VIDA DIGNA
La inundación es algo que llegó para quedarse entre nosotros por varios meses, según los expertos, las previsiones hablan que en lo que resta de julio y agosto el río bajara sin llegar a las marcas de antes de la gran riada del Paraguay, luego con los meses de setiembre y octubre se tendrá la temporada de lluvias habituales y a fin de año aparecerá el fenómeno del niño, que promete nuevamente muchas lluvias, lo que indica que antes que el río vuelva a bajar a su nivel normal de vuelta incrementará su flujo con lo cual el panorama no es nada alentador.
Las razones son obvias con tantas familias damnificadas por la crecida del río, padeciendo en medio de tantas precariedades, de vuelta se vendrán jornadas muy desfavorables para esta gente, la solución no es fácil para un país que siempre vivió en las improvisaciones, del día a día y en donde nos cuesta planificar y ejecutar estas planificaciones. Todos los que fueron a levantar sus viviendas en las zonas anegables sabían a que atenerse, pero todos veían esa posibilidad como muy remotas y alejadas que pudiera acontecer.
El mismo estado nunca se preocupó de esta situación, es más le parecía irrelevante, los políticos los veían como un coto de caza de votos barato, accesibles y a mano, por eso les prometía y a veces cumplían con mejoras irrelevantes dentro de estos núcleos habitacionales invivibles, que son los barrios marginales, el empedrado o asfaltado de algún pasillo interno, un débil tendido eléctrico del cual se colgaban las conexiones clandestinas, con los que les mantenían contentos, en medio de la precariedad y la inseguridad que el mismo ambiente genera.
Sin embargo, todos sabemos que la solución definitiva vendrá cuando se tome con seriedad el problema y se construyan las viviendas sociales que les permitan vivir con cierta dignidad en sus hogares, esto podrán ser construidos en estos mismos sitios una vez que el terreno sea elevado a las cotas adecuadas de tal forma que las viviendas no se vean afectadas por la riada en el mañana, en casos muy especifico pudiera pensarse en la construcción de estas viviendas en las ciudades que circundan la capital, asegurándolos también transporte, escuelas y servicios básicos en los nuevos barrios.
Esto obviamente tiene que tener un costo aunque sea simbólico para esta gente, de tal forma que valoren las viviendas que les sean adjudicadas, igualmente deben comenzar a pagar por los servicios de agua y electricidad, aunque sean tarifas especiales y reducidas, de tal forma que se conviertan en ciudadanos y contribuyentes del municipio y puedan comenzar a exigir calidad y eficiencia, lo que ya no se puede permitir es esta afrenta a la vida, las paupérrimas condiciones en que desenvuelven sus existencias tantos compatriotas y ese negro destino que estamos ofreciendo a tantos niños que viven en medio del desamparo y la miseria extrema y que serán los ciudadanos del mañana.
por Andrés Granje
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