LA CONSULTA DEL 29 DE SETIEMBRE ENTRE EL PLRA Y LOS PROGRESISTAS
Repetir la idea de la ANR como El adversario a derrotar en este proceso, imposibilita el crecimiento de un proyecto político superior y diferente. El 29 de setiembre próximo, a través de una consulta, se definirá el candidato de lo que fuera la Alianza Patriótica para el Cambio, la articulación que apuntaló la candidatura de Fernando Lugo a la Presidencia de la República. Un frente de una variedad de grupos -algunos considerados de izquierda- disconformes con los partidos tradicionales (PLRA y ANR, principalmente) asumen la candidatura para el 29 de Ricardo Canese. Canese ya fue presidente de la Junta Municipal de la comuna asuncena en el primer período de los gobiernos municipales electos (1991-1996), cuando en Asunción, para sorpresa de muchos, ganó la intendencia el hoy senador Carlos Filizzola. Desde ese tiempo, una idea ronda los procesos electorales: el enemigo común es la estructura del Partido Colorado y que, por lo tanto, las alianzas de los “sectores progresistas e independientes” con el PLRA caen como natural, sin discusión a fondo de prácticas, políticas y formas de representación popular.
Esta realidad hizo, por ejemplo, que en las elecciones del 2001, el liberal (liberal en todo su término) Martín Burt se alzara con la candidatura de esta alianza (el PLRA, “los independientes y los progresistas”). A la candidatura llegó a través de una encuesta que lo dejaba mejor posicionado que el entonces representante del Encuentro Nacional, Alfredo Boccia que, dicho sea de paso, es sobrino de Franklin Boccia, el candidato actual por el PLRA para la consulta.
Todas las personas empadronadas en Asunción podrán votar el 29 de setiembre, un feríado que recuerda la batalla de Boquerón, el primer enfrentamiento armado entre tropas bolivianas y las tropas regulares paraguayas durante la Guerra del Chaco (1932-1935)
El PLRA, que cuenta con una estructura refinada de comités y votos más o menos cautivos que rondan los 20%, tendrá las mejores chances de imponer su candidato. La posibilidad de triunfo de Ricardo Canese está directamente relacionada con la difusión masiva, multitudinaria, que genere la sensación a los habilitantes de la ciudad de que realmente está frente a una competencia importante. El Frente Guazú y los otros grupos que apoyan su candidatura así lo entienden y han corrido con el gasto de difusión, pero el volumen, hasta ahora, no ha sido de un valor superlativo como para inundar el clima de competencia electoral. El PLRA, por su parte, hasta ahora, hace exactamente lo que cree que le conviene: la menor propaganda posible de modo que las elecciones queden entre los aparatos partidarios donde, con seguridad, tendrá una preeminencia. Cuanto menos difusión, más interna la cuestión, y todo se convierte en un operativo de operadores contra operadores.
Faltan, claro, cinco días. La victoria de Franklin Boccia ubicará al PLRA con una fuerza simbólica extraordinaria para las municipales y para las generales del 2013, ya que estaría afirmándose en una ciudad muy difícil para los liberales. En las elecciones de noviembre estarán en condiciones de ser poder comunal en más de 100 municipios.
Una derrota de Canese dejaría bastante diezmado a este abanico de gente que hace rato discute con los partidos tradicionales nuevas formas de administrar gobiernos. Una victoria, claro está, podría recrear la sensación de que se puede seguir disputando, entre otros cosas, “el sector independiente”, de modo a no llegar solo a furgón de cola del PLRA en las elecciones del 2013.
En general, repetir este modelo de ANR como adversario a derrotar imposilita el crecimiento de una fuerza distinta y superior a la idea de “independientes y progresistas”, en una ciudad que como muchas hace rato dejó de ser habitada solo por la clase media “independiente y progresista”
1 comentario
Anónimo -
Aristides Ortiz ⋅
La previsible victoria de Franklin Boccia sobre Ricardo Canese en la consulta popular de ayer deja, además de las razones electorales del resultado, varias lecturas políticas. Las razones electorales de la derrota de Canese son claras, y hasta sencillas. Su candidatura apareció muy tarde y nunca cobró vuelo. La estructura electoral del PLRA, refinada con decenios de años de ejercicio, es muy superior a la del Frente Guazu (FG). La inserción electoral de los partidos y movimientos de izquierda y de centro del FG en Asunción es escasísima. La convicción de los militantes y dirigentes de las izquierdas fue debilitada por la abrumadora realidad de que las posibilidades de victoria eran casi inexistentes. Así que Boccia y la estructura liberal en Capital hicieron lo justo y lo necesario para ganar: no hicieron mucho ruido proselitista para evitar una alta participación electoral y trabajaron al interior de su partido para asegurar el traslado de los electores el día de las elecciones. Y liquidaron el pleito con una victoria aplastante de 68,4% sobre 29,6%. Más allá de lo que se tiene que decir cuando se está en campaña, nadie en su sano juicio podía pensar que Canese ganaría la consulta de ayer.
Las lecturas políticas que pueden proponerse luego del acto electoral de ayer, son menos evidentes y sencillas. Una de ellas es que el FG y Canese resolvieron una alianza con el PLRA y acudieron a la consulta popular, cumpliendo instrucciones precisas de Fernando Lugo. Lo de ayer en Asunción fue una agenda del gobierno, desde su comprensivo interés de sobrevivir hasta el 2013 y, en este trayecto, de realizar algunos cambios institucionales de forma al Estado Oligárquico. Lo de ayer también fue, tal como lo dijo Boccia, un avance del proyecto presidencial 2013 del PLRA con un potencial aliado que podría sumar votos para aquel acontecimiento. Y, para completar, la consulta en el día del aniversario de la victoria de Boquerón fue una expresión de la confusión de la izquierda antioligárquica (Tekojoja, P-MAS, PCPS, PCP, MPP) en su andar por este complejo camino post colorado, al jugar un agenda que terminará apagándolo como una opción política para el país en el futuro.
Más lejos en el horizonte podríamos también visualizar la posibilidad muy seria de una revitalización del bipartidismo oligárquico, luego del impase Lugo 2008 que expresó su proceso de debilitamiento. Un bipartidismo azulgrana que, parece, va construyendo nuevas formas, exigidos por los nuevos tiempos, para seguir representando al poder oligárquico y colonial en Paraguay.