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HA… CHE RETà PARAGUAY ✓

UNIVERSIDADES DE CARTÓN

por Lourdes Peralta

No es nada extraño que le preguntes a un chico de 18 años qué carrera le gusta y mirando su celular te diga: “Y… no sé… toavía…”. Los adolescentes sufren crisis de indecisión, la mayoría no sabe qué le gusta, ni para qué es bueno, mucho menos cuál es el compromiso con una profesión. En nuestro país la epidemia de universidades fantasmas y/o mediocres está retrasando la formación cabal de los paraguayos.   

El libre acceso a la universidad es una dura piedra en el zapato de la intelectualidad. Muchos dicen que después el programa se encarga de “filtrar”. Si esta política fuera cierta, ¿por qué nuestra sociedad no avanza? La misión de la universidad no es proveer solo desarrollo personal; hay un deber de involucrarse con ideas y ejecuciones positivas en distintos ámbitos, y hay un deber moral social-universal. Las universidades de cartón están sacando individuos igualitos, sin preparación, centrados solamente en los deseos de progreso económico. Legalizada, la mala semillita se planta en las escuelas que regalan “5 absoluto” a los alumnos con tal de obtener el visto bueno en la planilla de “ayuda$” que provee la educación global comercial.   

 

 Tenemos un montón de universidades, pero cada vez más precariedad de amor al estudio y bienestar de la humanidad. Los paraguayos cargamos con el gran problema de ser un pueblo que no quiere leer; cada día se entregan títulos y salen fotos en las páginas sociales llenas de “licenciados, másters y doctores”. Pero luego nos topamos diariamente con la estrepitosa pobreza académica.   

 

Ahora bien, quien tiene el ardiente deseo de aprender no necesita universidad. “Las universidades perdieron la virtud y solo sacan empresarios”, opinaba una directora universitaria.   

 

La pérdida de la vocación –en todos los ámbitos–, sumada al comercio y manipulación de la educación, es la gran enfermedad del mundo. Médicos a quienes no les importa la vida, abogados ambiciosos que manipulan la ley, profesores que odian enseñar… Por eso tenemos tantos jóvenes a la deriva. Por eso tenemos tantos infelices desocupados u ocupando puestos laborales donde todo les cuesta, donde se amargan y amargan, donde detienen el crecimiento de un país y su gente.   

 

Escucho con pena las quejas de padres que gastan lo que no tienen por mandar a su hijo a la universidad. Y de aquí deducimos tres problemas graves: 1) La presión sobre los hijos para que sigan la carrera por ellos elegida o, de lo contrario, los echan de la casa o los humillan constantemente. 2) Hijos que inician una carrera de 5 años, hacen 3 de innumerables gastos, de estrecheces para toda la familia y después vienen con el “no me gusta había sido”. 3) Las universidades que se aprovechan maquiavélicamente de ambos puntos.   

 

Paraguay alcanzaría muchísimo más desarrollo y felicidad si promoviera e implementara las carreras técnicas y oficios en vez de permitir universidades chupasangres. Qué error es creer que la facultad “vale más” que otras elecciones. ¿Cuál es la ofensa de no tener un título universitario? Alemania es Alemania porque piensa y aplica; ellos tienen un sistema educativo donde desde la educación primaria, por las notas y capacidades, los alumnos van tomando ordenadamente su camino profesional. Deberíamos adaptar el concepto, reconociendo nuestras limitaciones y sacando provecho de nuestras habilidades. Acabemos con la mafia de las falsas universidades que solo buscan enriquecerse y poco les importa el futuro.

1 comentario

Ciriaco Soler -

No sólo eso, sino el bajo nivel académico, profesional y moral de muchas de las universidades que hay en el país.

Yo mismo he cancelado la matrícula tras un año en la Universidad Autónoma de Asunción, porque la desorganización administrativa era bestial, los aranceles exagerados (creía que un arancel caro era garantía de calidad y seriedad, aparte del majestuoso edificio) y las prácticas ilegales (como no devolverte los certificados originales que presentas en la matrícula)y luego encontrarte con que te dicen un precio... Y LUEGO TE COBRAN OTRO, te pierden los legajos, para expedir cualquier documento cobran caro pero luego tardan una barbaridad, los funcionarios no están capacitados y al llegar a los últimos cursos, las materias que te restan para terminar NO SE HABILITAN, y te dejan tirado los años que les da la gana.

Con universidades así, que lo único que transmiten es mediocridad, tratos vejatorios al alumnado, aranceles carísimos, y una falta de respeto impresionante, es lógico que tengamos el país que tenemos.