LA VERDAD DUELE
por Ilde Silvero
A una señora gorda no le gusta que le digan gorda. Un señor pelado no quiere que le llamen pelado. Un delincuente violador de menores se enoja si aparece en la prensa como un degenerado pedófilo. Alguien que cobra sueldo del Estado sin trabajar niega ser un planillero. Un vendedor de drogas odia que lo denominen narcotraficante. Habitualmente, la verdad molesta, quema, duele y por eso la mentira es tan popular en nuestros tiempos.
Todos los días nos enteramos de hechos que son ilegales, inmorales o denigrantes para el ser humano, tanto en actitudes específicas de personas como en estructuras sociales y políticas injustas y violatorias de derechos fundamentales. Cuando se proclaman públicamente, los fariseos se rasgan las vestiduras y los autoritarios buscan censurar las voces denunciantes.
Empecemos por casa. Ahora saltó a la luz que hay periodistas planilleros en la Justicia Electoral. Qué novedad. Siempre los hubo en distintas instituciones públicas. La corrupción también tiene sus adeptos entre los comunicadores sociales, como en todas las demás profesiones.
La INC dice que produce miles de bolsas de cemento por día, pero las mismas tienen la virtud de desaparecer cuando alguien quiere pagar el precio legal y reaparecen mágicamente cuando un comprador ofrece pagar el doble. Por una curiosa casualidad, los únicos que siempre tienen cemento son algunos correligionarios del presidente de la INC.
Un movimiento político está cobrando fuerza entre los seguidores de Bernardino Caballero. El hombre clave no es líder partidario ni estudió ciencias políticas, pero su generosa billetera le permite comprar muchos adherentes. Nadie le pregunta sobre sus ideales y proyectos para servir a la nación. Lo único que le piden es plata. Los que reciben el dinero tampoco se interrogan si los billetes provienen de un trabajo honrado y legal. Por lo visto, hay mucha gente que liquida su conciencia a precio de ganga.
Los sojeros siguen comprando tierras de los pobres campesinos minifundiarios y la marea verde continúa expandiendo sus límites, desde la frontera brasileña a toda la Región Oriental. ¡Qué mucha soja exportamos y qué cantidad de divisas ingresan al país! ¿Por qué no vemos también qué pasa con los labriegos convertidos en sintierras o en vendedores ambulantes en los cinturones de miseria que rodean a las grandes ciudades? ¿De qué van a vivir ahora miles de ex campesinos empujados hacia zonas urbanas que no tienen lugar ni trabajo para ellos?
En muchas familias modernas no hay límites ni normas de conducta. Los hijos hacen lo que se les antoja. Adolescentes y jóvenes fuman, beben alcohol, consumen drogas, juegan carreras con autos veloces, amanecen farreando en las calles. Algunas niñas se embarazan y abortan, muchos jovencitos se pelean o se matan a tiros, precoces corredores de autos mueren en accidentes por conducir borrachos. El dolor y las lágrimas llegan siempre demasiado tarde.
Dicen que la política es sucia y hasta ex obispos caen en la corrupción. Los honestos y decentes deben mantenerse fuera del área. Conclusión: ¿El Gobierno es solo recomendable para potenciales delincuentes?
Hace dos mil años el Maestro dijo que la verdad nos haría libres. ¿Estamos haciendo algo para que eso sea realidad?
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