maldonado; Aurelio Ibarra; Alejandro Rolón Benicio Arias; Mauro Hellión (siguen firmas).
En los cuadros de retaguardia las actitudes sectarias crearon graves problemas. Faltaba en ambos sectores la formación necesaria para desprenderse de las viejas ataduras y lograr la unidad de un auténtico sentido de Patria. Ambos grupos trabajaban con muchos ocultamientos creando fricciones y desconfianzas que solo podían debilitar las acciones. Los propios miembros de la Junta Revolucionaria se resistían al trabajo en común, pues eran totalmente opuestos en ideologías y criterio, como lo veremos más adelante.
El 12 de diciembre de 1959 debía estallar la acción armada en diversos lugares de la República, pero se inició solo en Encarnación y Hernandarias. Los hombres que habían entrado a Asunción y Villa Rica para cumplir sus objetivos, fueron delatados y presos en su mayoría. Los objetivos sobre el río Paraguay fracasaron y los hombres al mando de Modesto Ramírez intentaron en vano tomar un barco paraguayo surto en el puerto de Corrientes. Ya se nota aquí el concepto erróneo de algunos dirigentes del Movimiento 14 de Mayo. En efecto, confiando en la ayuda argentina, el Dr. Benjamín Vargas Peña comunicó al Prefecto de Corrientes el proyecto de Ramírez: Dicho Prefecto, como es natural, emplazó ametralladoras en los barcos vecinos, las cuales masacraron a los desarmados compañeros de Ramírez que iban confiados en una imposible neutralidad Argentina. En Encarnación, cayeron prisioneros Mario Esteche y su grupo, continuando las acciones a cargo de un joven cuya figura tomaría proyecciones homéricas en la lucha por la libertad paraguaya: JUAN JOSÉ ROTELA. Fracasado el ataque a Encarnación, Juan José se internó en la selva e inició la lucha. El ataque a Hernandarias también fracasó, muriendo un auténtico héroe de la guerra del Chaco y de la libertad Paraguaya; Patricio Paraguayo Ortúzar, representante genuino de los valores de la raza. En Pedro Juan Caballero se articularon las acciones por la ausencia inesperada de quién debía dirigirlas, y los compañeros fueron apresados por las autoridades brasileñas. Juan José Rotela se encontraba solo en la selva paraguaya.
De inmediato, los partidos políticos de oposición hicieron públicas declaraciones en contra del Movimiento 14 de Mayo, e instruyeron a sus afiliados para la no colaboración. Los integrantes de los mismos que actuaban ya en el Movimiento 24 de Mayo, fueron coaccionados repetidas veces, con el fin de hacerlos volver a las disciplinas partidarias abandonando la revolución. En el exterior, se llegó inclusive a negar las acciones del Movimiento, calumniando a sus componentes. No importaba que los luchadores por la libertad fueran paraguayos no importaba el objetivo común de la libertad y la dignidad. Había que doblegar a los rebeldes.
Por otro lado el Movimiento 14 de mayo levantaba las banderas de la Justicia Social, de la Reforma Agraria, de la independencia económica y política, lo cual ocasionó la reacción de los conservadores que acusaron de comunistas a sus integrantes. Se desataron todas las fuerzas del imperialismo y la oligarquía, para impedir la prosecución de las acciones; hasta el punto de llegarse en frontera a la denuncia de los movimientos revolucionarios y al enfrentamiento de los grupos políticos en el exterior, a fin de impedir el apoyo a la revolución.
El 14 de Mayo luchó por dar a conocer sus objetivos, y se enfrentó tanto al ejército de la dictadura, como a los viejos dirigentes de la oligarquía paraguaya. Entretanto, y mientras los guerrilleros combatían en el Paraguay, Vargas Peñas y Flaviano Adorno anularon el acta firmada en Buenos Aires. Las armas que debían ser utilizadas en apoyo a Rotela fueron enviadas a Resistencia, en donde, luego de la explosión de una bomba, cayeron en manos de las autoridades argentinas. Juan José debió regresar por falta de apoyo, y se reorganizaron los cuadros revolucionarios. Ese tropiezo no nos despertó aún a la cruda realidad que se presentaría después.
Se organizaron campamentos con ayuda de sinceros amigos del Paraguay libre, cuyos nombres omitimos por razones obvias, se instruyó a los grupos decididos al enfrentamiento, se consiguieron armas y equipos.
Pasaremos por alto muchos detalles en el deseo de acortar la narración Solo diremos que los futuros mártires de la libertad paraguaya fueron ayudados por los pobres, los humildes componentes de la colonia paraguaya en el extranjero, ciudadanos para los que la ayuda prestada significa un inmenso sacrificio. Por otra parte, los guerrilleros trabajaban, y el importe total de sus jornales lo entregaban al intendente de cada campamento para la compra de elementos necesarios para la lucha. Es decir; ellos mismos financiaban la revolución. No existe antecedente igual en América Latina.
El 28 de abril de 1960 se iniciaron nuevamente las acciones. La columna “Libertad”, compuesta íntegramente por liberales, al mando de Juan José Rotela, se internó profundamente en territorio paraguayo, y volvieron a fracasar las operaciones de distracción. En su comienzo, el campesino, acostumbrado a las depredaciones de los ejércitos de lucha, huyó de las guerrillas y las denunció a las tropas de la dictadura. Sin embargo la conducta de los guerrilleros fue imponiendo una nueva conciencia y un nuevo enfoque de la vida nacional. El guerrillero es un ejemplo de decencia y respeto a la dignidad humana. SIN EMBARGO, LA LUCHA SE DESARROLLABA EN CONDICIONES EXTREMADAMENTE ADVERSAS. Nuestra falta de preparación revolucionaria nos hizo cometer muchos errores. La Junta Directiva estaba integrada, en su mayoría, por miembros de nuestra oligarquía, unos ambiciosos, otros oportunistas y otros vanidosos, Y ni aún así advertimos el tremendo riesgos que ellos pudieran significar para la revolución. Se puede afirmar que en esa época comienza nuestra madurez revolucionaria. Los idealistas debían enfrentarse a la realidad de las debilidades humanas, incluso la traición de los propios y las calumnias de los extraños.
El régimen, con el apoyo moral que significaba la pública declaración de los partidos políticos de oposición y el apoyo del Departamento de Estado, estaba en condiciones de aplastar la revolución.
El Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA), con su punto de apoyo en el partido comunista, que constituía su eje central, se organizó como fuerza de lucha en la misma época. Pero ninguno de los sectores de oposición colaboró en el enfrentamiento con la dictadura, volviendo a presentarse el sectarismo como elemento negativo y disociante.
A pesar de ello, todas las organizaciones políticas del exterior organizaron campañas de recaudación de fondos, aprovechando el esfuerzo del”14 de Mayo” para fortalecer sus arcas. Dineros venidos de distintos puntos de América Latina fueron así repartidos entre organizaciones políticas que no pensaban tomar el camino del enfrentamiento militar contra la dictadura, y lo que es más, ese dinero destinado a apoyar a los que luchaban en el Paraguay, fue en gran parte utilizado para sabotear las acciones del “14 de Mayo”.
En Mayo de 1960, luego de la penetración de la columna “Libertad” FULNA incursiona en territorio paraguayo con una columna de 80 hombres al mando de Avalos Carísimo. Dicha columna cayó en una emboscada y sus integrantes fueron masacrados por las tropas gubernamentales.
Poco después, otro grupo armado de la misma organización atacó la comisaría de Barrero Grande y huyó con las armas tomadas sin volver a dar señales de vida. FULNA abandonó la lucha guerrillera y se dedicó a fortalecer sus cuadros dentro y fuera del Paraguay.
El Movimiento 14 de Mayo, a pesar de su crisis directiva, continúo las acciones, aunque sin poder fortalecer sus cuadros combatientes ni realizar el apoyo previsto. Ninguna clase de ayuda se recibía en ese momento de los países amigos. Juan José Rotela se encontró abandonado a su suerte. Las organizaciones de frontera, de Buenos Aires y de Montevideo, se disgregaron en pugnas internas, en pequeñas ambiciones de mando, olvidando el fin de su creación; el apoyo a los combatientes.
A nuestro regreso a fronteras con el objetivo de organizar la penetración de otras columnas y apoyar la acción de Rotela, encontramos a nuestra organización totalmente destruida. Nuestros contactos y enlaces ya no existían, nuestro centro de comunicaciones había sido secuestrado de su lugar de depósito por los propios miembros de nuestra Junta Directiva.
El Departamento de Guerra había dejado de existir. El pretexto aparente era anularnos, pero el fin real fue la condena de toda la columna “Libertad”. Había que detener a la revolución. Esto fue posible porque los hombres preparados espiritual e ideológicamente habían integrado en su totalidad la columna guerrillera. Los que quedaron en la frontera, debido a su falta de preparación, fueron fáciles presas de las intrigas manejadas por los ambiciosos y oportunistas. En esa forma, cuando la Junta Directiva resolvió disolver el departamento de Guerra porque “podía representar una fuente de poder”; ellos siguieron mansamente esas instrucciones sin comprender el alcance de la traición, sin darse cuenta que, al prestarse a un juego de luchas personales, destruían toda posibilidad de ayuda a los combatientes.
Fuimos apresados por las autoridades argentinas. El planteamiento de algunos problemas nacionales, como el cambio de estructuras, inquietaron sobremanera, tanto a los grupos oligárquicos del Paraguay como a los del vecino país. Debemos recalcar que los militares argentinos, a pesar de las promesas que pudieran haber hecho a algunos de los dirigentes de la Junta Directiva, debían obrar en su calidad de militares argentinos, es decir, sirviendo a los intereses de su gobierno, y no los de la revolución paraguaya. Por ello es incosebible la entrega de los resortes del mando con la esperanza de ayuda. La revolución paraguaya tiene objetivos propios y sus mandos no deben ser entregados en ninguna circunstancia a los extranjeros, puesto que ellos servirán, primariamente, a los intereses de su propia política.
Nuestra decisión de no entregar la conducción de la revolución a mandos extranjeros, y de apoyar a la columna “Libertad” en su lucha, nos valió el ser apresados por más de cuatro meses en el regimiento 11 de Ingenieros de posadas. El pretexto fue el cumplimiento de la neutralidad Argentina; la realidad es que medió un pedido especial de Vargas Peña de Aniano Díaz de Vivar, apoyados por algunos miembros de Vanguardia febrerista, pensando quizá que entregando las riendas de la revolución a los mandos argentinos, se podía ayudar mejor a los que luchaba. La verdad es que desde que fuimos presos, ningún esfuerzo se realizó para salvar a la columna Libertad o apoyarla en su lucha.
Mientras los guerrilleros luchaban desesperadamente en el Paraguay, los miembros de la junta, anarquizados por apetitos subalternos, perdían el tiempo en luchas sectarias y por posiciones de figuración algunos incluso hasta por envidia debido al justo renombre que había alcanzado Juan José Rotela. No acusamos a todos los miembros de la junta. Algunos fueron arrastrados de buena fe, otros , debido a su falta de preparación revolucionaria ; Pero otros como Benjamín Vargas Peña, Flaviano Adorno, Arsenio Rivero, el Dr. Melgarejo, Pavetti y algunos más conocían perfectamente los alcances de la traición. Si comprensible fue el error de los jóvenes que se dejaron arrastrar con la esperanza de conseguir ayuda de los mandos argentinos, no se puede perdonar la acción disociante y entreguista de los anteriormente citados.
No podemos reprochar a los militares argentinos que no hubieran cumplido sus promesas. Ellos tenían su concepto del deber y sirvieron a los intereses de la política Argentina. No era su sangre ni su futuro el que estaba en juego. Ellos permanecieron fieles a las orientaciones de sus mandos superiores. Pero sí; tenemos la obligación de acusar a los que en una u otra forma entregaron la conducción del movimiento y, una vez complicados en la traición, no fueron capaces de una actitud digna frente a la inmolación de tantos jóvenes patriotas.
Ya en Diciembre de 1959, la columna al mando de Brizuela, que había penetrado en procura de un aeropuerto a pedido de la Junta, fue abandonada a su suerte por la acción negativa de algunos dirigentes de posadas. Entre ellos Aniáno Díaz de Vivar. Los mismos obstaculizaron la organización de su rescate al recibirse la orden, llegando incluso a impedir que se facilitara el transporte necesario para el grupo de enlace. Jugaron en ello la ambición y la vanidad, frente a la revolución y el destino de los combatientes. En esa forma, los hombres de la columna Brizuela fueron muertos unos y prisioneros otros, por la actitud negativa de esos políticos de viejo cuño que anteponen su “capital político” a la vida de los jóvenes en lucha. Brizuela fue muerto luego de haber cumplido en vano el objetivo que se le había asignado. En su heroica muerte, no se enteró jamás que los dirigentes de Posadas impidieron su salvación En la misma forma, algunos de los elementos de los mandos militares del movimiento colaboraron_ unos engañados y otros arrasados por la vanidad _ a la traición que ocasionó la desaparición total de la columna “Libertad”, la única preparada mental y físicamente para la lucha contra el sistema. Se perdió así el núcleo más brillante que se hubiera enfrentado a la dictadura alguna vez.
Solo para dar una idea, basta anotar que el operador de radio de la columna Libertad y el operador controlado por los miembros de la junta eran Herís Gauto y su hermano respectivamente. Este último, al comunicarse con la columna libertad, dio información errónea a su propio hermano, en presencia y bajo instrucciones de un jefe argentino. Esta fue la última comunicación con Juan José Rotela, y la que decidió su destino, ya que si el mismo se hubiera enterado del cautiverio de sus compañeros y la destrucción de su organización, seguramente hubiera regresado a fronteras, o encarado la lucha en otra forma. Pero Herís Gauto y Juan José Rotela confiaron en la información dada por el propio hermano del operador.
Nosotros fuimos anulados, calumniados y vilipendiados por elementos al servicio de los traidores de la junta. Ello era necesario. Había que dividir, debilitar, erradicar y silenciar a los hombres que se sintieran consustanciados con los compañeros en lucha. Juan José Rotela y Herís Gauto, junto con todos los integrantes de la columna Libertad, murieron firmes en su ideal revolucionario. Juan José, herido gravemente, fue torturado y asesinado con el clásico sadismo que caracteriza a los sostenedores del régimen.
Desaparecida la columna Libertad, muerto Juan José Rotela, caídos bajo el control de mandos extranjeros los restos de las otras columnas, el peligro para las apetencias de unos y los intereses de otros estaba superado. Pero aún faltaba una última traición.
Una vez llegado a Montevideo, se nos encomendó la misión de transportar algunos elementos que debían ser entregados a compañeros de confianza en la frontera Argentina. Sólo tres personas conocían el lugar de cita. Por falta de medios y dinero, tuvimos que hacer el viaje en ferrocarril. Al llegar a Bella unión, la policía Uruguaya nos estaba esperando en el lugar convenido. Se incautaron de seis ametralladoras y fuimos presos y procesados por un robo de armas ocurrido en el Uruguay mientras nosotros nos encontrábamos luchando en el Paraguay. El juez que entendió en la causa nos sobreseyó por “falta de motivos”.
En ese ínterin, ya el cuadro de la derrota estaba definido. Olvidado el objetivo del Movimiento, la lucha contra la dictadura los integrantes de la junta se dedicaron al canibalismo político. El grupo dirigido por Arsenio Rivero y Vargas Peñas publicó en la “prensa “de Buenos Aires un comunicado acusando de comunista a varios miembros del Movimiento. He dicho comunicado figuraba mi nombre como firmante, sin mi conocimiento ni consentimiento. Inútiles fueron los esfuerzos hechos ante dicho periódico para lograr una rectificación. En esa forma, con acusaciones de Posadas a Buenos Aires y de Buenos Aires a Posadas, de liberales a febreristas y de febreristas a liberales, se distrajo la atención hacia otros problemas que no fueran los de la tremenda responsabilidad de haber abandonado a los compañeros en lucha.
Posteriormente, y también por “La Prensa”, nos acusaron de comunistas. Con esto pretendían dar un golpe final a la idea de la revolución nacida el 12 de diciembre de 1959.
En esa forma, con la muerte gloriosa y atormentada de tantos compañeros, con la intriga y la traición adueñándose de todos los campos, se paralizó definitivamente la acción del “14 de mayo”. La dictadura pudo descansar tranquila, los politiqueros seguir jugando a la política viviendo a costas de la idea de revolución; entreteniéndose en pequeñas e intrascendentes conspiraciones de frontera, o propiciando el enfrentamiento de los grupos, desuniendo cada vez más a los paraguayos, en lugar de aglutinarlos para el decidido enfrentamiento con el sistema tiránico que nos llena de oprobio.
Tal es el capital con que volví al seno de mi hogar; una dolorosa experiencia de intrigas, traiciones y debilidades. Esa experiencia la entrego a la juventud de mi patria para que evite en el futuro los errores cometidos; para que lleve siempre como bandera de lucha la unidad nacional, la idea de patria libre y soberana; la justicia; el respeto a la dignidad del hombre y la honestidad y responsabilidad como símbolos de redención de nuestro pueblo.
La idea seguirá adelante; la revolución paraguaya vendrá, pues la marcha de los pueblos hacia el futuro no podrá ser detenida, y allí delante, marchando al frente del pueblo paraguayo, estarán los guerrilleros del “14 de Mayo” inmolados por la dictadura, estará la idea del 12 de diciembre de 1959, estará la patria paraguaya robustecida por el esfuerzo de sus hijos en un común anhelo de superación; y estará Juan José Rotela, reviviendo en la libertad paraguaya.