AHORA TOCA DESCOLONIZAR
por Jesús Ruiz Nestosa
Ya lo había anunciado antes. Ahora llegó el momento de llevarlo a la práctica. Evo Morales se dispone a “descolonizar” la educación en Bolivia. Los postulados son los que se exigen en este tipo de decisiones, ya que proponen una “educación laica, descolonizadora, revolucionaria, antiimperialista” y orientada “a la reafirmación cultural de su mayoría indígena”.
La educación laica no es ninguna novedad, ya que es la que se aplica en muchos países, comenzando por los Estados Unidos de Norteamérica y aquí en España, aunque con numerosos problemas, por las contradicciones que se dan entre un Estado laico, de acuerdo a la Constitución, y por las relaciones que se mantienen, a nivel oficial, con la Iglesia.
En la acera opuesta se alinean los Estados teocráticos, como es el caso de la mayoría de los países musulmanes, donde incluso la justicia está controlada por la religión, pues la palabra definitiva la tienen los sacerdotes.
En Bolivia la enseñanza laica no será una alfombra de rosas, ya que la ley alentada por Morales señala que la religión católica dejará de ser de enseñanza obligatoria en la escuela pública, pero se “garantiza la espiritualidad de las naciones indígenas”. Así que el señor Morales tendrá que explicarnos su concepción de lo “laico” cada vez que asiste a las ceremonias indígenas en que rezan a sus divinidades, realizan ritos para agradecer a la “Pacha Mama” (la Tierra) y se entierran fetos de llamas para atraer la prosperidad y felicidad sobre ese sitio. Laico no significa desprenderse de la religión católica, significa desprenderse de “todas” las religiones, incluso las religiones indígenas.
Evo Morales explicó que lo que se pretende es la nueva educación “ya no sea alienada, subordinada ni sometida, sino revolucionaria, descolonizadora y libertadora”. No se puede negar que el señor presidente tiene un vocabulario muy rico. O quizá un diccionario de seudónimos muy bueno. Lo que no nos explica es cuáles serán los caminos que se seguirán en este intento de “descolonizar” la educación en su país. O bien, qué se entiende por colonialismo en este caso. Sobre todo en un mundo globalizado del que tal vez quiera desprenderse.
Por ejemplo, ¿qué estudiarán los niños y los jóvenes bolivianos? ¿Aprenderán la concepción científica del universo, o, por el contrario, se indagará en la cosmovisión de las diferentes etnias (creo que son unas cuarenta) que pueblan el territorio boliviano? ¿Se estudiarán geometría y el teorema de Pitágoras o se lo ignorará porque era griego? ¿Se estudiarán matemáticas y álgebra por más que procedan de los árabes? ¿Se estudiarán el descubrimiento de América y el papel que desempeñó Cristóbal Colón en sus cuatro viajes? ¿Se lo estudiará a Simón Bolívar (de cuyo apellido viene el propio nombre del país) a pesar de sus ideas monárquicas y de su profunda admiración por el sistema político norteamericano? Algo habrá que hacer para limpiar el nombre del “Libertador” de su pecadillo imperialista.
Ni hablar del problema del idioma. Morales afirma que “la educación debe comenzar en lengua materna y su uso se mantendrá en todos los aspectos de su formación”. Lo que se calla es que en Bolivia existen treinta y tres idiomas oficiales. Por eso Morales ha dicho que se trata de educación de la vida y en la vida para vivir bien, que desarrolla una formación integral, promueve la realización de la identidad, afectividad, espiritualidad y subjetividad de las personas y comunidades”. Y el ministro de Educación, Roberto Aguilar, declaró que “es una educación para vivir en armonía con la naturaleza y en comunidad entre los seres humanos”... siempre y cuando no sean rubios, de ojos azules y hablen inglés, porque de seguro son enviados por el “imperio norteamericano”.
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