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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

CADA VEZ PEOR

Alarmados ambientalistas señalaron que las aguas de la bahía de Asunción correrían  la misma suerte que las del lago Ypacaray, es decir, la contaminación por substancias toxicas que primero hará imposible que las mismas puedan ser utilizadas para el baño en la temporada estival y luego el olor nauseabundo ganará todo el centro de la capital de la república tornando irrespirable el aire, igualito que lo acontecido en San Bernardino y Areguá.

Recién ahí las autoridades se preocuparan de lo que este aconteciendo y antes que atacar el mal, tratando de parar la contaminación, se preocuparan, de repartir culpas, creando hipótesis de la fuente de la contaminación, luego se creará sendas comisiones para entender y solucionar el problema que es la mejor manera para no hacer nada.

Pues si realmente se quiere  solucionar el problema de la contaminación ya en estos momentos y con las primeras denuncias  brindadas por los especialistas debieron los responsables de prender la luz de alerta y trabajar para ver las causas y remediarlos en el tiempo más corto posible, de tal forma que no se llegue con la bahía a los extremos que se tiene con el Lago Ypacaray.

 Obviamente, estos casos también tienen que ser derivados a la justicia ordinaria, buscando la sanción a los culpables. Las  consecuencias negativas para el   ecosistema de nuestro país ya comienzan a sentirse, aparte de las pérdidas económicas que acompañara al descreimiento y la pérdida de autoestima que hechos de esta naturaleza tienen sobre la población,  igualmente el daño  económico que la contaminación del lago dejó para los pueblos cuyos habitantes  viven del turismo en la zona del Lago Ypacaray.

Lamentablemente no existe conciencia ciudadana sobre el mal terrible, casi irreparable, que se causa al medioambiente con estas acciones irresponsables y que se enmarcan dentro de lo que se considera delito ambiental, que  en los papeles tiene rigurosas  penas carcelarias para sus autores, lo que lamentablemente pocas veces fueron aplicadas en el país.

También los funcionarios públicos afectados a tareas vinculadas al control ambiental, debieran de velar con mayor celo por el cumplimiento estricto de las leyes, porque de otra manera alguna vez se le reclamará el silencio cómplice y criminal,  cuando ya solamente nos quede llorar el bien perdido. Porque a este paso la destrucción ambiental es sostenida y voraz.

En efecto pareciera que mientras no exista una nueva conciencia ambiental en la sociedad todo seguirá igual o peor, ya que hasta el momento y a pesar de toda la predica con ejemplos incluidos sobre los efectos devastadores que tiene para nuestro país la destrucción de los elementos naturales como los bosques, los cursos hídricos y hasta nuestras reservas acuíferas, sin embargo se hace tan poco para combatir esta destrucción y menos repararlas.

 Andrés Granje

 

 

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