LA ERA DE LA BRUTEZ
Publicado por: Ana Rivas
"¿Donde están los académicos, donde están los inteligentes?"
L a frase fue celebre -por un par de días- cuando un ex ministro de la Corte Suprema la pronunció, refiriéndose al dictamen que habían dado colegas suyos para que el ex presidente Nicanor Duarte Frutos pueda violentar artículos constitucionales y asumir la presidencia del Partido Colorado.
Muy posiblemente Altamirano no vislumbraba que su frase podría resumir el inicio de una verdadera era de la Brutez, ya que desde entonces hasta ahora, la frase sigue sin respuesta posible. Lo malo es que no sólo aquellos que la motivaron siguen tan campantes, sino que la degradación de los valores, de entonces hasta ahora, ha ido en franca profundización.
La era de la Brutez se explaya, por ejemplo, en el Gobierno. Es cada vez más brutal la manera en que los paraguayos debemos valernos por nosotros mismos para paliar, por ejemplo, los embates de los delincuentes. Los que antes eran apenas caballos locos, hoy son verdaderos profesionales del crimen. Lo notable es que mientras mas pasadas tenga por las cárceles, cuyo objetivo constitucional es - supuestamente- recuperar al autor del hecho punible para que pueda convivir en sociedad, el delincuente se vuelve aun mas perverso y peligroso. Es mas: en este gobierno se habilitó incluso la era del Tacumbu Porno, una situación que ni Victor Hugo y sus miserables hubieran podido imaginar.
La era de la Brutez se enseñorea también en el vapuleado sector de la salud pública, donde ya nadie entiende nada: que los estudiantes paraguayos enviados en masa a la isla en realidad no son médicos y que estos, que aseguran que sí lo son, no aportan ni para trasladar camillas en tiempos del dengue. Por cierto, el dengue tiene cada vez mas cara de plaga bíblica, como si Dios haya decidido que nos merecemos la plaga por cochinos.
El bruterío tiene su máxima expresión en hechos como el que afecta al joven Gabriel Franco, un muchacho que cometió la imprudencia de querer ir a ver un partido de fútbol. Fue baleado en la cabeza. Tiene 16 años y aun está por verse si conserva su vida. Su supuesto agresor tiene sólo cuatro años más . Es un joven que vive en las drogas, el desenfreno, la violencia, el alcohol. Es decir, vive en una situación que aparece cada vez mas como algo normal. Lo normal en la era de la brutalidad.
Y por cierto, no hay mayor brutalidad que el sistema que nos transforma en brutos: el educativo. Cada vez se lee menos, cada vez se exige menos, cada día la disciplina, el esfuerzo, el conocimiento, la razón, la decencia, la ética, la transparencia, cotizan a pérdida en la bolsa de nuestra sociedad y en el devenir de nuestras vidas.
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