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“EL PERIODISMO ES LIBRE Y NO RESPONDE A NINGÚN GOBIERNO”

Javier Darío Restrepo: Desde el momento en que un periodista se inclina ante las banderas de un gobierno o de un partido, pierde su dignidad y deja de servir a la sociedad. La base de la credibilidad es la ética.

El periodista debe ser independiente y crítico al poder, pero para hacerlo no debe renunciar a su libertad y tiene que mantener la distancia con el poder para que su crítica sea creíble, pero además para no caer en la tentación de servir a un determinado gobierno o partido político, convirtiendo a la información en propaganda, es la reflexión de Javier Darío Restrepo, el maestro de la ética.

“Uno ejerce el periodismo como persona y sus cualidades como persona resultan incorporadas al quehacer periodístico”, explicó Restrepo durante su exposición, además de recomendar que los periodistas puedan trabajar sobre la base de una agenda propia impuesta por el interés del bien común y no de un gobierno, director de un medio, jefe de redacción o editor. Sólo un teórico logra, como quien divide en dos un cabello, separar su condición de persona de la de periodista. “Por eso es imposible construir un periodista ético si, previamente y como base permanente, no se es buena persona”, señala el experto.

 

Restrepo estuvo en Bolivia y pronunció una conferencia sobre libertad de expresión y ética en un seminario organizado por la Asociación Nacional de la Prensa, La Asociación de Periodistas de La Paz, la Confederación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia y la Asociación de Radiodifusoras de Bolivia, con el apoyo del Centro Carter.

 

El periodista colombiano conversó con La Prensa para reflexionar sobre la realidad del periodismo en Latinoamérica y en Bolivia, sobre las intenciones de los gobiernos de ejercer un control sobre los medios de comunicación y los periodistas, además de las actitudes que deben asumir los periodistas para mantener su trabajo al servicio de la población y no caer en la tentación de pasar los límites que impone la ética

 

periodística.

 

—¿Cómo ve el ejercicio del periodismo en Latinoamérica en este tiempo?

 

—Es un ejercicio difícil porque se fueron fortaleciendo unos gobiernos que tienden a tener todos los controles en sus manos y que no consienten que el periodismo ejerza de modo independiente su tarea.

 

—¿Cuál es el objetivo de los gobiernos para los periodistas y los medios de comunicación?

 

—Quieren tener al periodismo subordinado y convertido en un aparato de propaganda y lo están haciendo al ejercer controles a través de la publicidad oficial, porque es un sistema que les garantiza a los gobernantes una sumisión de los medios de comunicación. Para ellos, medio de comunicación que se porta bien, es decir que habla bien de los gobiernos, es un medio de comunicación que tiene propaganda oficial; en cambio, medio que se convierte en crítico y en voz de la población y que ejerce crítica y control sobre los gobernantes es un medio de comunicación que queda sin la publicidad oficial.

 

—¿Existen otros factores para controlar a los medios y a los periodistas?

 

—Sí, los malos sueldos de los periodistas, por ejemplo, pues está claro que un periodista mal pagado no puede llegar a tener un ejercicio correcto de la profesión y menos de calidad. Lo lamentable es que eso no vaya a cambiar de inmediato porque en ese tema no existe ningún mecanismo de control de los gobiernos sobre las empresas periodísticas.

 

—Desde ese punto de vista, ¿cuál es el panorama del periodismo en Bolivia y América Latina y su futuro?

 

—Lastimosamente penosa, porque existe un afán desenfrenado de los gobiernos en su intento de ejercer un control sobre los medios de comunicación. A eso se suman los intentos por cambiar la perspectiva de las empresas que tienen una estructura que funciona como cualquier empresa que explota a sus trabajadores. Además las universidades están dejando mucho que desear en la formación de los periodistas, les están enseñando muchas técnicas, pero no les están enseñando actitudes, y el periodismo es más actitud que técnica. Por eso es necesario realizar un cambio urgente.

 

— ¿Qué pasa en países polarizados políticamente como el caso boliviano, donde se pretende que el periodismo tome partido?

 

—El periodismo es libre, no responde a ningún gobierno o partido político, sino a la sociedad, y cuando uno deja de ser libre, se está haciendo caricatura de periodismo, por lo consiguiente, en esas situaciones depende del propio periodista el mantener su independencia. Nadie pide permiso para ser libre y es una afirmación de libertad del periodista decir no estoy ni con uno ni con otro, porque estoy bien resguardado en mi universalidad y sobre todo mi profesión.

 

—¿Y qué pasa con los que toman posición política?

 

—Desde el momento en que un periodista se inclina ante las banderas de un gobierno o de un partido, pierde su dignidad, pierde su independencia y por consiguiente no está haciendo periodismo, sino caricatura de periodismo. El periodismo se distingue sobre todo por la independencia y por la dignidad para el ejercicio.

 

El momento en que uno opta por un grupo o por otro deja de hacer información y comienza a hacer propaganda, por lo tanto desaparece la función periodística. El principio fundamental es que el periodista no debe renunciar a su personalidad, porque cuando va cediendo fácilmente a esto (inclinación política), es un periodista que entendió demasiado tarde que nunca debió ser periodista, porque para ser tal se necesita tener personalidad.

 

—¿Y cuando los gobiernos consideran a los que no toman posición política sus enemigos?

 

—Eso ocurre siempre cuando se es crítico, pero no es sensato ni aconsejable que el periodista se sienta enemigo de nadie ni de los gobiernos.

 

Lo que tiene que ocurrir es que el periodista tiene que tomar distancia del poder para ejercer la crítica del poder, pero para que esa crítica sea creíble tiene que ser muy cerebral y, sobre todo, tomando distancia.

 

Está claro que si soy antigobierno, nadie me va a creer lo que yo diga, y si soy pro gobierno, tampoco me van a creer, por eso yo debo tomar el camino del medio que es el que señala el interés de la colectividad.

 

—Ante la situación de estar al medio en un sistema político polarizado, a veces se ejerce la autocensura.

 

—La autocensura es la parte del silencio, pero que se impone por miedo o por interés.

 

—¿Se la puede imponer por una ley?

 

—El temor a una ley puede ejercer una autocensura o el temor a un interés, también, como te lo decía.

 

—¿La libertad de expresión tiene limitantes?

 

—Libertad de expresión, como lo dice la misma palabra, es que tú puedas expresarte sin que encuentres límites, ni externos, ni internos. Los externos son supremamente conocidos: viene a ser toda esa cosa tan vulgar de la amenaza, del asesinato, de llegar militares con tijeras en las manos a cortar el editorial o las noticias y demás. Es la parte vulgar de la censura. Hay una parte más pudorosa de la censura que es esa que pone trabas legales, pero no dirigidas expresamente a la prensa, sino indirectamente.

 

—Entonces, ¿cuál es la mayor riqueza del periodista?

 

—Su credibilidad, y eso lo tiene que comenzar a acumular un periodista desde el comienzo mismo de su carrera; ése es su tesoro, y es un tesoro que no puede ser reemplazado por nada y es un tesoro que cuando lo pierde el periodista, es como si perdiera la columna vertebral.

 

—¿Y la base de esa credibilidad es la ética?

 

—La credibilidad está hecha por elementos éticos y un elemento ético fundamental es la aspiración a ser profesionalmente excelente.

 

—¿Una ley regula la ética?

 

—No, son dos realidades completas distintas. El hecho de que se pretenda imponer la ley es un absurdo. Implica el desconocimiento más olímpico de lo que es la naturaleza de la ley y lo que es la naturaleza de la ética, son cosas completamente distintas.

 

—¿Y se puede regular el ejercicio del periodista?

 

—Sólo a través de la autorregulación, porque los gobiernos son los menos indicados para regular a los periodistas, ya que tienen el propósito de que éstos sigan sus indicaciones y queden plegados a sus intereses. Pero además con un ejemplo te digo por qué los gobiernos no pueden regular. Porque es como mandar al ratón a cuidar el queso.

 

Los gobiernos son los menos fiables para que estén hablando de regulación. Los dueños de los medios de comunicación han perdido toda autoridad en el momento en que convirtieron éstos en negocios. Por ello queda un papel muy importante para cumplir en las asociaciones de periodistas. Allí sí se puede iniciar un proceso de autorregulación, pero en último y definitivo término, quien tiene la palabra allí es el propio periodista, por lo que te decía anteriormente. Nadie pide permiso para ser libre y el periodismo es un ejercicio de libertad.

 

—En el caso de la Ley Contra el Racismo promulgada en Bolivia, se está pretendiendo imponer una censura previa. ¿Qué opina sobre ello?

 

—Es un intento ingenuo de imponer un acto con sanciones, porque resulta que esas actitudes las tienen que formar interiormente las personas. Se puede contribuir a la formación de esa actitud a través de un proceso educativo y en esos procesos educativos todos los gobiernos son analfabetos. Ellos no saben de procesos educativos. Cuando un gobierno emprenda un proceso educativo, tiene que empeñarse muy a fondo, sobre todo dejarse asesorar por personas que sí sepan de procesos educativos.

 

El problema para los gobiernos es que los procesos educativos son largos y requieren paciencia, y los periodos de los gobiernos son cortos y los políticos nunca son pacientes, porque siempre están buscando resultados inmediatos.

 

—¿Cuál es la recomendación para el periodista boliviano en esta coyuntura?

 

—Que no pierda su independencia, su libertad y credibilidad, y para ello deberá trabajar con una propia agenda que responda al interés del bien común.

 

“El periodismo es un ejercicio difícil en estos tiempos”

 

“Los gobiernos quieren subordinar al periodista”

 

“La credibilidad es la mayor riqueza del periodista”

 

“Se cambian las actitudes a través de la educación”

 

PERFIL

 

Nombre: Javier Darío Restrepo

 

Maestro de ética, ejerció el periodismo en prensa y televisión por más de 40 años. Profesor de postgrados de periodismo en la Universidad de los Andes y la Universidad Javeriana. Es Defensor del Lector en el Colombiano de Medellín.

 

http://www.laprensa.com.bo/noticias/7-11-2010/noticias/07-11-2010_6844.php

Martín Balcázar Martínez

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